Elecciones

Zoido ya ejerce como alcalde y el PSOE se resiste a hacer autocrítica

  • Los socialistas salvan los muebles en la provincia y los escándalos judiciales apenas pasan factura, pero la Gran Sevilla se debilita

El día después amaneció temprano para el alcalde electo. El popular Juan Ignacio Zoido inició a las nueve de la mañana su agenda de compromisos con una visita a los vecinos de Su Eminencia, un feudo socialista donde el PP ha logrado imponerse gracias, entre otros, al trabajo de Juan Gallardo, el dueño de un supermercado del barrio que protagonizó el spot electoral de Zoido. Acto seguido limpió la puerta del Ayuntamiento de protestas, al desmantelar el campamento que mantenía desde hace dos meses un grupo de trabajadores de la empresa municipal de transportes. Y le sobró tiempo para acudir a la Basílica de la Macarena para dar las gracias a la Virgen por su triunfo antes de partir hacia Madrid, donde fue protagonista de la jornada en la junta nacional del PP.

Mientras tanto, el PSOE -y también IU- guardó silencio. El candidato socialista, Juan Espadas, desapareció incluso de las redes sociales y cedió la palabra a la dirección provincial del partido, que se resistió a la autocrítica y volvió a culpar del desplome a la crisis mundial. Así, con la boca chica, el secretario general de los socialistas sevillanos, José Antonio Viera, aseguró que es "responsable de lo bueno y de lo malo", pero descartó la "remodelación" de los organigramas de las agrupaciones socialistas de Sevilla como consecuencia de los resultados de las elecciones municipales. Esta posibilidad surge después de que el secretario general de la agrupación Bellavista, clave en el reparto de poder socialista en la capital, se postulase ayer, antes de iniciarse el recuento en las urnas, como aspirante a la secretaría general del PSOE sevillano. "No vamos a plantearnos aspectos extraordinarios en la dirección política", zanjó Viera, que calificó de anécdota pintoresca el asunto.

Pero lo cierto es que el malestar entre la militancia ya existía antes de proclamarse candidato a Juan Espadas que, dicho sea de paso, podría haber sido un buen alcalde, pero no superó el examen. Le falló el tiempo y la forma, pues la campaña para aupar al alcaldable ha pinchado en varias ocasiones.

A nivel provincial, el avance del PP también ha sido notable. No obstante, el PSOE ha salvado los muebles de la Diputación de Sevilla. A los socialistas les ha quedado algo de fuerza en las zonas más rurales, pero en el área metropolitana el descalabro es importante. Los pilares de la Gran Sevilla se tambalean: si en Alcalá de Guadaíra y Dos Hermanas han mantenido la mayoría absoluta, pero con menos votos, en La Rinconada han perdido un concejal a favor del PP y en Los Palacios, la cuarta pata, han perdido el Ayuntamiento tras dos décadas de hegemonía.

La factura de los escándalos judiciales que han salpicado a varios candidatos en la provincia no ha sido muy alta. En la capital, el desgaste le ha costado un edil a Antonio Rodrigo Torrijos, de IU, al igual que a los alcaldables de El Coronil y La Algaba. Otros cinco candidatos socialistas también imputados han logrado mantener sus mayorías.

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