la consulta del especialista

A más ejercicio, más horas sentado

  • Los días que hacemos algún tipo de deporte pasamos más tiempo delante del televisor

A más ejercicio, más horas sentado

A más ejercicio, más horas sentado

Este titular puede parecer contradictorio, pero no lo es, según parece. Según un estudio que se ha publicado recientemente, los días que hacemos algún tipo de actividad deportiva, ya sea caminar deprisa o una clase de spinning, ese día pasamos más tiempo delante del televisor. ¿Cómo es posible? Según la publicación, cada persona permanece sentada entre 9-10 horas de media, entre el trabajo y la televisión. Alrededor de los dos tercios de la población realizan alguna actividad deportiva durante la semana, más o menos intensa; pues bien, el día que se hace ejercicio, dejamos de hacer otras actividades cotidianas como usar las escaleras en lugar del ascensor, evitamos ir a hacer alguna compra caminando y usamos el coche o permanecemos sentados más tiempo delante del televisor. Si se comparan las calorías quemadas el día que hacemos ejercicio frente al que descansamos, curiosamente hay poca diferencia a favor del día más activo. Es como si después de sudar, nos hubiéramos ganado el derecho de estar más tiempo sentados o tumbados, de estar más pasivos, descuidando el resto de actividades cotidianas que normalmente suponen un gasto energético importante. La explicación puede estar en que no somos conscientes del tiempo que pasamos sentados viendo la televisión, igual que no nos damos cuenta de las horas que malgastamos mirando la pantalla de un teléfono móvil. Todo ello podría mejorar si usáramos alguna pulsera de actividad que nos marque las calorías consumidas a lo largo del día, los pasos dados y la comparación con el resto de días de la semana. De esta manera podremos ser conscientes del equilibrio en nuestro día a día y que no haya situaciones de descompensación entre la jornada más activa y la más sedentaria.

¿Por qué es importante moverse?: Huesos y articulaciones

-Mayor aporte de calcio al hueso. Si el músculo es fuerte y está sometido a ejercicio, éste tiende a fortalecer la zona de inserción en el hueso, aumentando la resistencia ósea tras una caída o un golpe.

-Fortalecer las articulaciones, previniendo esguinces y lesiones articulares.

-Favorece la nutrición del cartílago articular, mejorando la clínica de la artrosis.

-Mejora la actitud postural. Aumenta el tono muscular de toda la musculatura del tronco y abdominal entre otras, evitando y retrasando la aparición de hernias y protusiones discales.

-Favorece el crecimiento y desarrollo del aparato locomotor en el deportista en crecimiento.

-Aumento de la masa muscular, de su fuerza y de su vascularización, mejora la elasticidad muscular.

-Mejora la coordinación muscular previniendo las caídas.

-Disminución de la grasa corporal.

-Mejora el consumo de oxígeno, retrasando la aparición de fatiga y cansancio, reduciendo drásticamente muchos dolores difusos.

Corazón y pulmones

-Aumento de la masa muscular del corazón (miocardio). El músculo del corazón se hace más resistente y aumenta en volumen y fuerza. De esta forma, se previenen episodios de insuficiencia cardíaca o infarto.

-Disminución de la frecuencia cardíaca en reposo y con ejercicio. Un corazón más grande: podrá impulsar más sangre en cada latido. Un corazón mas fuerte: podrá impulsar con más potencia la sangre. Un corazón menos graso: será más eficiente en cada latido.

-Mejora del retorno venoso (previene varices). Las paredes de las venas se hacen más resistentes y duras y de esta manera se evita que se dilaten y se provoquen varices.

-Menor tendencia a formar trombos en arterias. El tono de las arterias es mayor que en el paciente sedentario. Además, debido a la reducción del colesterol "malo" y un incremento del colesterol "bueno", también se reduce el riesgo de sufrir la formación de una placa de ateroma que a la larga, crea un trombo.

-Mayor capacidad inmunitaria, disminuyendo la aparición de catarros e infecciones, sobre todo, de las vías respiratorias.

-Mejora de la circulación periférica.

-Respiraciones más profundas, mayor contracción de los músculos respiratorios, aumento de la capacidad vital que es la cantidad máxima de aire que cabe en los pulmones tras una inspiración máxima.

-Menor número de respiraciones por minuto.

-Mayor resistencia de los músculos respiratorios lo que provoca una mejor tolerancia al ejercicio y esfuerzo. Cuando necesitemos una mayor aportación de oxigeno, nuestros pulmones podrán llevar a cabo esa tarea, sin toses y sin ahogamientos.

Metabolismo

-Mantenimiento de los niveles de la glucosa, mejor tolerancia y disminución de la producción de insulina. En el paciente diabético, suele reducir el número de unidades de insulina o de medicación antidiabética oral, reduciendo los niveles de glucosa y de hemoglobina glicosilada.

-Dificulta el almacenamiento graso, facilita su movilización, reduciendo el peso corporal.

-Mejor respuesta al stress al disminuir las catecolaminas, como la adrenalina. Esto, de forma indirecta, reducirá la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria.

-Aumenta el metabolismo de riñón e hígado, depurando todos los tóxicos del organismo así como los productos de desecho como son los radicales libres, que son los primeros responsables de producir la mutación de las células sanas y convirtiéndolas en células tumorales.

-Aumento del HDL y descenso del LDL. El HDL es el colesterol "bueno" que reduce la incidencia de sufrir un ataque al corazón o un infarto o trombosis cerebral. El LDL es el colesterol "malo", es el que provoca la arterioesclerosis y acúmulo de placas de ateroma en las paredes de las arterias, sobre todo de las coronarias.

-Aumento del peristaltismo, reduciendo la posibilidad de estreñimiento.

Mente

-Aumenta la sensación de bienestar, autoestima, entusiasmo, confianza, imagen corporal, funcionamiento intelectual.

-Disminuye ansiedad, depresión, tensión, hostilidad. Mejora el control del estrés personal y laboral.

-Aumenta la capacidad de concentración.

-Mejora la vida sexual, aumentando el deseo y la capacidad de mantener relaciones sexuales.

-El ejercicio favorece la aparición de endorfinas que son las sustancias encargadas de la analgesia y el alivio del dolor tras un esfuerzo, y responsable de esa sensación de cansancio placentero tras un ejercicio intenso, que desencadena toda la cascada de reparación como es el descenso de la frecuencia cardíaca y respiratoria, relajación muscular y mejora del sueño.

Aumentamos las actividades de nuestro tiempo libre, haciéndonos más felices.

Aumentamos nuestros temas de conversación, aumentado por esto nuestra capacidad de socialización.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios