Deportes

Un alegato a la descomposición

  • Debacle La Unión Deportiva Almería desperdició un 0-2 a favor concediendo contragolpes infantiles al rival Maquillaje La soberbia actuación del meta brasileño Diego Alves evitó una goleada de escándalo en La Rosaleda

El Almería salió magullado de un partido que podía haber servido para acabar con los fantasmas a domicilio, donde no gana desde hace más de cinco meses, pero que se convirtió en un alegato a la descomposición después de que los rojiblancos tirasen por la borda una ventaja de 0-2 al descanso.

Juanma Ortiz había puesto los cimientos para el triunfo. El alicantino se fue hasta la esquina, puso el balón en el quesito, se ajustó las medias, se atusó el pelo y alzó el brazo derecho, un ritual de gestos para indicar que el balón iba a la cabeza de Kalu Uche. El nigeriano planeó por encima de los rivales y elevó el 0-1 al marcador. Era el minuto 24 de partido y el Almería se adelantaba en jugada de estrategia, certificando que algunas cosas sí han cambiado para mejor.

Antes apenas había sucedido nada reseñable en el encuentro. El Málaga, acomplejado por las baja de Apoño y la suplencia de Duda, parecía actuar como visitante en lugar de asumir su rol de local, agazapado atrás esperando una contra mortífera que el Almería no estaba dispuesto a conceder. Poco a poco los rojiblancos fueron adueñándose del balón en el centro del campo, distribuyendo con criterio a las bandas donde Crusat y Juanma, bien secundados por Bruno y Mané, afinaban el motor.

Tras dos amagos infructuosos llegó el golpe de justicia con el testarazo de Uche, el quinto en su cuenta particular desde que Hugo se hizo cargo del equipo y le cambió la vida. El gol contribuyó a asentar el juego del Almería, que no se dejó exasperar por la crispada afición malacitana.

Un premonitorio zurdazo de Luque bien despejado por Diego Alves fue el único acercamiento blanquiazul con peligro en toda la primera mitad. El Almería se desquitó con una jugada antológica que le sirvió para ampliar distancias antes del descanso. El balón circuló por medio equipo, pasando por los pies de Juanma Ortiz, Iriney, Crusat y Bruno antes de que Negredo culminara empujándola con la cabeza.

El Málaga tenía que reaccionar y lo hizo. Bastó la entrada de Duda y Salva para que al equipo de Tapia se le viera otra cara. Eso y el incondicional aliento de sus seguidores. La segunda mitad se intuía movida y lo fue porque nada más reanudarse el partido Luque logró recortar distancias con un gran zurdazo cruzado desde el vértice del área que Diego Alves no pudo atajar. La Rosaleda se venía abajo y quedaban más de 40 minutos por delante...

El equipo timorato y asustadizo del primer tiempo se había convertido con dos sustituciones en un vendaval de juego ofensivo. El Almería se vio perjudicado en ese intercambio de papeles sin que desde el banquillo rojiblanco se viera ningún atisbo de reacción en forma de cambio hasta que sucedió lo peor. El empate se palpaba en el ambiente y Salva se encargó de ratificarlo culminando un centro de Gámez que ningún defensor almeriense logró despejar.

Con 0-2 a su favor y jugando como visitante el Almería se había dejado sorprender a la contra. Sólo el desatino de Baha y Eliseu, junto con las paradas de Diego Alves, impedían que el Málaga le hubiera dado la vuelta al tanteo. El guión era calcado a lo que ya ocurrió en Montjuic con el peligro añadido de que aún restaba tiempo por delante y el peor de los presagios se cumplió.

Carlos García, otrora seguro central, pifió un despeje cómodo con tan pésima fortuna que estaba al acecho el veterano Salva Ballesta. El incombustible atacante recibió y remató a la red desde el vértice del área empleando su pierna mala con una tranquilidad pasmosa.

Los minutos finales, lejos de emplearse para buscar la igualada (excepción hecha de un disparo al larguero de Corona) sirvieron para agravar el proceso de descomposición del Almería, que acabó con uno menos por expulsión de Mané. Sólo la soberbia actuación de Alves impidió que el resultado alcanzara cotas de bochorno y dejara la moral del equipo tocada. Lo más preocupante de todo es que el Almería sigue mostrándose impotente para ganar como visitante y cuando más cerca parece estar de la orilla, termina ahogándose. Pocas veces lo tendrá tan cerca como ayer.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios