Voleibol

Unicaja Almería inicia la Superliga en Melilla

  • En la expedición blanquiverde hay ganas de resarcimiento tras no dar el nivel esperado en la Supercopa

Unicaja Almería arranca este sábado.

Unicaja Almería arranca este sábado.

Va a ser la temporada 31, todas en Superliga, puesto que, con la llegada de Almería, justo se cambió la denominación. Aquel equipo de pioneros del vóley que ascendió, de hecho, lo hizo con los titulares apuntando a ‘División de Honor’, el nombre clásico de la competición. Así se fueron a ‘dormir’, misión cumplida, y el ‘despertar’ en la nueva realidad, meses después, se produjo en una máxima categoría que ‘estrenó’ a su futuro equipo más laureado al tiempo que se rebautizó. 30 años contemplará el club, y dentro del mismo, una persona, Manolo Berenguel, presente en aquella primera vez, también fuera, en Palma. Como jugador participó en un gran número de títulos dentro de esos 11 que actualmente se contemplan en las vitrinas de este Unicaja Costa de Almería, y como segundo entrenador prácticamente los restantes, excepto uno, cuando levantó el triplete femenino en Logroño.

Aquel ‘debut de los debuts’ es una efeméride que merece una gran victoria para el comienzo de la temporada 2019-2020, en la que el sueño es llegar a la docena de entorchados ligueros. La cifra redonda de nuevo llama a la motivación ahorradora, porque pueden ser 31 títulos nacionales en otras tantas campañas en la élite, más el desafío extra de reverdecer, nunca mejor dicho, pasados laureles en Europa. Ese es parte del peso que se lleva en la maleta a Melilla, el de las cosas que el equipo ha metido ‘con gusto, queriendo llevarlas’, pero a la vez, como en toda maleta, hay también ‘peso extra’ de cosas que se echan obligadamente. Se trata del mal sabor de boca que ha dejado la Supercopa en un bloque que venía disfrutando del voleibol y del trabajo conjunto, algo que toca no convertir en ‘bloqueo mental’ en el Imbroda.

La semana ha servido para lamer las heridas, soportando el escozor que se haya provocado con ello, eligiendo incluso dedicarle más tiempo a esa labor de reflexión que a la puesta sobre pista de los conceptos con los que se quiere lograr la primera victoria e iniciar marcha firme en el campeonato. Para todo ha habido espacio y se da por hecho el rearme de un equipo diseñado para ganar, siempre con el respeto debido al rival que haya en frente y a las canchas en las que toque desplegar todo el juego que se lleva dentro. En esta ocasión, la pista de la ciudad autónoma se ha recordado como tradicionalmente complicada, si bien en las cuatro temporadas en las que Melilla lleva en Superliga solo se ha perdido un set allí, la campaña pasada y con Mario Ferrera en las filas contrarias. La suma es de ocho partidos a cero para Unicaja, con 24 sets a favor y dos en contra, el primero encajado en la primera visita melillense al Moisés Ruiz. Es la demostración de que la sensación influye al número.

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