UD ALMERÍA | Contracrónica

Rubi elige levantarse

  • El técnico no quiere que su equipo baje los brazos ante la incidencia del coronavirus y las arbitrarias decisiones de la Liga como le ocurriera el curso pasado a Gomes cuando llegaron los arbitrajes adversos

Rubi en la zona técnica durante el choque ante el Cartagena

Rubi en la zona técnica durante el choque ante el Cartagena / Javier Alonso (Almería)

En el seno de la UD Almería empiezan a tener la sensación de que, una vez más, el ascenso no va a dirimirse exclusivamente en el césped. El primer año de Turki Al-Sheikh al frente de la presidencia los problemas llegaron en forma de impedimentos a las inversiones extranjeras que insuflaban nuevos recursos económicos al club. La Liga puso objeciones de todo tipo bajo el pretexto de cumplir con los pactos del límite salarial. 

La campaña pasada, segunda con el mandatario saudí al frente del equipo, el revés llegó en forma de cuestionables arbitrajes justo en la fase en la que el equipo parecía ir como un tiro, al punto de desestabilizar a un vestuario muy joven para soportar lo que consideraban injusticias jornada tras jornada. 

Famoso fue entonces el discurso de José Gomes clamando "¡respeto!" al estamento arbitral y a la propia competición por lo que estaba sufriendo su equipo. Aquella exhortación del técnico portugués fue un recurso a la desesperada antes de que el equipo se le deslizase entre las manos y acabara siendo destituido. 

En esta tercera intentona la piedra en el camino surge en forma de coronavirus y el caprichoso protocolo aprobado por la LFP para controlar su expansión, que tan pronto permite suspender el último partido del curso en Lugo, afectando directamente a los intereses rojiblancos, como da permiso para que arranque 2022 a sabiendas de que durante la semana en el equipo hubo una decena de positivos. 

Rubi lo expresó muy acertadamente en la rueda de prensa posterior a la derrota ante el Cartagena. Son conscientes de que el protocolo es el mismo para todos, pero también que esas normas no son inamovibles y que debe primar el sentido común porque en Segunda el calendario no está tan comprimido como en Primera para suspender una jornada como ya se hiciera con el duelo en el Anxo Carro, aunque entonces la justificación fuera el confinamiento colectivo decretado por la Xunta de Galicia al equipo lucense. 

En esa comparecencia el arquitecto de Vilasar de Mar, aparte de lanzar una carga de profundidad a la patronal cuando dijo aquello de que ya habían conseguido darle emoción a la competición, dejó otro mensaje para los oídos de sus aficionados: "vamos a pelear". Rubi, que ha construido con dedicación de orfebre un proyecto ganador, no está dispuesto a permitir que el equipo se le vaya de las manos por factores externos. 

Pozo se duele en el césped de una entrada de un rival Pozo se duele en el césped de una entrada de un rival

Pozo se duele en el césped de una entrada de un rival / Javier Alonso (Almería)

Para revertir la situación el sacrificio ya está fijado, mal que les pese a muchos: la Copa del Rey pasa a ser de un torneo ilusionante a una piedra en el camino del ascenso y el preparador catalán ya avisaba, cargado de razón, que este jueves cumplirán el trámite ante el Elche de Francisco lo mejor posible para centrar sus miras en el complicado desplazamiento liguero del domingo a Las Palmas, equipo que en la ida en el Juegos Mediterráneos ya arrancó un empate. 

Verbalizó Rubi lo que muchos compañeros de banquillo callan por miedo a posibles represalias cuando desveló que no iba a poner en riesgo nunca más la salud física de sus futbolistas por caprichos normativos, ya que tuvo que tirar de Ramazani en la segunda mitad cuando apenas había podido entrenar media hora durante la semana al haber sido uno de los positivos en coronavirus que en el último momento pudo entrar en la convocatoria tras un negativo in extremis.  

Se quejaba Rubi de no encontrar respaldo entre profesionales del sector, sabedores de que un reguero de positivos no condiciona solo la celebración de un partido, sino la propia preparación del mismo por la carestía de efectivos durante los entrenamientos, restando por lo tanto espectáculo a los aficionados que se han sacado el abono o han comprado una entrada para ver a los mejores.

Llegados a este punto conviene darle un buen tirón de orejas a la directiva unionista, que en todo este caso ha estado a por uvas. Los emisarios de Al-Sheikh en Almería, bien pagados todos ellos, no pueden ceder toda la responsabilidad de defender los intereses del equipo al entrenador. Gomes se erigió el curso pasado en portavoz de la entidad y acabó destituido. Rubi se desgasta ahora ejerciendo las mismas funciones de portavocía, dando la cara por el club, sin saber las consecuencias futuras. 

Ya va siendo hora de que el club, que hace unos meses frenó su ímpetu profesionalizador de todas sus estructuras bajo el pretexto del coronavirus, nombre a una persona capaz que sea quien dé la cara cuando el escenario se torna peliagudo. La última crisis le estalló a los hombres de Al-Sheikh en sus respectivos países de origen apurando quizá unas merecidas vacaciones, pero sin duda obviando los ritmos propios de la competición en el regreso tras un parón como el de Navidades, agravado por el contexto de la oleada vírica generada por la variante ómicron. 

La política de comunicación, con grandes profesionales en el área atados de pies y manos, basada en un hermetismo absurdo que genera malentendidos como los de esperar a Sadiq reincorporarse a los entrenamientos cuando se había quedado en Nigeria para concentrarse con su selección con el visto bueno del club, no hace sino poner en entredicho el buen trabajo que se lleva a cabo a nivel deportivo y de captación de futbolistas. Un club que busca a toda costa el ascenso no debe transmitir nunca más esa sensación de tener pies de barro.  

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