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A esto sí se le puede llamar competir

  • El conjunto de Ramis volvió a parecerse a ese bloque definido de los albores de la temporada

  • Eso sí, mejor que no repita que la actitud competitiva de sus jugadores ya se vio en Vallecas

Caballero aguanta el balón ante la presión del central Kiko Olivas.

Caballero aguanta el balón ante la presión del central Kiko Olivas. / JAVIER ALONSO

El Valladolid jugaba para ser líder en solitario. Casi lo consigue, si no es por la parada antológica de René. Sin embargo, ese mismo equipo sufrió de lo lindo en el último tramo. Simplemente se demostró que con orden y concierto, más un plus de coraje, ningún rival se come a otro en Segunda; ahí radica el éxito de la categoría. El técnico rival, Luis César Sampedro, así lo expresó cuando en rueda de prensa se refirió a las escasas diferencias. Si un equipo está bien trabajado y el entrenador de turno logra grabar en el disco duro colectivo todos y cada uno de los movimientos base, se obtiene el molde perfecto de Segunda, sin olvidar el plano individual. El conjunto de Ramis volvió a parecerse a ese bloque definido de los albores de la temporada, senda que nunca debió abandonar. Se puede ganar, empatar o perder, pero uno se siente satisfecho de que se le juegue de tú a tú a todo un Valladolid. No diré lo que comentaba Cruyff sobre la diversión en el juego, con independencia del resultado; yo prefiero ganar como sea, más que nada porque en España no hay ligas cerradas, por lo que el club, la afición y la ciudad se juegan mucho. Sin duda, la satisfacción del trabajo bien hecho se traducirá, más temprano que tarde, en puntos. Eso sí, mejor que no repita Ramis, como hizo ayer, que la actitud competitiva de sus jugadores ya se vio en Vallecas. Ya somos mayorcitos para que nos relaten cuentos chinos. La fiesta no decaerá si se mantiene el nivel, pero para ello deben de darse varias circunstancias. La primera es que no se puede prescindir de Joaquín. Lo que Ramis ha perpetrado en jornadas anteriores no puede tener perdón alguno. La única forma de redimirse pasaría por contar con el jugador almeriense de forma fija. Otro factor interesante fue la entrada en escena de Mandi. Si este jugador es capaz de seguir en la misma línea de ayer, se habrá dado un paso de gigante. Incluso contagió a Alcaraz, al que se le vio con parte de la soltura que exhibió en los primeros choques. Dato importante fue el experimento demandado desde estas líneas, que en el último cuarto de hora se puso en práctica. Hablamos de la inclusión de Motta en el lateral derecho para poder adelantar a Fran Rodríguez por la misma banda. No vendría mal, porque a la ausencia de un jugador de confianza por aquel extremo (Javi Álamo corrió la banda, pero por fuera), se une la baja de Fidel para el próximo partido, aunque se volvió a ver, y van unas cuantas, que el extremo onubense no aporta nada interesante escorado a la derecha. Incluso los minutos de Juan Muñoz fueron los más interesantes desde que viste de rojiblanco. Todos estos factores ayudaron a acorralar finalmente al Valladolid, como hacía tiempo que no se lograba con un equipo de su calidad. Y todo esto sin el concurso de Pozo, lo que viene a reforzar la teoría expuesta. Lo único que me chocó fue la excesiva atención de Ramis a la labor de los árbitros, cuando las soluciones a los males no vendrán de ahí. Mejor sería pensar en ensamblar lo positivo y dejar de ver fantasmas, que solo sirven para tapar las carencias.

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