Entrevista a José Antonio Pérez Tapias | Catedrático de Filosofía y exdiputado socialista

Pérez Tapias: "Díaz Ayuso es un ejemplo de cómo manejar los hilos para generar posverdad"

  • El filósofo y expolítico, José Antonio Pérez Tapias, acaba de publicar su libro 'Imprescindible la verdad', en el que reflexiona sobre los mensajes, la mentira y su relación con la actualidad política y social

José Antonio Pérez Tapias en la redacción de Granada Hoy

José Antonio Pérez Tapias en la redacción de Granada Hoy / JESÚS JIMÉNEZ (PHOTOGRAPHERSSPORTS) (Granada)

- ¿Cuál fue el impulso para escribir Imprescindible la verdad?

En este libro he reunido una serie de materiales, sobre los que venían trabajando desde tiempo atrás y, entre ellos, el tema de la posverdad ocupa un lugar importante. Esta dinámica cada vez está más presente en nuestras sociedades y, concretamente, en el ámbito político. Entonces, esa preocupación por la verdad me ha hecho plantear la siguiente idea-eje: Es imprescindible la verdad para la convivencia política, para la salud democrática de nuestras sociedades. Sin ese compromiso, la confianza se derrumba y la convivencia acaba haciéndose imposible, y eso es lo que está pasando. En muchas ocasiones vemos cómo se extiende la desconfianza hacia líderes políticos y partidos en el mismo seno de la sociedad. Eso hace muy difícil la vida democrática en general y, además, contamina fuertemente la vida social.

"Vivimos en una sociedad más culta, pero más inhibida del debate político"

 - Menciona que la posverdad conlleva "la crisis cognitiva, moral y política" de nuestros tiempos. ¿A qué se refiere con ese término?

- La misma palabra encierra una contradicción en sí misma. Es decir, posverdad -en el mismo prefijo- indica algo que sigue a la verdad. Pero lo que quiere indicar es que pierde relevancia lo que la verdad explica, lo que la verdad supone, aquello a lo que la verdad compromete. Hay una devaluación de la verdad como valor. Entonces, hablar de posverdad es hablar de una dinámica y proceso de devaluación de la verdad. Esto sucede para inducir el engaño en la vida social y en el ámbito político, para difundirlo a través de los medios de comunicación y para rentabilizarlo desde determinadas posiciones políticas o desde el ámbito económico. En definitiva, la dinámica de la posverdad supone la fabricación de mentiras para difundirlas socialmente y rentabilizarlas políticamente -contando además con medios que antes no se tenían-. En este caso, las redes sociales ocupan un papel muy destacado en esa dinámica perversa de la posverdad. Siempre ha habido engaños y mentiras en la vida pública, pero se daban en un contexto donde había que guardar ciertas apariencias con cierta hipocresía. En este caso, esta cultura cínica en la que hoy nos movemos, no necesita revestimiento de buenas maneras. Pasa de la hipocresía y se instala abiertamente en la contradicción, en la sustentación de las propias mentiras y no oculta esa pretensión de engaño.

"Es imprescindible la verdad para la convivencia política, para la salud democrática de nuestras sociedades"

- Ha mencionado que para la posverdad es necesario el apoyo mediático. Llevándolo a la actualidad política, ¿cree que casos como el del Ferrerasgate es una rara avis o, por el contrario, es algo generalizado?

- Hay muchos casos y muy diferentes. No son todos iguales. Desgraciadamente, tanto en nuestro país como en otros horizontes, no es un caso que se presente de manera exclusiva. Los hay con una frecuencia mayor de lo deseable. Lo deseable, en último término, sería que no hubiera ninguno y que los medios de comunicación asumieran este compromiso con la verdad. Pero en estos casos las dinámicas del mercado influyen de manera poderosa. Eso genera unos vicios muy fuertes en los propios medios de comunicación, dadas las connivencias entre poderes políticos y poderes económicos, que son innegables. A veces no se conocen en la suficiente profundidad y, cuando salen a flote, producen el escándalo en la opinión pública.  Estamos viendo como, lo que llamamos cloacas del Estado, a veces desembocan en un inmenso pozo negro. La sorpresa podrá ser mayúscula, pero ahí estaban, funcionando. Además, esa gran opacidad también está en manos de estos mecanismos de la posverdad. Es decir, se distorsionan las noticias, se niegan los hechos y se generan verdades alternativas en este sentido. Un ejemplo de ello es la relación entre el Partido Popular y el señor Villarejo. Todo ello son indicios de una corrupción política que afecta, sin duda, a los procedimientos democráticos, a la convivencia democrática. Es una quiebra del Estado de Derecho. 

