David González | Editor de El Paseo

"Los zombis están más vivos que Góngora y Quevedo"

"Los zombis están más vivos que Góngora y Quevedo"

"Los zombis están más vivos que Góngora y Quevedo" / belén vargas

Periodista de formación, David González (Aracena, 1970) honró al escritor Robert Walser al crear El Paseo, su primer proyecto editorial en solitario tras curtirse en Almuzara. Aboga por un catálogo rico en autores y temáticas, donde caben desde las idiosincrasias andaluzas –Rancio sevillano es un exitoso ejemplo tras explorar antes las particularidades gaditas, choqueras, granadinas... porque “reírse de uno mismo es un gran deporte”– a los diarios de Carl Schmitt, de la poesía y la prosa de Juan Sierra a la reedición de El mago de Oz.

-¿Inspiró el nombre de su editorial el haber mandado a paseo a un ex ministro?

-No, mi relación con Pimentel siempre fue muy buena y le estoy muy agradecido por haber podido aprender el oficio en Almuzara.

"Hay pocos derbis tan potentes como el Sevilla-Betis por el juego que da; debería generar más literatura"

-"Sólo quise leer un libro que no me interesaba porque era de Periférica", escribió Alberto Olmos. Los sellos independientes tienen su fiel y marginal público, ¿no?

-Sin duda. Empezó en los 70 en Barcelona con Anagrama, Tusquets... La última hornada editorial independiente está generando una sinergia de catálogo, no de autores, vas de un libro a otro y eso es interesante.

-La pomada está en Madrid y Barcelona. ¿Se puede subsistir en la periferia?

-Hay mil y una contraindicaciones, pero también ventajas como construir un catálogo con coherencia y singular, sin que te marquen las tendencias.

-Trabajó a las órdenes de Jesús Quintero en Radio América con Javier Salvago y Juan Bonilla. ¿Aprendió más de libros o de la vida?

-Por igual. Con Juan Bonilla tengo una estrecha amistad. Fue una escuela muy buena de vida porque nos lo pasamos estupendamente.

-Y con un jefe singular.

-Jesús tenía sus peculiaridades y a veces no era fácil navegar por esos lares, pero hay que reconocer que fue un yacimiento de creatividad e hicimos lo que quisimos casi todo el tiempo.

-Inició en España la literatura de zombis. ¿Están más vivos los muertos vivientes que Góngora y Quevedo?

-Guerra Mundial Z está muy bien hecho y es un producto editorial perfecto. Max Brooks es un grandísimo autor que ya tenía la Guía de supervivencia zombi. Puso de moda la temática zombi en la literatura y luego en lo audiovisual. ¿Quiénes están más vivos? Evidentemente los zombis, aunque Góngora y Quevedo son unos magníficos zombis.

-En España se edita más, pero ¿se lee igual de poco?

-No, se lee ahora más que nunca, aunque haya una cierta sima en el público juvenil por deficiencias en la educación que no ayudan.

-Editó en España uno de los primeros libros sobre el fenómeno Trump, El león del circo. ¿Fue un visionario?

-Lo fue el autor, Paco Reyero, me lo propuso cuando yo empezaba con El Paseo. Cinco meses antes de las elecciones de EEUU plasmó negro sobre blanco que este señor iba a ganar. El repaso biográfico de Trump es excelente. Eso sí, no vendimos lo que deberíamos.

-Con El derbi final ofreció una visión literaria de los Sevilla-Betis. ¿Qué le falta al fútbol español para hallar el relato épico que hay en Argentina o Inglaterra?

-En ese libro hay un tono épico. El derbi Sevilla-Betis es una especie de accidente futbolístico muy ad hoc para hacer literatura. Hay pocos en el mundo y en la historia del fútbol que sean tan potentes por el juego que dan las dos aficiones. Y el libro tiene las dos caras y un montón de autores. Pero debería generar más literatura aún.

-¿Cómo ve la moda de los escritores que hablan de fútbol por ser muy cool?

-Huyo de exclusivismos literarios y hegemonías culturales. El fútbol tiene su literatura porque forma parte de la cultura popular moderna. Aprecio mucho, como en el toreo, la naturalidad.

-Ha publicado libros de Semana Santa. ¿Falta contarla desde otros ángulos?

-En El Paseo abrimos todos los ángulos porque el problema de la Semana Santa y otros temas de la cultura popular es que casi siempre se escriben desde el mismo. Hay que dejar de escorarse y verlo como un fenómeno mucho más potente.

-Como sea muy gamberro igual aparecen en su editorial con cócteles molotov...

-No me importa, también edito literatura culturalmente muy valorada y toco temas de Semana Santa. Es una temática riquísima, como el Carnaval, los toros...

-¿Por qué son tan vanidosos muchos escritores siendo menos populares que un central de Segunda?

-El editor debe manejar con maestría la vanidad de los otros. Hay casos increíbles, desde el autor que empieza con una imagen vanidosa y acaba siendo tu amigo al que parece muy humilde y cuando sale el libro se vuelve tu peor enemigo.

-¿Cómo le suelta a alguien que su libro es un pestiño?

-Goethe decía que los editores tenían que ser expertos en decir no; yo creo que tenemos que ser expertos en decir no sin decir no.

-Insisten en que le pregunte quién ganaría un duelo a ensaladilla: ¿su hermano Pedro G. Romero o usted?

-Ninguno. Nuestra querencia es maternal. La que ganaría sería mi madre, que se lleva todos los olés... Ella nos enseñó a comer, el gusto por comer y por hacer de comer. Tenemos los dos muy buen saque.

-Es periodista y reflexiona sobre el error de la gratuidad en internet de los medios de comunicación.

-La prensa corrió demasiado y pecó de precipitación, hasta el punto de que una solución económica que se contempla hoy para solventar los problemas de las ediciones digitales se llama muro de pago, que ya tiene una connotación negativa, como de detener una avalancha...

-Una expresión trumpiana.

-Exacto. Y hay una tendencia negativa a generar una especie de coste cero psicológico con los contenidos: informativos, culturales, estéticos... Es pernicioso porque no tiene razón de ser en un mundo puramente capitalista; si hay unos modos de producción y consumo, hay unos costes lógicos. A veces corremos demasiado y hubo una precipitación evidente que ahora costará revertir.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios