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¿Puede estar mi prótesis infectada?

  • En España se colocan al año unas 45.000 de rodilla y un porcentaje superior de cadera

¿Puede estar mi prótesis infectada?

¿Puede estar mi prótesis infectada?

Ésa es una de las preguntas que con más frecuencia me suelen hacer los pacientes que acuden a la consulta porque después de haberse intervenido de un recambio de cadera o de rodilla para mejorar su calidad de vida, resulta que siguen teniendo dolor y limitaciones tanto o más que antes de operarse. Uno de los motivos puede ser una infección.

¿Qué es una prótesis?

En España se colocan al año alrededor de 45.000 prótesis de rodilla y un porcentaje superior de cadera. Esta intervención consiste en resecar el cartílago y el hueso destruido por la artrosis y sustituirlo por un implante que haga las funciones de la rodilla y sin dolor. El reemplazo de la rodilla debe ser realizado conservando, en lo posible, la mayor parte de las estructuras de la articulación original.

¿Por qué un paciente necesita una prótesis?

Probablemente debido a la mala calidad de vida. El dolor le obliga a tomar analgésicos a diario, que además no consiguen que un alivio pleno del mismo. Debido a esta limitación en sus rodillas o caderas, es posible que se encuentre muy impedido para hacer las actividades de la vida diaria. En ocasiones, el dolor le despierta por la noche. En resumen, no puede realizar una actividad física plena, y porque la intensidad del dolor no se atenúa con medicación.

¿Quién tiene la edad indicada para una prótesis?

Realmente no hay una edad límite; nunca un paciente es demasiado joven ni demasiado viejo. De lo que se trata es del alivio del dolor y de la recuperación de la función de la rodilla. Puede haber pacientes menores de 50 años con una gran limitación y otros por encima de los 80 con el mismo problema.

¿En qué consiste la intervención?

Se realiza una incisión en la parte anterior de la rodilla que puede variar entre los 10-15 cm o en la zona del glúteo de la cadera. Se trata de resecar el cartílago de la rodilla que se encuentra destruido, e implantar una prótesis que consta de 4 partes: un escudo para el fémur, una pieza con forma de platillo para la tibia, otra con forma de botón para la rótula y un polietileno a modo de meniscos para hacer que la articulación entre las piezas de la prótesis funcione y no haya problemas de congruencia. Se suele realizar con anestesia raquídea, es decir, de cintura para abajo que es más segura y con menor índice de complicaciones que la anestesia general. En el caso de la cadera, se extirpa la cabeza del fémur y se coloca una cabeza que puede ser de metal o de cerámica junto a un vástago que va por dentro del hueso. En la pelvis se coloca otra pieza, como si fuera una concha, llamada cotilo que es la otra parte de la articulación de cadera.

Al finalizar la intervención se puede colocar un drenaje recuperador. Es un depósito que recoge la sangre que proviene de la articulación para evitar que se acumule dentro de la rodilla. Dicha sangre se puede reinfundir al paciente dentro de las 6 primeras horas, una vez ha pasado una serie de filtros para eliminar células muertas y partículas de desecho. De esta manera, se puede evitar la transfusión de sangre de donante, ya que no es infrecuente que aparezca anemia tras la cirugía debido al sangrado proveniente del hueso y de las partes blandas como la musculatura y la grasa subcutánea.

En el caso de la cadera, lo que se sustituye es la cabeza del fémur por una esfera de metal o de cerámica y, además, se coloca una cúpula para que articule la pierna con la pelvis que se llama cotilo y permita tener movilidad.

¿Cuánto dura una prótesis?

La supervivencia varía en función de varios parámetros:

-De los materiales a usar, sobre todo del polietileno que es esa almohadilla que separa el componente femoral del tibial o se sitúa en la pieza que se coloca en la pelvis y tiene forma de concha. Hay diferentes grosores y tipos. El más usado el polimetilmetacrilato. En función de su densidad y debido a la fricción, se desprenden una serie de partículas que se acumulan alrededor de los componentes femorales y tibiales. Con el paso del tiempo se formarán quistes rellenos de esas partículas que despegarán las piezas, provocando el aflojamiento de las mismas y la aparición de dolor, conllevando la necesidad de recambiarla.

-La posición de los componentes: si se colocan malalineados, el desgaste no será homogéneo en todas las partes y la prótesis serán dolorosas.

En el caso de la cadera, con una biomecánica más agradecida, la duración del implante puede superar con facilidad los 20 años, sobre todo cuando se usan componentes de cerámica que minimizan la fricción. La rodilla en cambio, dura menos, pudiendo superar con facilidad los 10 años y, dependiendo del paciente y las circunstancias, acercarse a los 15 o 20 años.

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