Dos estados de ánimo se cruzaron en el Emilio Campra y el que puso un punto más de convicción, posiblemente por tener metas mayores, fue el que se llevó un partido decidido en la primera parte. Le resultó fácil al Poli desarbolar a la defensa de Estudiantes, asestando, eso sí, un primer golpe a balón parado y demasiado pronto para los intereses visitantes. Montellano progresó, recibió falta y él mismo alojó el balón en las mallas en el minuto 7. La suprema calidad en el golpeo del 10 rojiblanco allanó el camino posterior. Los de Israel Polo pidieron penalti sobre Joseíllo en la siguiente jugada, no concedido por el trencilla granadino, y algo después otra pena máxima. Antes del segundo gol local, también se pidió penalti en el área visitante a la salida de un córner. En una recuperación, Narci se pegó a la cal por la derecha y puso un balón letal rematado a la red de cabeza por Moru, totalmente solo en el área pequeña. El desajuste defensivo costó caro a la media hora de juego. Volvió a suceder en las postrimerías antes del descanso, con una jugada de mérito de Alvarito, apurando y sacando una rosca desde el banderín que de nuevo cabeceó a gol el mismo Moru. Al descanso se llegó con un escaso bagaje ofensivo de Estudiantes y con un Poli habiendo jugado a lo que más le gusta, imponiendo su estilo y mostrándose muy firme. Por si había dudas de que toda la segunda parte iba a componerse al completo de minutos de la basura, los rojiblancos pusieron la puntilla nada más reanudarse el choque, con una pared en la frontal que dejó a Narci solo para para batir a Nando. Con el 4-0 se pasó a ver pasar los minutos, contándose un palo de León y un mano a mano que perdonó Montellano.