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Los referentes de un gran campeón

  • Griezmann y Mbappe han sido los líderes de una Francia que se ha alzado con el título sin apenas sufrir

Los jugadores franceses bajan del avión para ofrecer el título mundial a sus aficionados.

Los jugadores franceses bajan del avión para ofrecer el título mundial a sus aficionados. / caroline blumberg / efe

"Grizou (cariñosa apelación con la que se conoce en Francia a Antoine Griezmann) rima con Zizou (Zinedine Zidane)", asegura Paul Pogba que, además de talento en el campo tiene otro para buscar el eslogan perfecto. "No me toquéis a Grizou", dijo ya hace dos años cuando el jugador del Atlético de Madrid, en plena Eurocopa, era blanco de unas críticas que acabó borrando a base de goles para convertirse en el mejor de un torneo en el que su equipo acabó segundo.

"Entonces marqué muchos goles y no ganamos, voy a tratar de marcar ahora menos a ver qué pasa", bromeaba Griezmann en vísperas de la final contra Croacia.

Lo tenía todo el jugador nacido en Macon para convertirse en el heredero de Zidane, el hombre al que sin duda todo el mundo señaló como el artífice del primer Mundial de Francia. Hasta que se cruzó en su camino Mbappe, un prodigio de 19 años, talento desbordante y madurez precoz que puede robarle la estrella.

Asfixiado por la alegría del éxito ha quedado el debate en Francia. ¿Tú eres más de Grizou o de Mbappe? La pregunta está latente, a la espera de que los cantos de felicidad dejen paso a otras emociones.

Porque si Griezmann evoca a Zizou, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, la eclosión de Mbappe lleva a pensar en Pelé, el máximo goleador de todos los tiempos.

Contra Croacia se convirtió en el segundo jugador en marcar en una final con menos de 20 años, 60 años después de que lo hiciera O Rei. Antes lo había seguido en otros récords, como el de marcar dos goles en un partido a eliminación directa en un Mundial sin haber cumplido los 20.

Aunque el mundo ya lo conocía por su gran campaña en el Mónaco, lo que hizo que el pasado verano el París Saint-Germain desembolsase 180 millones para hacerse con un jugador de 18 años, fue en el duelo de octavos de final contra Argentina cuando demostró que las grandes citas no lo asustan a un futbolista llamado a conquistarlo todo.

En la jugada que desembocó en el penalti con el que Francia abrió el marcador ante los de Jorge Sampaoli, Mbappe corrió hasta a 37 kilómetros por hora. Una exhalación hacia el firmamento de los mejores. El penalti lo marcó Griezmann que, haciendo menos ruido que hace dos años, ha sido decisivo en la mayoría de los goles de Francia.

En la fina, su pie fue vital en tres de los cuatro que le marcó a Croacia: sacó la falta que acabó en el 1-0 en propia puerta de Mandzukic -"la FIFA debería dármelo a mi, el balón iba dentro", bromeaba tras el encuentro-, marcó el penalti del segundo y dio a Pogba el pase del cuarto.

Antes, había abierto el marcador contra Argentina (también de penalti), sacó la falta que permitió a Varane marcar en cuartos frente a Uruguay, a quien marcó el segundo con la ayuda del portero charrúa Muslera, y de nuevo repitió centro, esta vez a Umtiti, en la ajustada semifinal frente a Bélgica.

A ello sumó el primer tanto de Francia en el Mundial, de nuevo de penalti, contra Australia.

Segundo máximo goleador tras el inglés Kane, tercer mejor jugador de la competición tras el croata Modric y el belga Eden Hazard, el colchonero tiene intactas todas sus opciones para alcanzar el Balón de Oro, un galardón del que fue tercero en 2016 y que Zizou ganó en 1998, tras consuistar el Mundial.

Mbappe, por su parte, marcó su primer gol contra Perú, dos más frente a Argentina y remató con otro en la final. Fue elegido el mejor joven del torneo y su enorme proyección apunta a que será uno de los grandes jugadores que marcará época en los próximos años.

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