final de la europa league | Olympique de Marsella-Atlético de Madrid

Del buen ambiente colchonero en la ciudad a la tensión marsellesa en el estadio

Las imágenes del Olympique de Marsella-Atlético de Madrid

Las imágenes del Olympique de Marsella-Atlético de Madrid / EFE

El dispositivo de seguridad sin precedentes desplegado para la final de la Liga Europa dio hoy resultado puesto que no se registraron incidentes ni en el centro de Lyon ni en los aledaños del estadio, a pesar de que la hinchada marsellesa llegó cargada de petardos y bengalas que llenaron de humo y ruido el aparcamiento del recinto.

Los seguidores del Olympique de Marsella respetaron la consigna que dio el responsable de seguridad del club y acudieron directamente al Parc OL situado en un descampado del barrio de Decines, en las afueras de Lyon.

Y lo hicieron armando el máximo ruido posible gritando una y otra vez el cántico que despertó todos los temores de las autoridades francesas: "Jean-Michel Aulas, on va tout casser chez toi" (Jean-Michel Aulas, te vamos a destrozar la casa"), en referencia al presidente del Olympique Lyonnais, gerente del estadio que acoge la final.

"No hay que preocuparse no somos salvajes. No es más que parte del folclore porque no hemos venido a romper nada", afirmó a Efe uno de los seguidores del Marsella.

Ante la atenta mirada de centenares de policías antidisturbios, los aficionados marselleses se limitaron llenar de pegatinas de grupos ultras las enormes estatuas de leones, símbolo del club lionés, que presiden el estadio, además de cantar irónicamente también: "on est chez nous" ("estamos en nuestra casa").

Si bien un grupo de seguidores escapó a la vigilancia de la policía y logró lanzar dos bengalas al estadio, por encima de la grada.

Con los exaltados marselleses bajo control y alejados del centro, la expedición colchonera vivió plácidamente los prolegómenos del partido.

El grueso del desembarco de aficionados del Atlético de Madrid se congregó en la Plaza Carnot, frente a la estación de tren y metro de Perrache. Nadie parecía necesitar entrada. Un reventa, que ofrecía tickets para la final a 800 euros, agitaba un cartel sin éxito.

En medio de la marea roja y blanca, el madrileño Pedro Nieto saboreaba de manera especial la final puesto daba la casualidad que coincidía con su 50 cumpleaños. "La copa será mi regalo", afirmó con una sonrisa de oreja a oreja, además de mostrarse "seguro" de las posibilidades del Atlético porque es "un equipo que nunca defrauda, siempre lo da todo".

"A la tercera la vencida", proclamaba su hija, Nuria en recordando las dos últimas finales perdidas del club español, las dos en Liga de Campeones y contra el Real Madrid.

Menos seguro se sentía un aficionado que viajó desde Benidorm que decía estar "confiado", porque considera al Atlético superior al Marsella, pero al mismo tiempo "cagado" porque las dos últimas finales a las que asistió (contra el Sevilla en Copa del Rey en 2010 y el Real Madrid en Liga de Campeones en 2016) su equipo perdió. "Pero esta vez no me he traído a mi padre y él me acompañó a esos dos partidos", precisó llenándose de repente de optimismo.

Los restauradores del casco viejo lionés hicieron su agosto. El propietario de uno de los restaurantes típicos llamados "bouchon", Jean Francois Galgani, disfrutaba viendo su sala teñida de los colores del "Atleti".

Socio del Olympique Lyonnais junto a toda su familia se mostraba apenado por el conflicto entre las aficiones lionesa y marsellesa. "Es verdad que estamos en guerra pero espero que poco a poco regrese la calma. No es más que fútbol. Hay que relativizar", afirmó mientras sus camareros se movían con rapidez para servir a los aficionados del Atlético.

En una de las mesas Miguel Angel Gibaja, luciendo una camiseta oficial, debatía con su familia sobre el dispositivo de seguridad . "Es cierto que hay mucha gente en Madrid que no ha querido venir porque tenía miedo pero nosotros no nos queríamos perder el partido", declaró además de confesar que afrontaba la final con "cautela", la palabra que más se repetía entre los 10.000 integrantes de la marea la expedición rojiblanca.

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