Javi Martín | Actor

"No ejerzo de guapo"

Javi Martín. Javi Martín.

Javi Martín. / Juan Carlos Vázquez

Escrito por

· Juan de la Huerga

periodista

Javi Martín (Madrid, 1972) es uno de los rostros populares que ha decidido contar en Bipolar y a mucha honra (Espasa) sus problemas mentales. El actor narra su experiencia desde el humor, pero defiende por encima de todo la terapia para superarlos, verbalizarlos y la puesta en marcha de un plan de prevención del suicidio. El conocido reportero de Caiga quien caiga se abre en canal a punto de cumplir la cincuentena.

–Ha publicado Bipolar y a mucha honra. Lo primer es: ¿cómo está?

–Estoy bien. Hace mucho que no tengo depresiones. Con terapia, medicación, psicólogos y la ayuda del entorno se puede llevar una vida muy estable.

–Bipolar se usa a menudo como insulto o algo feo.

–También de los cambios de humor. Hay mucho desconocimiento, es algo serio y tiene muchas complicaciones si no estás regulado. Se distingue por dos estados: manía y depresión. La segunda es más conocida y la primera, aunque algunos lo pasan muy mal, en mi caso fue muy gustoso, ves un mundo de percepciones extrasensoriales fantásticas.

–¿Lo escribió por verbalizar el problema o por ayudar?

–Lo verbalicé mucho antes, con terapia y hablaba sin miedo ni vergüenza. Quería ayudar porque cuando casi me quito la vida, tienes la creencia de que nunca vas a poder salir. Lo superé y tenía la necesidad de contar que hay esperanza.

–Permítame la guasa. El libro habla del "estigma de la salud mental", pero entre el suyo, el de Ángel Martín, el de Nena Daconte, el del Zatu de SFDK, ahora el desdoro es más bien de los que se sienten cuerdos...

–Falta muchísimo aún. Si una de cada cuatro personas va a tener algún trastorno mental, necesitamos hablarlo con normalidad. Estos libros pueden ayudar a normalizar y enseñar que pasamos por una etapa difícil pero ahora estamos bien.

–¿Cuesta al público comprender que un "simpático profesional" tenga un problema de salud mental?

–Hay una parte de "cómo le ha podido pasar a éste, si era superguay, siempre feliz, le iba bien". Y de esto no se libra nadie, ni ricos ni pobres ni alegres ni tristes. Yo era lo que se llama una persona de éxito: familia estupenda, marido maravilloso, trabajo, dinero. Y llegó. Le puede pasar a gente que no tiene ningún problema en la vida.

–Y fue en Nochebuena.

–Sí, estaba alucinado, en la manía. Era como si te ponen en un planeta nuevo y flipas. Observaba todo, sonidos, colores, anuncios de publicidad, todo me hablaba, la telepatía, las casualidades de pensar algo y aparecía delante... Lo mío era un estado muy gustoso, aunque hay personas que venden su casa o regalan todo su dinero.

–"Hablaba con espíritus, con amigos que se habían muerto, con las plantas, con los animales... Decidí autodenominarme Alcalde Cósmico de Madrid". Parece que estoy hablando con Carlos Jesús.

–Sí, sí. Hay mucha gente con trastorno bipolar con revelaciones místicas o espirituales. Y es muy curioso. He visto cosas ahí arriba y aún me sirven para llevar mi vida espiritual.

–También ha dicho: "Entré en Matrix". ¿Sigue siendo el cerebro un enigma?

–Ese mundo es impresionante y me atrae. Hay muchísimo por descubrir. Tu realidad qué es. Pues a lo que pones atención.

–¿Qué se ve, qué se oye, qué se palpa en un psiquiátrico?

–No lo que sale en películas ni en series ni en novelas.

–No está Jack Nicholson.

–No, ni tormentas, ni gusanos, ni cucarachas. Son espacios muy limpios y lo llevan profesionales maravillosos. No lo pasé mal porque estaba en la manía. Sí sé de otros para los que fue muy traumático.

–Si le diera un capón a mi jefe, ¿podría argumentar que soy bipolar para que no me despidieran?

–Pues tiene su ventaja. Ahora no tengo compromisos. Si estoy en un cumpleaños y me aburro, me voy y no tengo la presión de quedarme porque piensan que me tengo que cuidar.

"De los trastornos mentales no se libra nadie, ni ricos ni pobres, ni alegres ni tristes; le pasa a cualquiera"

–Cuando fue presidente, Felipe González confesó ser "ciclotímico". ¿Era un eufemismo de la época para esconder el trastorno bipolar?

–La ciclotimia son cambios de humor repentinos. Quizás, pero muchos trastornos se entremezclan. Hay gente que se cree depresiva y tiene un trastorno bipolar. La esquizofrenia se puede confundir también.

–En España se suicidaron 11 personas a diario de media en 2020...

–Sí, casi 4.000 personas en un año y 200 lo intentan cada día. Es un drama. Y se pueden evitar con un plan nacional de prevención del suicidio: educación emocional en las escuelas, campañas y miles y miles de psicólogos en la sanidad pública.

–Fue reportero de éxito de Caiga quien caiga y al final casi se tira por un séptimo. ¡Las vueltas que da la vida!

–No sabemos lo que nos va a deparar la vida. Haber pasado por esa parte del suicidio me ha enseñado a apreciar cada momento. No te puedes preocupar por el futuro porque no tienes ni idea de lo que pasará.

–Con este nivel de crispación, ¿no sería hoy inviable la fórmula irreverente de ese programa?

–Ahora no puedes hacer broma de nada, siempre sale alguien ofendidísimo. Aquí me río de cosas muy dramáticas, hay que reivindicar el humor. Caiga quien caiga fue en un momento muy especial porque ese Gobierno no se podrá repetir nunca: ese Aznar, esa Ana Botella, esa Esperanza Aguirre, esa Isabel Tocino, ese Cascos, ese Trillo... Un grupo de música maravilloso.

–Aznar los invitó a comer a La Moncloa y Pedro Sánchez se encarga una serie hagiográfica. ¡No todos los políticos son iguales!

–La montó para ver si lo dejábamos en paz. El señor Aznar era bastante raspa, muy estirado.

–De su glorioso debut en la tele como Calzoncillo Man a alguna obra de teatro experimental; disculpe, la espiral de decadencia es imparable...

–Sólo en una función no entendí nada. En general, todo lo que he hecho es bastante decente.

–Incluido Calzoncillo Man.

–Es lo mejor de mi carrera. Por favor, ese calzoncillo apretado en la cabeza, ese pijama. En Carnaval ese año miles de niños se disfrazaron de Calzoncillo Man.

–No se ve guapo, sino resultón. Venga ya.

–No lo tengo presente en mi vida.

–Se lo preguntaremos a su marido.

–Yo le digo que es el atractivo. En mi familia, mi hermano es el simpático y yo el guapo... Pero no ejerzo.

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