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Impaciencia con la generación Löw

  • La eliminación ante Italia centra las críticas en el seleccionador de un conjunto teutón que suma 16 años sin obtener un título

Aunque Alemania ha progresado desde 2006 con Joachim Löw en el banquillo, la derrota en semifinales ante Italia marca un punto y aparte del que el seleccionador será seguramente señalado como responsable.

Si se tienen en cuenta únicamente los números, esta caída frente a los italianos no tiene nada de vergonzoso para la Mannschaft, pero el equipo lleva ya muchos años en un "casi", sin llegar nunca a levantar el trofeo. Fue semifinalista en los Mundiales de 2006 y 2010, y cayó en la final de la Eurocopa 2008.

Había llegado al torneo continental de Polonia y Ucrania con un único objetivo: el título. Y para ello llegó a encadenar una racha de quince partidos oficiales seguidos ganados. Hasta ahí, Löw lo había hecho todo bien. Elegir a Mario Gómez por delante de Klose, optar por Hummels antes que por Mertesacker en defensa, decantarse por Bender para reemplazar al sancionado Jerome Boateng ante Dinamarca, o incluso cambiar toda su línea de ataque en cuartos de final frente a Grecia.

Todo ello habían sido apuestas muy arriesgadas, pero ganadoras. Löw afirmaba que tenía 23 jugadores muy fuertes y casi intercambiables, por lo que adivinar su once se había convertido en una misión casi imposible. Sus críticos, eso sí, no dejaban de subrayar que en el fútbol cambiar constantemente de once inicial no acostumbra a ser una buena idea.

La sorpresa del jueves -poner a Kroos en lugar de Reus y volver a contar con Mario Gómez en punta y Podolski en la banda izquierda- terminó siendo desastrosa y Alemania tendrá que seguir esperando para conseguir un gran título, dieciséis años después del último, la Eurocopa de 1996.

"Creo que se cuestionarán (a Löw), sus decisiones, su manera de entrenar y sus cambios durante este torneo", señaló el ex internacional Michael Ballack, enfrentado al seleccionador desde que lo apartó del equipo nacional. Pero lo peor de esta caída es la traición a los principios repetidos desde hace semanas y que dañan la credibilidad del seleccionador.

¿Cuántas veces ha insistido con que su equipo debía desarrollar su juego sin tener en cuenta el adversario, que quería "actuar y no reaccionar"? Pues bien, antes del partido ante Italia ya dijo que se adaptaría a la Nazionale, con un plan anti Pirlo.

Löw llegó al cuerpo técnico de la Mannschaft como asistente de Jürgen Klinsmann, un día después de la eliminación en la primera ronda de la Eurocopa 2004, y fue remodelando pacientemente el fondo y la forma del juego del equipo, convirtiéndolo en más ofensivo y más técnico.

Ese trabajo que inició en 2006 dio sus frutos y de manera espectacular, ayudado por la emergencia de talentos como Özil, Khedira y Müller. Pero la historia sólo recuerda los títulos. "Si no ganamos títulos no podremos hablar de Generación Dorada", decía hace unos meses el capitán, Lahm. Justo tras el partido, Löw intentó calmar los ánimos recordando que no había motivos para empezar a dudar de esta generación ni para "ponerlo todo en duda".

"Era el equipo más joven de la Eurocopa. Vamos a digerir esta derrota para volver con más fuerza. Hemos desperdiciado la ocasión de pasar a la final, pero tendremos otras", afirmó.

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