Liga adelante

Sí, algo falla... o lo parece (1-0)

  • Otra pésima primera parte lastra a un Almería al borde de salir de la promoción. Sólo buscó el gol con prisas y la ansiedad lo devoró.

Era el mejor punto de inflexión posible el partido de ayer. Después de varios fines de semana en los que rivales que venían por atrás afilaban sus cuchillos y cortaban con suma facilidad la distancia con respecto a los rojiblancos, el sábado los resultados no terminaron de venir mal pese a que el Alcorcón, en su enémiso ejemplo de cómo debe jugar un equipo en casa, ganara en el descuento. Ponferradina y Las Palmas, las referencias ahora mismo [quién lo diría hace unos meses] para asegurar la promoción, le dieron un necesario respiro al conjunto de Javi Gracia.

La Nueva Condomina, un estadio que se había dado bien en los últimos años, era un buen sitio para dar carpetazo a la timorata marcha de las últimas semanas. Un campo amplio y apetecible para practicar un buen fútbol, algo que se echaba de menos; un Murcia también ansioso porque la presión por salir del descenso le acuciaba; y, sobre todo, varias centenas de camisetas rojiblancas en las gradas. Pese a las dudas del equipo, los aficionados no fallaron a sus colores y dijeron alto y claro que ellos están por encima de todo y animarán hasta el último segundo. Por ellos, y sólo por ellos, había que dar la cara, no mostrar una mejilla.

Como novedad, en otra semana en la que el once sólo se mueve por obligación, Gracia apostó por Trujillo en detrimento de un Pelle que sufría una sobrecarga. El terreno de juego, empantanado por una parte y rápido por otra por culpade la lluvia que no dio tregua en todo el día, estaba ideal para buscar la velocidad por las bandas o para tragase alguna contra. La concentración y la seguridad en los pases era determinante. Como había anunciado Onésimo, de salida no le pesó la responsabilidad al Murcia y quiso el balón. Tras unos acercamientos tímidos, de la cabeza de Kike García y del pie de Matilla salieron las primeras ocasiones, ambas altas. A los 15', el palo de la meta de Esteban evitó que los locales se adelantaran. Objetividad: el Almería no había dado aún dos pases seguidos.

El Murcia ya había mostrado sus colmillos y era fiero. El Almería, cual cordero acobardado, tiraba de querencia y se refugiaba en su área, segura en el despeje y sin intención de complicarse la vida. Trujillo, con el último pelo de su corta cabellera, desvió un peligroso centro de Molinero hacia Kike. Los locales estaban siendo ofensivamente mucho mejores que los visitantes, que sólo hicieron esforzarse a Javi Jiménez una vez, ya en el minuto 37 con un tiro desde la frontal del Carlos Calvo, y como cualquier muralla, la almeriense cayó víctima de tantos martillazos. Balón a la espalda de la defensa para Kike García, que le gana en velocidad a Marcelo Silva, y bate de vaselina a Esteban. No sólo precioso, sino también merecido. Justo antes del descanso. Objetividad: la tensión, las ganas y el fútbol práctico tienen su recompensa.

Como por desgracia se ha convertido en habitual, el rival volvía a ponerse por delante y los rojiblancos volvían a encontrarse de morros con su misión imposible: remontar. Quien les escribe no quiere hacer daño al Almería, pero sí se da cuenta de que hay algo que no funciona y no se lo calla. El equipo empieza a jugar y ser vertical cuando las prisas le acucian. Con el 1-0 y en tan sólo quince minutos tras la reanudación, creó más peligro que en toda la primera parte. Pero la necesidad es sinónimo de ansiedad y lo nota. Sólo eso explica que Charles fallara a bocajarro y con el meta en el suelo. Dos minutos después, Jiménez volvió a ganarle la partida al brasileño.

El partido estaba roto, sólo así se podía sacar tajada. No existía el centro del campo, daba igual, al Almería no le sirvió. Y si no llega a ser por Esteban, el Murcia habría sentenciado antes del 70' en una de las múltiples contras. En las postrimerías, y sólo con corazón, Soriano tuvo un cabezazo y un chut raso, que Jiménez volvió a despejar. Objetividad: los rojiblancos sólo apretaron cuando vieron que, a este ritmo, salir de la promoción es cuestión de tiempo.

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