Voleibol

Unicaja Almería se queda sin la Superliga

  • La Asamblea de la Federación Española realiza una votación sobre no conceder títulos que Agustín Martín Santos no permite repetir ante las dudas razonables sobre su validez

Un momento de la Asamblea.

Un momento de la Asamblea.

Una Asamblea con 70 miembros, que al ser presencial es capaz de reunir a 57 en su momento de máxima afluencia, en el inicio matutino, y que se queda 42 para las últimas votaciones de la jornada. Y sí, en medio del contexto generalizado de temor a los rebrotes, y con estos ya produciéndose en distintos rincones del país, la Real Federación Española de Voleibol posiblemente haya sido ‘pionera’ en obligar a ir en persona, desechando los medios telemáticos utilizados durante todo este tiempo, a la capital de España a todas esas personas entre las que se decide el futuro de este deporte en el país. El contexto general describió un panorama bien distinto para el actual presidente, que se quedó sin la aprobación de tener en sus manos las tomas de decisiones en cuestiones clave que en otras ocasiones sí se le habían delegado.

Eso sí, ‘perdió’ echar a Melilla de la Superliga, pero ‘ganó’ no concederle el título a Unicaja Costa de Almería, teniendo a CV Teruel y Río Duero Soria como ‘fiscales’ en contra de los intereses del club ahorrador. Precisamente ahí, en el relato de los acontecimientos escenificado en la comparativa de las dos votaciones, se produjo la más clara demostración de intenciones. La primera, la de la Superliga de 14, tal y como se había determinado en principio, pero que después cambió al anunciar el club norteafricano el apoyo a la candidatura de María Isabel Zamora a la presidencia de la RFEVB, se repitió por obligación de Martín Santos porque la había perdido por 26-27. El presidente obligó a votar de nuevo, alegando no ‘mayoría absoluta’, y de nuevo perdió, pero haciendo que un voto de abstención se inclinase por Melilla. El resultado fue de 26-28, suponiendo un revés a la posición de fuerza presidencial.

Ya por la tarde, y con la lección aprendida, no se permitió la división por categorías a la hora de valorar si se concedía o no título, siendo finalmente una única votación para todas a la vez. Además, se cambió a voto nominal, yendo uno por uno de los presentes en ese momento, ya menos que por la mañana, y se determinó un empate a 23 votos. Visto el resultado, de nuevo nada satisfactorio, se dijo que había habido un error al contar las cruces que el responsable había ido anotando, y se determinó que habían ‘aparecido’ dos votos más en contra de otorgar los títulos para un 23-25 final. Ante lo que a ojos y oídos de todos había sido algo muy extraño, pasándose de una tacada de 46 votos emitidos y contabilizados a, directamente, 48 y sin que se pudiera ver el papel de la anotación, se montó un debate de más de media hora, pidiendo la repetición de la votación, pero enrocó su posición Agustín Martín Santos.

El presidente se hizo responsable de la votación. Esta vez, como había ganado, no permitió lo que él mismo había obligado a hacer por la mañana, repetir la que había perdido, y de este modo no se volvió a ejercer el derecho al voto ante las razonables dudas sobre un proceso en el que no se anunció el número de votos emitidos, algo que resulta prioritario para dar validez al resultado, y que de buenas a primeras tiene dos votos más al recontar un resultado ‘que no gusta’. La petición de voto nominal sí que dejó al descubierto ciertos juegos de poder y posiciones cuando menos duras de entender por parte de Unicaja Costa de Almería. Además, otra de las diferencias entre las dos votaciones, la repetida por fuerza sobre Melilla y la no repetida por lo mismo, por fuerza, sobre los títulos, sobre la primera se aportó un documento en el que la Comisión Delegada, mientras que sobre la segunda no se hizo, solo se citó, pero no se mostró. Y es que sí, también, hubo una Comisión Delegada el día antes para acordar que no se otorgaban títulos, pero sin soporte documental en Asamblea.

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