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Pablo Ruiz ve a un Unicaja Costa de Almería de diamante

  • El segundo entrenador de los verdes muestra una confianza total en la plantilla y avisa de que regresa en un gran estado de forma

Pablo Ruiz, segundo de Manolo Berenguel en el Unicaja

Pablo Ruiz, segundo de Manolo Berenguel en el Unicaja / D.A. (Almería)

“Lo hemos aprovechado para hacer una ‘minipretemporada’, así que, en el aspecto físico, podemos decir que ha sido incluso positivo, nos ha dado tiempo a trabajar de forma más pausada, y es verdad que a nivel competitivo nos rompe, porque al final se suman muchas semanas sin ningún partido contra otro equipo y eso afecta, pero jugarán el sábado como si llevaran cinco seguidos y en un gran estado de forma”. Se ilumina la cara de Pablo Ruiz cuando habla de los jugadores, “confío plenamente en ellos”, con los que pasa horas en gimnasio y en pista: “No es una sorpresa, pero sí algo muy grato, que los chicos son súper profesionales, del primero al último; no se saltan nada, siempre piden más, piden trabajo complementario; una maravilla”.

La COVID-19 impidió, por situación sobrevenida, el debut en 2022 de Unicaja Costa de Almería, y sobre el virus habla el segundo entrenador de los verdes para recordar que “es un rival fuerte”. Ruiz analiza la doble cara con la que el virus puede aparecer, bien desde fuera, “lo que nos podemos encontrar es tener que jugar cinco partidos en dos semanas, o seis, y nos rompería un poco la organización que tenemos, pero tampoco afectaría mucho a los jugadores, porque son muy profesionales”, o ya peor, desde dentro: “Tenemos una plantilla no sé si corta, quedarse con un jugador fuera puede afectar en el juego, pero ojalá que no nos toque, que sigamos sanos, sobre todo pensando en la Copa, que no nos pille justo antes, que sería la faena grande”.

Segundo partido aplazado para los verdes, ni al volver del primero ni tampoco para regresar de este segundo habrá dudas, si bien ahora el parón ha sido más largo al encadenarse con las vacaciones de Navidad: “Han tenido tiempo para descansar y creo que llegan a tope; luego puede pasar cualquier cosa, y además jugamos contra un equipo muy fuerte, pero llegan en un estado de forma muy bueno, descansados, asimilada la mucha carga de entrenamiento en las últimas dos semanas… el equipo está perfecto para el partido y yo confío plenamente en los jugadores, insisto en que van a jugar como si llevasen cinco seguidos, en ese ritmo”. Se lo demuestran día a día con una actitud que es clave, tal y como subraya y ensalza a partes iguales.

En ese sentido, a su juicio “hay que darle mucho mérito a los jugadores” respecto a permanecer invictos: “Me he encontrado con un equipo híper competitivo y eso hace que puede estar invicto después de 12 partidos, y que afronte la segunda vuelta con las mismas ganas y la misma ilusión que el ‘día uno’; entonces, mucha parte de culpa de la racha que llevamos es por la propia personalidad de los jugadores, y sí, es verdad que el trabajo se está haciendo muy bien, pero también que los jugadores están súper comprometidos con el de físico y con el de pista”. Ruiz sabe que “todo suma, una unión perfecta: el trabajo físico está bien programado, el de pista también es muy bueno, y como los chicos cumplen todo a rajatabla, se dan los resultados”.

Como muestra, un botón, en este caso relativo a la actitud tras el aplazamiento del choque del sábado pasado: “Lo confirmamos el miércoles, y los entrenamientos de jueves, viernes y sábado fueron espectaculares, a un nivel altísimo; los jugadores se estuvieron dejando todo”. Lejos de ser presión, seguir invictos es “una motivación para ellos”, con los pies en el suelo: “Es muy difícil mantener el mismo nivel durante siete meses, que son los de competición, con la Copa de por medio; si hablamos de invictos hasta el mes de marzo… significa que la Copa la tenemos aquí con nosotros y sería buenísimo, pero no podemos centrar todo en eso aunque sea una motivación para los jugadores, el siguiente partido seguir invictos, y el siguiente, y así”.

Doble papel en el cuerpo técnico, además de ser segundo entrenador hace tándem con Enrique de Haro, al que sitúa como “el general” mostrándole admiración: “Toda la experiencia que tiene… no es que mande o no mande, pero Enrique siempre está por encima, por los años que lleva trabajando, todos los resultados, los títulos que tiene… todo eso hace que su voz sea la autoridad, y yo intento aportar mi granito de arena en otro sentido, complementar el trabajo que planifica él día a día, pero al final el ‘general’ sigue siendo él”. Entre risas, “yo sería teniente coronel”, bromea al matizar su cometido: “Sumar día a día, que lo poco que sé o que puedo aportar, que sirva para que el equipo vaya mejorando también”.

Suyo es “el control diario del trabajo de los jugadores y alguno complementario, algo preventivo, de CORE y cosas así, ya que estando día a día encima de ellos, sabes que es lo que necesitan, pero el tándem es muy bueno”. De hecho, destaca el modo el que De Haro ha sabido evolucionar en tres décadas: “El cuerpo es el cuerpo, el trabajo físico es el trabajo físico, y quizá lo que cambia más que otra cosa es la forma de controlarlo; Enrique se ha reciclado, está muy actualizado y lo que más ha cambiado en los últimos años ha sido el control de cargas”. Así, “lo que funcionaba hace 29 años que lleva él en el club, funciona hoy, y el objetivo es hacerlo un poquito más atractivo para el jugador, pero al final las cargas de trabajo son las mismas y el cuerpo es el mismo; quizá ahora sabemos un poco más cómo optimizarlo”. Metidos en dinámica de Copa del Rey, “queda solo un mes y medio”, el reto es “poco a poco fusionar los dos trabajos, el de Copa y el de liga de cada semana, que es el que no podemos perder de vista”. Así se fabrica un equipo duro como el diamante.

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