Angie Jiménez Rodríguez | Psicóloga y coach

"La salud emocional es encontrar la paz mental que todos ansiamos"

Angie Jiménez Rodríguez, en el Real Club Sevilla Golf.

Angie Jiménez Rodríguez, en el Real Club Sevilla Golf.

Experta en psicología positiva. Angie Jiménez Rodríguez (Sevilla, 1975), psicóloga, coach y consultora empresarial (@angiepsicoach), está especializada en psicología positiva aplicada, autoestima, desarrollo personal e inteligencia emocional. Licenciada en Psicología en la US, posgrado en la Universidad de Southbank (Londres) y máster en coaching certificado por ICF. Tiene consulta privada, da charlas y talleres. Los pilares de su vida: la religión (hizo el camino de Emaus), su familia y sus amigos. Según su única hija adolescente es miembro de la Generación X, etiqueta que le divierte. Le encanta el deporte, leer y escaparse a Zahara de los Atunes. Viene de una familia de cinco hermanos y de padres empresarios: El Caballo, por parte de madre, y el sector de la construcción e inmobiliario, por parte de padre. Creó la exitosa empresa textil Panambi con su hermana pequeña hace casi una década, aunque tuvo que abandonarla por problemas de salud y la sigue llevando su hermana.  

-¿La salud emocional es ser una persona equilibrada?

-La salud emocional empieza por cuidar y mejorar nuestros estados de ánimo. Es conseguir el equilibrio entre nuestro cuerpo y nuestra mente, encontrar la paz mental que todos ansiamos. Soltar la angustia emocional, la ansiedad, el estrés que vivimos a diario. Está muy relacionado con la felicidad. Una persona equilibrada vive en coherencia con su ser, que actúa según lo que piensa, según su escala de valores, principios y creencias. Cuando existen incoherencias, las personas pierden la autoconfianza, aparecen desequilibrios y comienzan los problemas relacionados con nuestra autoestima y con la no consecución de objetivos. Tenemos la necesidad de tener metas vitales, priorizando las que son más relevantes y las que nos proporcionan bienestar.    

–¿Qué afecta más a la salud emocional de niños, jóvenes, adultos...? 

-El principal factor son las expectativas. Vivimos bombardeados de percepciones, pero es nuestra responsabilidad decidir en cuál de ellas nos enfocamos. En la sociedad del siglo XXI existe un falso referente social: nos hemos centrado en tener pertenencias para sentimos más valiosos: un determinado físico, un coche, todo lo que nos muestran la redes sociales, títulos universitarios, una casa magnífica, un trabajo exitoso, una familia con hijos, hijos ejemplares.... En definitiva, una vida aparentemente perfecta. Si por circunstancias de la vida no obtenemos aquello que nos hemos marcado o perdemos esas pertenencias, la vida deja de tener sentido. Pero si me centro en mi ser, cualidades, dones y todo lo que tenemos en nuestro interior, podré volver a empezar si la vida me quita alguna de esas pertenencias que he ido acumulando porque sigo siendo yo. Puedo cambiar el rumbo de mi vida y decidir quién quiero ser a partir de ese momento, independientemente de mis circunstancias.  

-Usted ha tenido que reinventarse tras pasar por situaciones difíciles...

-Sí. He vivido circunstancias adversas y difíciles como una separación matrimonial y un derrame cerebral con 40 años. He tenido que reinventarme y superarme en distintas ocasiones. Por eso mi trabajo es vocacional. Sigo trabajándome para ser la mejor versión de mí misma. 

–La salud emocional se puede entrenar...

-Así es. Influyen las circunstancias. Por ello debemos aprender a gestionar nuestros estados de ánimo, a entrenar nuestro cerebro y, con recursos, se puede. En las personas mayores ocurre que empiezan a desmotivarse y, en muchos casos, aparece el síndrome del nido vacío. Para ello recomiendo encarecidamente volver a enfocar nuestra vida buscando nuevos hobbies y nuevas formas de desarrollar nuestra creatividad y así disfrutar de esta nueva etapa.  

–¿Qué signos indican que falla nuestra salud emocional?

-Cuando empezamos a somatizar nuestras preocupaciones y problemas. Nuestro cuerpo posee la química perfecta para equilibrar cuerpo y mente y nos alerta con señales. Aquí empiezan las patologías: insomnio, tics nerviosos, ansiedad, estrés, problemas de estómago y tantos síntomas que nos llevan a enfermar. Situaciones como la falta de comunicación, en todas las áreas de nuestra vida, es otro factor importante. Pasamos más tiempo en nuestras jornadas laborales que con nuestras familias. Nos cuesta conciliar nuestra vida laboral y familiar. Por eso es tan importante tener un buen clima laboral, una comunicación positiva en tu trabajo. Como consultora empresarial veo que las empresas están tomando conciencia de que son en gran parte responsables de cada individuo. Motivando a las personas hacia el bienestar emocional, obtendremos más productividad, mejor clima laboral y esto repercutirá en los resultados económicos.    

–Los padres y abuelos que han pasado guerras, hambre y otras penurias afrontan mejor las dificultades vitales, ¿tenían mejor salud emocional?

-Estas generaciones han sido resilientes, que es la gestión ante la adversidad y han desarrollado estabilidad e inteligencia emocional. Han tenido grandes dificultades ante las que se han crecido porque era su modo de supervivencia. Se han entrenado en esta resiliencia sin ser conscientes de ello. Fueron capaces de desarrollarse, reinventarse y superarse, pues era su única opción. Estoy convencida de que habrán obtenido un aprendizaje positivo de esta situación.  

–En su última charla señaló que más allá de la felicidad está la paz mental... 

-Hablé de la psicología positiva, de que nuestra vida tiene que tener sentido para alcanzar el equilibrio y la armonía. La mente y nuestros pensamientos se pueden entrenar con voluntad y así adquirir hábitos. Estamos educando a nuestros hijos en la superprotección sin enseñarles a ser autónomos, pero deben caerse y aprender de sus caídas, ya que es la única manera que tienen de aprender. Estamos viviendo una pandemia a nivel mundial y la tasa de suicidios es preocupante. He querido recalcar conocimientos que sabemos pero no tenemos adquiridos. Somos seres racionales y emocionales. Cuando nuestras emociones se instalan a largo plazo en nosotros, como la tristeza, puede llegar a convertirse en un estado emocional y aparece la depresión. En mi humilde opinión, tenemos la responsabilidad de trabajar nuestros estados de ánimo, ser conscientes y buscar nuestro foco, nuestro objetivo. 
 

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