Elecciones Andalucía

La cultura del pacto, instrucciones de uso

  • Los futuros gobiernos de Roquetas, Adra, Vera, Níjar, La Mojonera, Carboneras, Huércal, Dalías y la capital surgirán de alianzas entre dos o más partidos. Vuelco electoral en feudos populares como Viator, Tabernas, Cantoria y Garrucha, pero el PP mantendrá la Diputación.

LOGRAR acuerdos o pasar a la oposición. Superado el bipartidismo, como ya se había demostrado en las europeas y hace unos meses en las andaluzas, las alianzas serán fundamentales en los principales escenarios políticos y en Almería la administración de los grandes municipios, salvo en excepciones puntuales como Vícar, El Ejido, Albox, Berja y Huércal Overa, se decidirá con pactos de gobierno a dos, tres, cuatro e incluso cinco bandas. La ciudadanía ha puesto a prueba la capacidad para el consenso de los partidos y los han condenado a entenderse en los feudos en los que gobernaban con excesiva comodidad, en base a las aplastantes mayorías de la última legislatura, como Roquetas, Adra, Níjar, Vera, Carboneras, La Mojonera, Dalías, Huércal de Almería, Vélez Rubio y Chirivel, obligándolos a sellar acuerdos postelectorales como la única vía para la regeneración de la vieja política. 

A partir de ahora serán fundamentales las fuerzas emergentes de la calle, partidos y plataformas ciudadanas como la de Laujar, el GRINP, ACH o VHA en Huércal de Almería o Tod@s en La Mojonera, y otros a los que ya daban por desaparecidos como Izquierda Unida a través de sus coaliciones Para la Gente que van a ser llave de gobierno en Níjar, Gérgal y Dalías o los andalucistas en Vera y Vélez Rubio. Es más, hay partidos surgidos de la voluntad popular como los independientes de Albanchez o la agrupación de electores de Partaloa que logran el beneplático de la ciudadanía para poder gobernar en solitario durante los próximos cuatro años. Además de forzar la partida de los pactos en varios tableros en una quincena de ayuntamientos, las elecciones más inciertas de la democracia han propiciado han causo un terremoto electoral en pueblos en los que los gobiernos municipales daban por sentada su continuidad y han visto cómo los electores echaban por tierra sus aspiraciones. Los vuelcos más sonados se han producido en los municipios de Viator, Tabernas, Garrucha, Pechina, Cantoria y Olula de Castro por parte del PP, en su mayoría pasan al mapa del rojo socialista, mientras que el PSOE se ha visto doblegado en Albanchez después de casi tres décadas al frente de la alcaldía. Otros alcaldes han salido airosos del envite democrático como los populares en Huércal Overa, El Ejido, Macael, Olula, Mojácar, Pulpí, Canjáyar, Berja y Gádor o los socialistas en Vícar, Albox, Benahadux, Zurgena, Serón, Abla y Vélez-Blanco, entre otros tantos, sobre todo en el interior. 

El Partido Popular mantendrá la Diputación, con al menos 14 de los 27 escaños, si bien ha sufrido un duro varapalo en la jornada electoral de ayer en la que volvió a ganar pero dejándose más de 33.100 papeletas en relación a los comicios del 22 de mayo de 2011. Las principales pérdidas de sufragios se han producido en la capital, cayendo de 44.000 a 29.000, Roquetas, de 14.000 a 10.000, y en Níjar otro millar e incluso en el municipio El Ejido, dónde Francisco Góngora logra una férrea mayoría absoluta, se han dejado más de 3.000. Por su parte, los socialistas crecen en más de 4.000 votos, pero no han conseguido el objetivo marcado de reconquistar la institución provincial, aunque han estado cerca. Crecen en tres puntos y ya miran de reojo los futuros pactos con Izquierda Unida y el partido de Albert Rivera para acabar con las hegemonías históricas de los populares en los grandes feudos. Anoche, Miguel Cazorla, cabeza de lista de Ciudadanos, destacó que sus tres concejales en Almería y el más que presumible escaño en Diputación serán el "principio del fin del bipartidismo", aunque en cuestión de semanas se tendrá que sentar a negociar, al menos en la capital, con las formaciones de la vieja política que cuestiona. 

Y es que ayer soplaron vientos de cambio en la capital, pero no de aquellos que reivindicaba cada cuatro años Javier Arenas, hoy parlamentario del PP por Almería, en sus visitas a la provincia. Decía que el bipartidismo estaba herido pero no caído. Y es cierto. Aún son los destinatarios de un 75% de los votos de los almerienses, apenas seis puntos por debajo del 80% de 2011, pero ahora dependerán de las demás fuerzas políticas de un mapa inédito para tenir de rojo o azul los principales núcleos. Atrás quedan ya las insinuaciones de la parlamentaria andaluza Carmen Crespo de que debe gobernar la lista más votada. La democracia ha entrado en una nueva fase de la cultura del pacto en la que todos están condenados a entenderse.

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