Liga adelante

Sangre, sudor y lágrimas (1-1)

  • El Almería ya asume que será agónico salir del descenso Quique hizo el 1-0 y Mojica el 1-1 Chuli falla un penalti y Mojica otro.

El Almería pierde puntos al mismo ritmo que desertan espectadores de la grada, aunque visto lo visto ayer podría decirse que se sumó uno. Si a algún aficionado le quedaba una pizca de optimismo y aún conservaba esperanzas de cotas mayores más le vale que vaya asumiendo la cruda realidad de que salir del pozo va a costar sangre, sudor y lágrimas. 

Medían fuerzas dos equipos llamados a objetivos superiores en el mes de agosto y que recién comenzado noviembre pelean por salir del furgón de cola. Tal vez por ese respeto mutuo la primera mitad resultó sumamente insulsa, sin nada que echarse a la boca salvo un fuerte zurdazo de Mojica desde la frontal que salió repelido por el poste y un disparo raso de Quique que atajaba Kepa sin grandes problemas, vislumbrándose ya quiénes iban a ser los protagonistas del partido. 

Con una zaga renovada en los carriles por obligación (entraron Marín y Zabaco por Michel y Dubarbier), Joan Carrillo quiso protegerla apostando de salida por un doble pivote defensivo, la pareja formada por Fatau y Lolo Reyes, pero para darle al sistema un toque más ofensivo esta vez introdujo en el triángulo a Soriano en lugar de José Ángel. 

Iván Sánchez fue el elegido para ocupar el hueco del lesionado Eldin, pero una vez más el destacado fue Quique. El vallisoletano está on fire y ayer volvió a ser el mejor rojiblanco sobre el terreno de juego. Todo lo que no ocurrió en la primera mitad aconteció en diez minutos de la segunda. En el 55' el Almería se adelantaba gracias a una acción de fe de Quique, que presionó al meta Kepa confiando en una pérdida de balón y ésta se produjo al fallar el control de una cesión. 

El partido parecía encarrilado, pero la alegría duró apenas siete minutos, justo el tiempo que Mojica tardó en realizar una genialidad dentro del área. Al colombiano le cayó un rechace blando de Casto a disparo de Juan Villar a la altura del punto de penalti, controló, se dio media vuelta y puso el balón en la escuadra con la zurda dejando boquiabierta a la concurrencia. 

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Joan Carrillo en ese instante pensando en la dificultad de poder mantener la portería a cero de una vez por todas. El técnico catalán reaccionó al mazazo dando entrada a Pozo en el campo para que revolucionase el ataque y la jugada le salió bien, ya que el malagueño fue objeto de penalti por parte de Timor a falta de un cuarto de hora. 

Muchos apostaron porque sería un enchufado Quique quien lanzase la pena máxima para apuntillar a su exequipo, pero quien asumió la responsabilidad fue Chuli. El onubense lo tiró tan flojo y centrado que Kepa no tuvo excesivos problemas para detenerlo. La posibilidad de la victoria se esfumaba. 

Y a punto estuvo de disiparse también la igualada de no ser por un inspirado Casto. El encuentro (detenido un buen rato para atender a Kepa, quien había recibido una patada fortuita de Chuli en el rostro -le clavó un taco-) enfilaba el descuento cuando Montoro asomó por el área como un elefante por una cacharrería arrollando al exrojiblanco Marcelo Silva. Arias López señalaba los once metros y más de uno se quedaba helado. Montoro restó más que sumar saliendo desde el banquillo, ya que además de provocar el penalti vio la quinta amarilla y no viajará a Alcorcón. Por fortuna Mojica lo lanzó casi calcado a Chuli, facilitando la labor de Casto, que acertó volcándose al costado izquierdo. 

La travesía en el desierto parece que será más larga de lo previsto inicialmente y ahora lo que importa es que el equipo no se desmorone como un castillo de naipes. Por eso, por una vez, el punto fue bueno..

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