El estado de alerta se ha reactivado en el seno de la UD Almería. No se vive en la alarma permanente de cuando se transitaba por la zona de descenso, pero la derrota frente al Rayo, unida a lo empinado que se pone el calendario y a la reacción experimentada por el Córdoba (los califales suman tres victorias consecutivas), provoca que los rojiblancos se vean obligados a sumar en alguno de sus dos próximos desplazamientos si no quieren verse de nuevo abocados al furgón de cola.

Por delante los de Lucas Alcaraz afrontan cuatro enfrentamientos peliagudos. En primer lugar porque los dos próximos son sendas salidas de forma consecutiva, primero a Valladolid y luego a Reus. El mes de abril se arranca recibiendo al Sporting, serio candidato al ascenso, en el Mediterráneo, y acto seguido viajan al feudo de otro aspirante a Primera, el Cádiz.

En ese tramo de encuentros durante la primera vuelta apenas se sumó un punto frente a los blanquivioletas actuando como locales, el resto fueron derrotas.

El respiro lo ofrecía el domingo la abultada derrota de la Cultural en El Molinón-Enrique Castro Quini, lo que impedía a los castellanos recortar diferencias, pero la nota negativa viene de El Arcángel, donde la reacción del Córdoba provoca que puedan meterse en la pomada de la salvación en el sprint final, cuando ya parecían deshauciados.

Son las fobias de la Liga 1|2|3, que no concede tregua a ninguno de sus componentes. Hasta que el 3 de junio concluya la fase regular restan una docena de finales, siete fuera y cinco en casa.

Tras visitar Carranza reciben al siempre incómodo Albacete, para luego vérselas en La Romareda con un renacido Zaragoza que vuelve a pelear por colarse en el play off de ascenso. Abril acaba recibiendo al Barça B y mayo arranca yendo a Tenerife, otro renacido. Granada, Córdoba, Alcorcón y cierre en el Anxo Carro con el Lugo de Francisco... ¿Con la salvación de nuevo en juego?