Tenis | Wimbledon

Nadal entierra una pesadilla

  • El balear se cita con el galo Tsonga tras imponerse al irreverente Kyrgios por 6-3, 3-6, 7-6 y 7-6

  • Federer sigue adelante al batir al británico Clarke

Rafael Nadal celebra de manera efusiva con un salto uno de los puntos ante el australiano Nick Kyrgios.

Rafael Nadal celebra de manera efusiva con un salto uno de los puntos ante el australiano Nick Kyrgios. / EFE

Cinco años después de sufrir una amarga derrota en el All England Club, Rafael Nadal enterró una pesadilla que guardaba en su mente al derrotar a Nick Kyrgios por 6-3, 3-6, 7-6 (5) y 7-6 (3) y avanzar a la tercera ronda de Wimbledon.

Ahora, después de librar por el camino otras cinco batallas, el balear se mantuvo en calma, soportó tranquilo las dejadas de su rival, sus golpes entre las piernas y saques de cuchara, sus 29 aces y discusiones con el juez de silla. Nada perturbó su esquema de juego, y a pesar del virtuosismo ocasional del australiano y de sus geniales toques en la red, el español ganó el choque hablando en la pista sólo con sus golpes y levantando el puño cuando, enrabietado, sacó de su pecho toda la emoción contenida, propia de un gran duelo.

Quince mil espectadores llenaron la central y premiaron las jugadas al igual que silbaron al aussie cuando sacó por debajo a Nadal. Un golpe lícito, pero una irreverencia para el clasicismo inglés en la Catedral del tenis. El encuentro comenzó con Kyrgios despertando poco a poco. En este primer set el saque del mallorquín marcó las diferencias. Seguro, rápido y efectivo, ganó tres juegos en blanco y sólo cedió tres puntos con su servicio. Nadal, que había logrado un break en el segundo juego, cerró este parcial con su primera volea de derecha.

El saque del australiano había permanecido bajo mínimos hasta entonces, pero comenzó a calentarse en la segunda manga. Kyrgios subió las revoluciones y la velocidad, y consiguió uno a 222,089 kilómetros por hora. Cuando sacó el puño por primera vez en el encuentro ya había robado por primera vez el servicio del español (2-0).

El auténtico Kyrgios apareció entonces. Más activo, inquieto, hablador e imaginativo y también guerrero. Rápidamente se colocó con ventaja de 0-3 y comenzó a discutirlo todo. Primero se quejó de que Nadal tardaba demasiado en colocarse al resto y lego sus gestos negativos se hicieron ya permanentes. Cuanto más discute y se enerva, mejor saca, mejor pega de derecha. Y aunque Nadal rompió en el séptimo (3-4), su rival fue capaz de robar de nuevo el servicio del español a continuación y ganar el suyo al siguiente para hacerse con el segundo parcial.

A esas alturas, Kyrgios ya estaba en plena efervescencia. Sus conversaciones y discusiones con el juez de silla, el francés Damien Dumusois eran constantes en los intercambios. "No eres nadie. Piensas que eres importante, pero no tienes ni idea. Eres una vergüenza", le dijo en un momento.

Nadal mientras, mantenía la calma, sólo rota cuando ganó el noveno juego y rompió su silencio. "Vamos", gritó con rabia girándose hacia el público. En esta manga no había habido ni una sola bola de rotura por ambas partes y así se llegó al desempate. Con Nadal centrado y a lo suyo, y haciendo un "ace" en el recorrido, el balear se colocó primero 5-2 y luego 6-3. Kyrgios amenazó acercándose 6-4, pero el español conectó una gran derecha y saltó después por los aires, levantando el puño para festejar su alegría por haber ganado el tercer set.

El cuarto set tuvo el mismo panorama. Ninguna oportunidad de rotura, fuerzas niveladas y adrenalina al máximo. Resultado: segundo desempate de la tarde, y de nuevo Nadal se hizo de acero. Con seguridad en esos momentos clave, se colocó 3-0. No hubo drama al final, un fallo de Kyrgios dio un triunfo que sabe a gloria. Ahora se enfrentará con el francés Jo-Wilfried Tsonga, dos veces semifinalista (2011 y 2012), acompañado en Wimbledon esta vez por el técnico Thierry Ascione, en vez de Sergi Bruguera capitán del equipo español de Copa Davis, y que derrotó al lituano Ricardas Berankis, por 7-6 (4), 6-3 y 6-3.

Sin excesivos problemas ni sobresaltos, ni tampoco exceso de virtuosismo, Roger Federer liquidó al británico Jay Clarke para alcanzar la tercera ronda de Wimbledon, con una victoria por 6-1, 7-6 (3) y 6-2. Federer regresó a la pista 1, la misma en la que perdió la temporada pasada en cuartos de final contra el sudafricano Kevin Anderson, y allí, con semblante serio y sonriendo tan solo al final sumó su segunda victoria este año. El suizo acabó el partido con diez saques directos y sin ceder una sola vez su servicio.

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