Tribuna Económica

Carmen Pérez

A cámara lenta

Alos bancos centrales se le han puesto las cosas más difíciles. El camino hacia la normalización monetaria que comenzó hace ya años en la Reserva Federal (Fed) y en otros bancos centrales, como el de Canadá o el Banco de Inglaterra, se ha complicado. También para el nuestro, el Banco Central Europeo (BCE), que los sigue con retraso. La paciencia, que ha sido una de las palabras banderas de Mario Draghi -junto con prudencia y persistencia- se ha convertido también en la nueva palabra de la Fed. La desaceleración económica y la volatilidad en los mercados exigen estar a verlas venir, no hay otra. De momento no es que vayan a desviarse o retroceder en este proceso pero lo que sí han hecho es ponerlo a cámara lenta. Ahora, incluso algunos miembros de sus consejos, que eran claramente halcones, se han vuelto palomas.

Los datos de la revisión a la baja del crecimiento de EEUU -del 3% al 2,3%- y los descensos bruscos en Wall Street de diciembre, tras la última subida de tipos, constituyen un problema para la Fed. Se le acusa de alimentar la volatilidad financiera y de poner en riesgo el bienestar económico del país. De nada sirvió que de forma paralela a la subida de esos 25 puntos básicos. le acompañara una declaración de mayor suavidad para el año que viene. En una conferencia posterior Jerome Powell tuvo que suavizar aún más las cosas, aclarando que los tipos de interés ya han alcanzado el límite inferior de la tasa neutral: donde la Fed dijo que serían tres la alzas, y luego dos, ahora es posible que quede en una o en ninguna. También está por ver si detiene la reducción de su balance, que venía disminuyendo a razón de 50.000 dólares al mes. Todo dependerá de sus dos objetivos: la inflación y el empleo.

En cuanto al BCE, ayer tuvo lugar una nueva reunión de su Consejo de Gobierno. No se esperaba ningún cambio y así ha sido, aunque había cierta expectación por los comentarios que hiciera Mario Draghi tras lo sucedido en EEUU. En la Eurozona, aunque ya finalizó el programa de compra de activos, la economía seguirá muy estimulada por la promesa de reinversión de los activos que vayan venciendo. Esto no es poca cosa, significa que el BCE comprará hasta 200.000 millones de bonos este año, fundamentalmente bonos soberanos. En cuanto a los tipos de interés, ayer mantuvo que permanecerán en los niveles actuales "hasta al menos durante el verano de 2019".

Pero las tasas de crecimiento "han seguido siendo más débiles de lo esperado" y "es probable que la inflación general disminuya aún más en los próximos meses". Además, Draghi reconoció que existe "una larga lista de factores" que pueden influir en el crecimiento más allá del corto plazo". Expresamente mencionó el Brexit, la amenaza proteccionista, la desaceleración en China y los problemas de la industria automovilística alemana ante el riesgo de aranceles. Su tono más pesimista y alarmista cabe esperar que también el BCE se ponga en cámara lenta y que la subida de tipos no llegue hasta finales de 2019 o que incluso haya que esperar a 2020. No sólo el BCE, a todos los bancos centrales no les queda más remedio que ir "ajustando todos sus instrumentos" sobre la marcha. No lo van a tener nada fácil.

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