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Retorna la ilusión

  • Un Almería superlativo entusiasma a la afición y borra del mapa al Reus, que pudo llevarse un saco del Mediterráneo de no ser por Badía

  • Tres victorias seguidas 4 años y 4 meses después

Álvaro Giménez ejecuta con la zurda el 2-0 desde el punto de penalti.

Álvaro Giménez ejecuta con la zurda el 2-0 desde el punto de penalti. / fotos: rafael gonzález

Fran Fernández ha conseguido algo impensable tras tres temporadas de penurias en Segunda: devolverle la ilusión a una afición desencantada con la repetición de calamidades. El graderío del Mediterráneo ayer disfrutó como no se recordaba y no dudó en ovacionar a los jugadores como recompensa al buen trabajo realizado.

Fue nuevamente una victoria coral, la tercera consecutiva en el campeonato liguero, habiendo que remontarse cuatro años y cuatro meses en el calendario para ver algo igual (en la 13-14 en Primera con Francisco en el banquillo), lo que ofrece una verdadera dimensión de lo que Fran Fernández está construyendo con un plantel completamente remozado.

El Almería dominó todas las suertes del fútbol, ejecutando otra vez una presión adelantada que asfixió la salida de balón del Reus, provocando continuas pérdidas de balón y ayudando a montar ataques rápidos. Solo la inspirada tarde bajo palos del meta Édgar Badía evitó una goleada mayúscula, porque el Almería hizo las ocasiones necesarias como para haberla obtenido, dieciocho remates a puerta incluidos.

En esa orquesta que FF va afinando conforme avanzan las jornadas tienen un papel preponderante Yan Eteki y De la Hoz para aportar un equilibrio impagable en la medular. Cuánto se echaba en falta a dos generadores de juego que además saben destruir el del rival.

El camerunés se destapa como pieza clave de este nuevo aire con sus ayudas constantes a los compañeros y su capacidad para incrustarse entre los centrales cuando hay que sacar el balón desde atrás. Con él a su lado el cántabro empieza a soltarse y tiene más llegada al área, circunstancia que ayer la permitía abrir el marcador al cuarto de hora de juego.

Todo llegó producto de una buena elaboración colectiva, con Juan Carlos Real abriendo a la banda para que Romera enviase un centro envenenado al corazón del área, donde primero remató Álvaro Giménez, topándose con Badía, pero atento al rechace del meta, en el segundo palo, estaba De la Hoz para empujarla a la red ante la desesperación del arquero por la lentitud de reacción de sus zagueros.

Con el marcador a favor ante uno de los mejores visitantes de la categoría (lastrado, bueno es constatarlo, por numerosas bajas) todo fue más sencillo y el Almería fue gustándose. Entró en acción Rioja aportando velocidad por el costado izquierdo (Corpas ayer anduvo algo más apagado), mientras que los laterales también se soltaban en ataque, produciendo un fútbol ofensivo de muchos kilates.

La gente en la grada se frotaba los ojos porque hacía años que no veía a su equipo dominar con semejante solvencia al adversario. El Reus no disparó a puerta, pero en honor a la verdad tuvo cerca el empate de no ser porque Linares enviaba demasiado alta una volea ante la salida a la desesperada de René.

Esa acción fue la única que le secó la garganta a muchos porque a partir de ahí todo fue sobre ruedas. Rioja con un disparo raso y cruzado y Corpas en un cabezazo desviado a centro del propio Rioja pudieron ampliar la ventaja antes del descanso, pero la figura de Badía se agigantaba y también abortó un peligroso centro de Andoni que Álvaro Giménez no conectó por milímetros y otro zurdazo del delantero ilicitano.

El decorado tras el paso por vestuarios no cambió lo más mínimo y el Almería continuó siendo el gran dominador, buscando constantemente el 2-0. Tal fue la insistencia que iba a conseguirlo a los cinco minutos de la reanudación, cuando el colegiado canario Pulido Santana decretaba un penalti riguroso por un leve empujón de Mikel Villanueva sobre Álvaro Giménez.

El propio atacante asumía la responsabilidad de lanzarlo y pese a que Badía adivinaba la trayectoria, poco podía hacer para atajar el zurdazo. El 2-0 parecía definitivo a tenor del escaso bagaje ofensivo del cuadro tarraconense, pero había que evitar cualquier susto a balón parado buscando el tercero.

De la Hoz, Juan Carlos Real y el recién ingresado Aguza probaron fortuna desde fuera del área, topándose una y otra vez con Badía, quien sin duda evitó un marcador sonrojante para los catalanes.

La voracidad unionista se vio incluso reflejada en los cambios introducidos por Fran Fernández, que en lugar de optar por el conservadurismo, dio entrada a Sekou y Chema en los minutos finales para ampliar las diferencias.

No cayeron más, pero el Almería mantuvo la portería a cero por segundo partido seguido y suma su cuarto triunfo, si se añade a la ecuación el duelo copero ante el Málaga. Buen síntoma para visitar al Córdoba el próximo sábado.

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