Un recorrido por las distintas situaciones que se pudieron vivir en la época de Cervantes con la danza como motor de todo el espectáculo. Los Comediantes del Arte representaron el espectáculo Mudanzas y Meneos con una gran afluencia de pública.

El viento se asentó de nuevo en el Castillo de Vélez-Blanco y al final se tomaron decisiones rápidas para que el factor climatológico no fuera un inconveniente ni para el público ni para los artistas. Los asistentes cogieron su silla del patio del Castillo y subieron a la segunda planta para estar más protegidos. La obra se llamaba Mudanzas y Meneos, y este cambio sirvió para meterse en el la obra. Pero el espectáculo se vio influido positivamente por el encanto del espacio que logró meter al público en la época.

El programa combinó música y danza española e italiana del siglo XVI y principios del XVII con textos cervantinos e indumentaria de la época de Cervantes. Es un concierto-espectáculo en el que se efectúa un recorrido por la danza y la música que se cultivaron en España durante la etapa perteneciente a la dinastía Habsburgo y que se conoce como Siglo de Oro. Con un discurso ágil, ameno e instructivo el público se sumergió en el mundo musical y coreográfico que conoció seguramente Cervantes a través de una recopilación de piezas instrumentales y de baile recreados por los intérpretes mediante un trabajo exhaustivo de investigación, fiel a la realidad histórica.

En las danzas, se pudieron ver distintas situaciones que iban acompañadas de diferentes cambios de vestuario. Dos mujeres eran las encargadas de expresar mediante sus pasos de baile, Pilar Montoya (idea original y dirección) y Arancha Montoya.

La danza estuvo acompañada de una música interpretada en directo por los siguientes músicos: Isabel Serrano (violín barroco y dirección musical), Elvira Pancorbo (flautas de pico), Antoine Ladrette (chelo barroco), Juan Carlos de Mulder (cuerdas pulsadas), Pedro Estevan (percusión) y Jesús Bernal (recitador).

Los pasos estaban coreografiados al máximo detalle y los gestos eran elegantes para mostrar un porte, un saber estar. Se pudo ver un duelo de taconeo, y también como la mirada al acompañante no cesaba en ningún momento.

Cuando el recitador hablaba, la música paraba. Sus frases con estilo de la época de Cervantes ofrecían algunas claves de la danza y la historia que se estaba contando. "Vale más el peor concierto que el divorcio.

Pilar Montoya dedicó unas palabras al terminar el concierto: "Es un placer que me hayáis invitado al Festival. Es un entorno bellísimo, un pueblo fantástico y espero volver en un futuro". El público ovacionó a Los Comediantes del Arte por el gran espectáculo que ofrecieron en el Castillo.