Elecciones

Democracia Real Ya gana la calle y trata de permanecer

  • Los debates ciudadanos intentan concretar grupos de trabajo para canalizar las propuestas · El movimiento onubense cree fundamental estar coordinados

CADA vez somos más". Esta es una de las frases que ayer arrancó más aplausos en la asamblea ciudadana y pública que el movimiento Democracia Real Ya celebró por la tarde en la plaza de la Constitución de Huelva, frente del Ayuntamiento. Pretendía ser un grito de ánimo al grupo que lleva desde el domingo por la tarde en la vía pública, de forma algo improvisada al principio, y de una manera permanente desde el martes. También la reafirmación de que, lo que comenzó de forma espontánea, va adquiriendo cuerpo y fuerza. Unos pocos han conseguido atrapar la atención de ciudadanos de todas las edades, clases y condición, se reúnen para hablar, para reflexionar, para expresarse libremente, sin meterse con nadie y con un alto sentido del respeto, hacia todos y cada uno de los estamentos. Ante el más mínimo desliz, se llama al orden sin resquemor, sin acrimonia pero con firmeza. Una lección de democracia, en su más amplio sentido de la palabra, el predomino del pueblo que interviene en política en uno de los momentos en los que el discurrir habitual se relentiza para que los ciudadanos emitan su opinión. Jornadas de reflexión y voto que en estas elecciones parecen cobrar un significado diferente por la voz, si no unánime, sí multitudinaria, que se ha levantado en las calles de todo el país.

La asamblea de ayer no se perdió en verborreas, gracias a la coordinación del grupo de jóvenes (se van relevando) que ha asumido la responsabilidad de realizar trámites como solicitar permiso para convocar asambleas ciudadanas y vigilias de reflexión ante la Subdelegación del Gobierno, con nombres, apellidos y el DNI por delante, sin temor pero prudentes. "Dónde estaba esta juventud dormida que aparece ahora con tanta fuerza", preguntaba una señora de cara a la acampada improvisada, "para que luego digan que os da todo igual". Esta frase resume las muestras de apoyo y reconocimiento a los que pasan día y noche sobre las duras baldosas del antiguo edificio de Hacienda.

Dos preocupaciones centraron el orden del día de ayer. Por un lado, decidir si se traspasaba la frontera de la media noche, momento en el que comenzaba la jornada de reflexión, previa al día de las votaciones, y hora límite que fijó la Junta Electoral Central para permitir concentraciones en la calle. Resistir, fue la consigna. Resistir de forma pacífica y sin enfrentamientos con la Policía, pero resistir para seguir adelante hasta alcanzar objetivos como el de manifestar a la clase política un cambio de dirección, de rumbo, para que sus acciones estén en consonancia con las preocupaciones de los ciudadanos: el empleo, la vivienda, los servicios públicos, acabar con los privilegios de la clase política, control fiscal y de las entidades bancarias y democracia participativa.

Lo que parece descartado es que el colectivo vaya a estar desplazándose hacia la plaza de Las Monjas, tal y como se barajó en un principio. Al menos, el campamento base se quedará frente al Ayuntamiento donde seguirán las asambleas, "porque es la casa del pueblo", argumentó uno de los participantes. Este carácter estático pretende cobrar fuerza ante los intentos de hacer de Democracia Real Ya un movimiento que se prolongue en el tiempo. "No queremos que esto quede en algo efímero, como dicen muchos por ahí. No queremos acabar tras las votaciones, porque tenemos unos objetivos que cumplir", explicó uno de los participantes en lo que parecía un mitin improvisado, el mitin que más aplausos ha arrancado de ciudadanos indignados. Para hacer que este espíritu cobre fuerza y se materialice se tratan de organizar grupos de trabajo que vayan canalizando el aluvión de propuestas que ya se recogen en una caja de cartón, son las aportaciones ciudadanas anónimas y coincidentes, en mucho casos. Lo que está por ver es cómo se reparten y sobre qué se trabajará a corto plazo.

El grupo de Democracia Real Ya en Huelva es consciente de que lejos de ser un hecho aislado, forma parte de una colectividad que cobra fuerza en la mayor parte de las capitales del país y que se extiende más allá de nuestras fronteras a través de los españoles residentes en el extranjero. La asamblea onubense trata de canalizar la coordinación con otras acampadas, para encajar un ritmo de acción que haga fuertes las propuestas y los objetivos. Las redes sociales empezaron a formar la base y siguen siendo un vehículos fundamental en estos momentos, pero ayer quedó de manifiesto que el movimiento que se pretende llevar a cabo requiere de una sincronía que sólo cabe a través de la comunicación entre los grupos dirigentes. Este ideario básico, que resume más de dos horas de asamblea, se completa con un sin fin de intervenciones y reflexiones que tienen cabida en este foro abierto, al que los ciudadanos sólo tienen que acercarse para dar su nombre antes de intervenir, micrófono en mano, y por riguroso turno. Ayer rompió el hielo un ex concejal del Ayuntamiento de Huelva, que se declaró político y desengañado. Un inmigrante, un joven, otro menos joven, Julia, Antonio, Isidro, Laura, Pilar, Esteban, Manuel, Juan..., alrededor de medio centenar de personas pudieron manifestar su opinión entre las 19:15 y las 21:00, escuchaban varios cientos. Los aplausos concluían las reflexiones emocionadas de quienes recordaban viejos tiempos menos democráticos, de años atrás cuando los movimientos ciudadanos también consiguieron libertades, a veces, imposibles. "Me he quitado 20 años de encima viendo esto", dijo un hombre bien entrado en canas. Y yo me lo creí. Esta movilización deja estampas tan dignas como la de un abuelo hablando con un joven piercinero.

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