Economía

Ford vende su filial Volvo a la compañia china Geely

  • Los analistas creen que Ford perderá con la operación una cantidad sustancial de dinero.

Volvo dio este miércoles un paso más para situarse bajo control chino después de que su actual propietario, Ford, el fabricante Geely anunciasen que han superado los últimos obstáculos comerciales para proceder con la operación de venta.

Ford y Geely señalaron en comunicados separados, que esperan firmar la venta de Volvo en el primer trimestre del 2010 y que en el segundo trimestre la histórica marca sueca podría pasar a estar bajo control efectivo del mayor fabricante chino de automóviles.

Ninguno de las dos empresas quisieron poner precio a la operación pero los analistas consideran que Ford perderá una cantidad sustancial de dinero, ya que en 1999 pagó 6.000 millones de dólares por Volvo y ahora se espera que reciba un máximo de 2.000 millones de dólares.

"Todos los términos comerciales sustanciales relacionados con la venta potencial de Volvo han sido solucionados entre Ford y Geely", afirmó Ford en su comunicado.

"Aunque todavía queda algo de trabajo por finalizar antes de la firma (incluida la documentación final, la financiación y permisos gubernamentales), Ford y Geely anticipan que el acuerdo definitivo de venta será firmado en el primer trimestre de 2010, con el cierre de la venta probablemente en el segundo trimestre de 2010".

El anuncio de hoy acerca a Ford a su objetivo final de eliminar todas las marcas del grupo que no son consideradas centrales para sus operaciones y que se inició en el 2006 cuando el fabricante estadounidense anunció que estaba considerando la venta de la marca británica de lujo Aston Martin.

Entonces, el Grupo Ford estaba formado por las marcas estadounidenses Ford, Mercury y Lincoln, las británicas Aston Martin, Land Rover y Jaguar y la sueca Volvo. Además, la empresa tenía una sustancial participación en la japonesa Mazda.

Pero Ford anticipó la crisis que se avecinaba y en el 2006 (tras perder 12.600 millones de dólares) empezó a reestructurar la empresa y acumular capital con la venta de sus operaciones menos rentables.

Aston Martin terminó en el 2007 en manos de inversores británicas y árabes por 925 millones de dólares. En el 2008 le siguieron Jaguar y Land Rover por las que el grupo indio Tata Motors pagó 2.300 millones de dólares menos de la mitad de lo que Ford había pagado en 1989 y 1990 por los dos fabricantes.

El anuncio de la venta de Volvo a Geely marca aún más las diferentes circunstancias en las que se encuentran Ford y su principal competidor y el mayor fabricante estadounidense de automóviles, General Motors (GM).

GM tuvo que recurrir a 60.000 millones de dólares de ayudas públicas y la declaración de quiebra durante el verano de 2009 para sobrevivir. Ford ha sido capaz de capear la crisis, y beneficiarse de ella ya que en el tercer trimestre del año registró 1.000 millones de dólares de beneficios, por sus propios medios.

Además, GM ha sido incapaz de cerrar la venta de una sola de las marcas que ha puesto a la venta.

La reestructuración de GM requiere que el gigante industrial quede reducido a cuatro marcas (Chevrolet, Buick, GMC y Cadillac) tras la eliminación de otras cuatro (Saturn, Pontiac, Hummer y Saab).

El antiguo equipo directivo de GM preparó la venta de Saturn, Saab, Hummer así como de la filial alemana Opel. Pero tras las llegada al Consejo de Administración del antiguo ejecutivo de AT&T Ed Whitacre, los planes se han ido al traste.

El mayor vendedor de automóviles de EE.UU., la firma Penske, canceló en el último momento la compra de Saturn, pero luego ha sido la propia GM quien se ha arrepentido en el último momento y renunció a vender Opel a un grupo liderado por el fabricante Magna.

Mientras, la situación de Hummer es fluida, con una empresa china interesada en la compra del fabricante de todoterrenos aunque al parecer ante las reticencias de las autoridades de Pekín.

Con respecto a Saab, la situación es incluso menos clara ya que GM ha sido incapaz de alcanzar un acuerdo con dos distintos compradores y está dispuesto a cerrar la marca sueca.

La incapacidad de GM de vender las marcas que no le interesan ha generado persistentes comentarios entre analistas de que General Motors no quiere que la tecnología de estas empresas caiga en manos de futuros rivales que podrían complicar su vida a medio plazo.

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