José Antonio Pérez Tapias en la redacción de Granada Hoy, sosteniendo su libro José Antonio Pérez Tapias en la redacción de Granada Hoy, sosteniendo su libro

José Antonio Pérez Tapias en la redacción de Granada Hoy, sosteniendo su libro / JESÚS JIMÉNEZ (PHOTOGRAPHERSSPORTS) (Granada)

- Entonces, no puede haber posverdad sin anclajes en el poder. ¿Tenemos en España poderes que se alimentan principalmente de ello?

- Sí, sin duda, en el mismo ámbito político cabe mencionar algunas figuras relevantes, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ofrece un papel paradigmático de cómo manejar estos hilos de la comunicación para generar posverdad. Es decir, por poner un caso, cómo determinados hechos se negaban, incluso, en los momentos más duros de la pandemia. Todo lo que pasó en muchas residencias y decisiones que se tomaron, que llevaron incluso a dimitir a personas en las consejerías de la Comunidad de Madrid porque no querían cargar todo lo que estaba ocurriendo. Aquello no solo se camufló, sino que se negó y se generó todo un discurso de signo contrario para dar lugar a supuestas verdades alternativas en torno a las políticas que se sostuvieron. A esto se suman los planteamientos populistas, proclives a estas dinámicas.

"Con el objetivo de generar adhesiones pasan por encima de la verdad de los hechos, sobre todo, con un discurso apoyado en lo emocional"

- Al respecto de estos planteamientos populistas, habla en su libro de la "internacional del odio". ¿A quién identificaría en España dentro de ese grupo?

- En España, esos componentes de odio se han acentuado. Diría que cuando estaba escribiendo estas páginas, todavía no eran tan patentes. Evidentemente, ese auge de la ultraderecha y los planteamientos que contaminan a las derechas en general, producen un efecto negativo en la vida social, ya que difunden odio. Las maneras en las que muchas veces se descalifica el movimiento feminista, al movimiento LGTB o a los migrantes suscitan un odio irracional por parte de la derecha que no tiene anclaje en la realidad, pero que moviliza esas emociones de las que hablábamos. Por ejemplo, el considerar al inmigrante como chivo expiatorio de todos los males sociales, que supone un peligro a toda nuestra cultura y toda nuestra convivencia lleva dentro un odio y una carga de violencia muy fuerte. Entonces, claro que esta internacional del odio está funcionando en nuestro país y, en efecto, es muy peligroso. Nutren a la población de prejuicios muy fuertes, encuentra un determinado caldo de cultivo y luego resulta muy difícil de erradicarlos.

- Normalmente, los grandes partidos de nuestro país mantienen posiciones casi antagónicas, como ha podido observarse, por ejemplo, en el debate sobre la nueva Ley de Memoria Democrática. ¿Cómo pueden darse dos verdades tan separadas entre los principales partidos?

- En primer lugar, no daría la misma consideración a las diferentes posiciones respecto a ese tema. Unas se sostienen mejor que otras. Y, sin duda, creo que se sostiene mejor la posición que se encuentra plasmada en la Ley de Memoria Democrática. En esa ley late una verdad respecto al proceso de transición democrática, respecto a las víctimas de los diferentes procesos históricos en los que nuestro país ha estado inmerso. Hubo muchas situaciones que no fueron nunca suficientemente aclaradas, quedaron ocultadas, y que requieren y reclaman, por razones de Justicia, un reconocimiento a las personas que se vieron afectadas. Entonces, aquí hay una verdad histórica, una verdad relativa a la memoria que no se puede eludir. Desde la otra posición, hemos visto cómo las derechas se han conjuntado de nuevo en ese sentido. Creo que con ello se produce una distorsión de la propia realidad histórica. Es decir, no se tiene en consideración esa realidad y además, hay un punto en el que, bueno, tampoco se atiende a la verdad de los hechos, lo cual es una cuestión fundamental. 

