Tribuna Económica

Rogelio Velasco

Barcelona y el congreso mundial de móviles

No es la primera ocasión en la que las autoridades municipales y, sobre todo, autonómicas, aprovechan el Mobile World Congress que se celebra estos días en Barcelona para lanzar un discurso nacionalista completamente fuera de lugar, sin relación alguna con el evento.

No tan intenso como este año, pero desde que se celebra en Barcelona, durante la cena de inauguración, Artur Mas, siendo presidente de la Generalitat, se dirigía a los presentes hablando más de política que de tecnología o innovación. Jamás nombraba a España; sólo a Cataluña. Parecía el presidente de un país que no existía. Esto provocaba el desconcierto y los comentarios jocosos por parte de los asistentes, que no entendían nada. Los visitantes de este congreso son científicos, ingenieros o economistas que trabajan en empresas tecnológicas que quieren vender sus productos. Lo demás, sobra, no les importa.

Durante los diez años en los que asistí se produjo un cambio notable. En Cannes, la apertura del evento y las intervenciones de líderes políticos, se ceñían estrictamente al progreso tecnológico y a la innovación, objeto del congreso. El cambio de sede se debió estrictamente a la falta de instalaciones de la ciudad francesa: el pabellón en donde se celebra el festival de cine, abarrotado de gente con una circulación caótica. Las tiendas de campaña que instalaban en el exterior contribuían también a ese caos. La organización del congreso -que ofreció primero a Madrid su organización y que Gallardón rechazó- decidió el cambio de sede.

Con todo el ruido mediático y político provocado por la alcaldesa de la ciudad y el presidente del Parlamento se olvidan las nuevas tecnologías presentadas que van a continuar revolucionando no solo las telecomunicaciones, sino nuestra forma de vivir.

La tecnología para móviles 5G va a transmitir los datos cien veces más rápido que la actual 4G. Esto va a permitir que el proyecto de coches y otros vehículos autónomos, sin conductor, sea una realidad pronto al reducir extraordinariamente la latencia (tiempo de carga) existente, hasta centésimas de segundo. Los móviles inteligentes y los wearables (relojes, gafas, etc.) van a ser utilizados para nuevos servicios personales y empresariales. Los móviles no necesitarán tanta memoria, porque la red será tan rápida que toda la información estará alojada en la nube. En España, en particular, la espectacular red de fibra óptica desplegada -mayor que la de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, juntas- facilitará que se convierta en líder mundial, junto a Japón y Corea. Adicionalmente, el Internet de las Cosas (IoT) está permitiendo la proliferación de dispositivos, edificios y ciudades conectadas que la tecnología 5G también va a impulsar.

Al contrario de lo que se anuncia en el lema, Barcelona no es la capital mundial del móvil, ni siquiera de España. De las más de 50 empresas españolas que participan en el congreso, la mayoría están fuera de Cataluña. Ni siquiera el apoyo de Telefónica a la continuidad, y de la presión política que durante muchos años recibe esta empresa de La Caixa, garantizan que en los próximos años no sean San Francisco o Dubái las ciudades que alberguen este gran evento tecnológico.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios