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A las puertas de asobal

  • El colegiado almeriense Sebastián Fernández pita la fase final de una de las competiciones nacionales más importantes Muy buenas críticas del Comité Técnico

Las jugadoras del Balonmano Bera Bera, equipo con el que tantas veces se ha visto las caras el Vícar Goya en otros tiempos más fértiles para el balonmano local, estaban exultantes con la Copa de la Reina en sus manos. Pero posiblemente no eran las más felices aquel día en el Pabellón de Alcobendas. En uno de los asientos del recinto, todavía con la mente inmersa en los partidos que acababa de pitar, el almeriense Sebastián Fernández asistía a la clausura de una competición de la que él había sido parte importante.

El trabajo de muchos años en las categorías inferiores y el buen hacer del nuevo equipo federativo en Almería está dando sus frutos. La tarea es ardua y las alegrías tardan en llegar, pero llegan. Y el importantísimo reto de pitar la fase final de la Copa de la Reina para el almeriense y su compañero granadino Alberto Murillo, llegó en sus mejores momentos con el silbato en la boca. "No me esperaba una designación tan fuerte. El Comité Técnico de Árbitros tiene gente muy cualificada y que se haya fijado en nosotros, dice bien a las claras que confía en el trabajo que estamos haciendo", que les llevó a pitar una competición que les sirvió para ir progresando: "Fue una experiencia muy novedosa y una alegría inmensa cuando nos informaron. Nunca nos habían convocado, teníamos mucha ilusión y también un poco de nervios, la verdad".

Pero los nervios le duraron poco, y eso que iba a dirigir uno de los encuentros de las anfritrionas. En cuanto se metieron en la salsa con el resto de compañeros, se dieron cuenta de que su carácter y su pasión por el balonmano era la mejor tarjeta de presentación para hacerse respetar. "Hemos estado rodeados de árbitros de Asobal, que nos han transmitido en todo momento confianza y nos han dado muchos consejos. Hubo muy buen rollo, salimos incluso a dar una vuelta todos juntos por Alcobendas y ahí nos dijeron que estuviéramos serenos, que sólo cumpliéramos con el reglamento y que de nerviosismo ni hablar". Sabias palabras justo antes de pitar el primer partido: cuartos de final entre Kukullaga-Bera Bera, a la postre campeonas. Buen arbitraje, pocos fallos, nada de polémica y de regalo unas semifinales entre Ro'Casa y Alcobendas. "Las críticas fueron positivas. Pitar al anfitrión fue muy bonito por el gran calor del público. El gran ambiente del pabellón hizo que estuviéramos muy concentrados para que la palabra justicia brillara y no se centraran en nosotros", asegura orgulloso el almeriense, que arbitró lo máximo a lo que aspiraba ya que la final está reservara para colegiados de Asobal.

Ése es el siguiente reto que persigue Sebastián, conseguir el ascenso a la máxima categoría del balonmano nacional. "Si no llego, tendría que pensar en retirarme", indica con voz temblorosa el árbitro de División de Honor Plata, que por el contrario sabe que están en la línea correcta de trabajo y confía en que los actuales comités pertinentes pasen hoja después de las designaciones políticas y a dedo de pasados años oscuros: "Llegar a la Asobal sería lo máximo, es lo que llevo buscando después de tanto tiempo en este mundo. Tengo una gran oportunidad con un nuevo Comité Técnico de Árbitros renovado, objetivo y que valora el buen trabajo. Ser el primer almeriense que llega a la máxima categoría sería todo un orgullo". Confiemos en descorchar una botella de champán.

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