"Las derechas defienden que ETA sigue vigente. Por lo tanto, hay una negación de los hechos y pretenden una verdad alternativa"

- Entonces, por una de las partes, ¿estarían recurriendo a la posverdad de la que hablamos? 

- Sí. Porque, además, la dinámica de la posverdad trata también de generar supuestas y falsas "verdades alternativas". Es decir, la verdad alternativa a la que se recurre por parte de la derecha en este caso es que el entorno de ETA sigue vigente como si tal cosa y que la situación en el País Vasco no está en una dinámica de reconciliación. Por lo tanto, hay una negación de los hechos y pretenden una verdad alternativa.

José Antonio Pérez Tapias durante la entrevista José Antonio Pérez Tapias durante la entrevista

José Antonio Pérez Tapias durante la entrevista / JESÚS JIMÉNEZ (PHOTOGRAPHERSSPORTS) (Granada)

- Usted trabajó en la primera línea de la política nacional como diputado, en incluso llegó a ser candidato en las primarias para la Secretaría General del PSOE en 2014. ¿Percibe un retroceso de la calidad del discurso público y auge de la mentira?

- No hay que idealizar el pasado en exceso y menos donde uno estuvo implicado. En aquel momento también había elementos discursivos más que discutibles. Pero, de entonces hasta ahora, se ha acentuado esta dinámica de la posverdad. Incluso, se ha consagrado la misma palabra, aunque ya había funcionado de antes, sobre todo en los Estados Unidos, por ciertos grupos –como la cadena Fox– muy vinculados a los sectores más conservadores. No solo trataban de fabricar la noticia, sino incidir en la realidad misma. El caso más emblemático es el de las armas de destrucción masiva para justificar la Guerra de Irak. Luego se evidenció que no existían. Aquello fue un caso clamoroso de posverdad. Lo que ha hecho después ha sido extenderse. Esto, entre otras cosas, porque los medios tecnológicos han multiplicado las posibilidades. Hace 10 o 12 años no tenían el papel que ahora mismo están jugando. Los gobiernos anuncian dimisiones, nombramientos o decisiones trascendentales a través de un tweet que, a veces, es penoso. Penoso no porque lo digan en un tweet, sino porque se quede solo en eso, sin mayor argumentación o desarrollo. Hoy estamos ante una política muy dirigida a movilizar los resortes emocionales, los sentimientos, con una ausencia de discurso notable.

"Yolanda Díaz quiere montar una plataforma sin contar con los partidos, aunque luego tendrá que echar mano de ellos"

- Por último, ¿haría alguna recomendación como antídoto para el ciudadano para no caer en mentiras y la posverdad?

- Primero, no abdicar del espíritu crítico, de esa función intelectual a la que estamos todos llamados, sea cual sea la escala en que nos movamos. A veces se echa mucho en falta también que los ciudadanos exijamos, planteemos alternativas, propuestas, y que estas se recojan. Luego, en la medida de lo posible, hay que vencer las inercias individualistas y competitivas en la que la cultura capitalista nos tiene metidos hasta el cuello y rescatar otras formas de organización y participación política. La verdad es que, a veces, los mismos partidos no invitan mucho a la participación política. Esto, hasta el punto en el que Yolanda Díaz quiere montar una plataforma, Sumar, sin contar con los partidos –aunque luego tendrá que echar mano de ellos–. En definitiva: crítica, discurso y pensamiento elaborado. Es un contrasentido que vivamos en una sociedad que, sin duda, ha elevado el nivel cultural de la ciudadanía y que esa ciudadanía se inhiba en el debate político.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios