OPINIÓN | Con un par

El pecado capital de la soberbia

La ilógica es la gran fortaleza del fútbol, esa renovada capacidad para hacerse impredecible e incomprensible cada semana. Este componente adquiere su máxima expresión en Segunda. En la División de Plata, el colista puede ganar al líder sin que eso parezca una sorpresa. El empate cosechado por el Alcorcón el pasado sábado, en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, es la última demostración. El resultado escapa a cualquier pronóstico y fue raro y muy inesperado. La Agrupación Deportiva descendió a 1º Federación en la jornada 36 y cerrará el Campeonato con el deshonor de haber sido colista en 41 de las 42 jornadas, 36 de forma consecutiva. Desde que se amplió la categoría a 22 equipos en la 97/98, únicamente el Sevilla Atlético sumó menos puntos, 19 sobre los 126 posible. Es decir, los madrileños son el segundo peor colista de Segunda del último cuarto de siglo. Los mensajes de advertencia no existieron y las muestras de respeto hacia el rival brillaron por su ausencia, desde el Ayuntamiento hasta el periodismo local y nacional, en una falta de humildad impropia de la ciudad y entidad. Los de FF aplazaron el ascenso y desnudaron la soberbia, uno de los siete pecados capitales, de capitalinos y provincianos. Nadie estuvo a la altura de las circunstancias, empezando por los propios jugadores, y la desmedida euforia y el populismo derivado de ésta alimentaron de autoestima a los madrileños. Todos lo dimos por hecho y nadie se lo creyó al final. Algunos vieron en el fervor de los madrileños la sospecha de una jugosa prima. El fútbol depara un Alcorcón-Eibar para la jornada final. El Decano de Segunda, en la categoría desde la 2010/11, tiene la última oportunidad de demostrar su orgullo, acallar cualquier componenda y de evitar el ascenso eibarrés.

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