Tribuna Económica

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Hipotecas aberrantes

Hace más de cinco años que aparecieron las primeras noticias sobre los préstamos a tipos negativos. Financial Times publicó un artículo el 8 de abril de 2015 sobre Dinamarca (Denmark highlights naked truth about negative lending), señalando que una terapeuta sexual danesa había saltado a la fama no por su oficio, sino por endeudarse a tipos negativos: recibía dinero y encima cobraba por ello un -0,0172% anual. Era el primer ejemplo de un mundo financiero al revés. Muchos por entonces eran escépticos sobre que esto lo veríamos aquí; también, cuando se pronosticaba que no era algo puntual, sino que continuarían por mucho tiempo. Pero así ha sido.

En poco tiempo las anomalías en préstamos llegaron a Europa, el Euríbor se volvió negativo a comienzos de 2016 y comenzaron a aparecer los primeros casos, todavía esporádicos, ligados a algunos trabajadores de la banca que disfrutaban de diferenciales preferentes. Ahora esta circunstancia empieza a extenderse por la profundización del euríbor en terreno negativo. El Euríbor a 12 meses cerró ayer en el -0,468%. Se estima que el volumen de hipotecas que tienen pactado un diferencial por debajo es de 300.000 millones de euros.

Los bancos se resisten a ello. Desde junio del año pasado, con la reforma hipotecaria, los nuevos contratos nacen con cláusulas que limitan la bajada hasta el 0%. Pero no tienen nada que hacer con los antiguos, en los que no se incluía ese suelo (¡quién iba a pensar esto!). La defensa que aluden sobre que es algo irracional que contradice la esencia de la actividad prestamista se cae por su propio peso: los bancos son los primeros que se endeudan a tipos negativos con su banco central. Y los Estados reciben financiación a tipos negativos. En España sólo pasa con las letras y los bonos de menor plazo, pero a Alemania le llegan hasta sus bonos a 20 años (-0,349%).

Lo ha tenido que reconocer José Manuel Campa, presidente de la Autoridad Bancaria Europea, en su intervención en el Parlamento Europeo de este martes, preguntado por el eurodiputado Luis Garicano: los bancos tendrán que pagar a los particulares por sus préstamos si la suma del Euríbor y el diferencial pactado resulta negativa, y el contrato no tiene límite inferior señalado.

Ahora bien, las anomalías también empezaron a llegar desde 2015 por el otro lado, cuando los bancos comenzaron a cobrar a sus mayores clientes corporativos e institucionales por el dinero depositado en sus cuentas. Siguiendo la aberración financiera instalada deberían aplicar lo mismo al público en general en las cuentas corrientes y depósitos. El miedo a corridas bancarias los retiene. De momento.

Todo esto es producto del desmadre de la deuda durante décadas, que continúa, aunque desplazado al sector público. Nada nuevo. En Mesopotamia ya se producían crisis de deuda y se tomaba ante ellas una solución radical: hacer borrón y cuenta nueva. La Biblia también recogió esta tradición con la institución del jubileo: como Dios así lo manda: cada 50 años se debe hacer con las deudas tabla rasa (Levítico, 25, 8 y ss.). En la actualidad esto es inadmisible, y la purga se hace con los tipos negativos, pero este camino es lento, muy lento.

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