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Siempre polémicos, ahora criticados

  • Los pilares de Barça y Madrid viven su momento más impopular

  • Al catalán lo tachan de anteponer sus negocios y al andaluz de obsesionarse con hacer goles

Gerard Pique, durante el acto de presentación de Madrid como sede de las dos próximas ediciones de la Copa Davis.

Gerard Pique, durante el acto de presentación de Madrid como sede de las dos próximas ediciones de la Copa Davis. / fernando alvarado / efe

Son dos de los futbolistas más populares y reconocidos del mundo, pero tanto Gerard Piqué como Sergio Ramos tuvieron que acostumbrarse en las últimas semanas a las críticas por su bajo nivel de forma.

Piqué y Ramos siempre fueron dos futbolistas extrovertidos y muy expuestos por su viva presencia en las redes sociales. Referentes en el campo, tampoco suelen rechazar micrófonos en grandes noches. Lo que sucede ahora es que ambos atraviesan un momento difícil en sus respectivos equipos y tienen que convivir no sólo con las polémicas mediáticas, sino con la crítica deportiva. Una situación que los tiene algo incómodos.

Es lo que, por ejemplo, demostró Piqué hace unos días cuando fue interrogado por los periodistas por sus constantes errores en las últimas semanas: "Hay mucha gente que me espera. Que me tiene ganas. Que me la tiene guardada. La moda es decir que la culpa es de Piqué. Que aprovechen, que salgan de la cueva".

Al contrario que Ramos, el jugador del Barcelona no tuvo que verse sometido al profundo ojo de la crítica por el partido ante Inglaterra, pues ya abandonó la selección española, pero eso no evitó otra clase de reproches.

Piqué aprovechó el parón de las selecciones para promocionar su proyecto de la Copa Davis de tenis y según las cuentas de la prensa ya acumuló esta temporada nada menos que 33.000 kilómetros de avión, más que ningún otro futbolista internacional.

"¿Es compatible el Piqué futbolista con el Piqué empresario?", se preguntó ayer el diario Sport. "El problema es esencialmente donde pondrá el foco y crecen las dudas sobre cuáles son sus prioridades", razonó.

Estas sospechas coinciden con un momento especialmente delicado para el jugador, señalado por la prensa como responsable de buena parte de los nueve goles recibidos por su equipo en ocho jornadas de la Liga.

Además, el Barcelona tendrá que jugar en ocho días tres encuentros de enorme exigencia -Sevilla, Inter de Milán y Real Madrid- con apenas dos centrales sanos, Piqué y Lenglet, por las lesiones de Vermaelen y Umtiti.

La vida no transcurre más tranquila para Sergio Ramos, señalado al igual que Piqué por sus últimas actuaciones. Con el Real Madrid y, el lunes, con su selección ante Inglaterra. España perdió 2-3 en casa y la mayor parte de las críticas fueron para el capitán.

"Ausentarse en tres goles del rival para marcar uno, inútil, en el 97', es un mal negocio. Y eso fue lo que pasó en Sevilla", opinó esta semana el diario As.

A Ramos se le critica tanto su momento de forma como la osadía que muestra sobre el campo, muchas veces desproporcionada. En el Real Madrid ya tira los penaltis y se encarga de muchas faltas, aunque ésta no sea precisamente su especialidad. Muchos lo acusan de estar más preocupado por marcar goles que por evitarlos.

Al menos, tras el partido ante Inglaterra logró esquivar una polémica que en este caso fue ficticia. La prensa inglesa lo acusó de agredir al delantero Raheem Sterling y Ramos demostró en su cuenta de Twitter que no hubo pisotón con imágenes que así lo atestiguaron.

Con Barcelona y Real Madrid pasando momentos difíciles, y con un clásico la próxima semana, Piqué y Ramos volverán a situarse en el centro de los focos. Si salen bien, aprovecharán para reivindicarse ante los micrófonos. Pero si alguno sale mal parado, la crítica subirá a otro nivel.

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