Eduardo Atarés | Director del Centro Terapéutico Recurra-Ginso

"Es muy importante desestigmatizar el acudir con nuestros hijos al psicólogo"

El director del Centro Terapéutico Recurra-Ginso, Eduardo Atarés.

El director del Centro Terapéutico Recurra-Ginso, Eduardo Atarés. / M. G.

Eduardo Atarés (Barcelona, 1974) es psicólogo general sanitario y director del Centro Terapéutico Recurra-Ginso. Un programa con más de 10 años dedicado a la atención psicoterapéutica integral de adolescentes con problemas de salud mental y dificultades en la convivencia con sus padres, tanto en régimen ambulatorio como residencial, así como de sus familias. 

- ¿Es la depresión infantil y juvenil una enfermedad infradiagnosticada?

Sí, la depresión infantil y juvenil es una enfermedad infradiagnosticada. De hecho, hasta hace unas décadas, no se reconocía la posibilidad de que dicho trastorno pudiera manifestarse en la población infantojuvenil. Ya en 2014 la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que la depresión era la primera causa de enfermedad y discapacidad entre los preadolescentes y adolescentes de entre 10 y 19 años. Hay muchos estudios que varían sus cifras respecto a la prevalencia del trastorno, pero que oscilan normalmente en un 2% de los niños y entre un 4 y un 10% de los adolescentes.

- ¿A qué se debe?

La dificultad estriba en que es un trastorno que se puede confundir muy fácilmente con otros, puesto que la sintomatología que presenta tanto en los niños como en los adolescentes suele ser diferente a la que presentan los adultos. Digamos que se enmascara en otros trastornos. Mientras que en los adultos se refleja más claramente la esfera afectiva de la persona, con síntomas que giran entorno a los sentimientos de tristeza y desesperanza, llanto o pérdida de interés en actividades habituales, en niños y adolescentes se presenta muchas veces con irritabilidad persistente y con frecuentes episodios de descontrol conductual, a veces extremo. Esto hace que pudiera parecer más un trastorno de conducta o simplemente un mal comportamiento, por lo que a veces no se le da la importancia que realmente tiene.

- ¿Cómo afecta la depresión infantil en la salud de los más pequeños?

Afecta de manera negativa en diversas áreas de la persona. Tiene un gran impacto sobre el crecimiento y desarrollo personal, el rendimiento escolar y las relaciones familiares e interpersonales. Estas áreas son básicas para el desarrollo de una persona, por lo que se ven afectados en todo su desarrollo. Además, la sintomatología depresiva en la adolescencia, se relaciona directamente con problemas graves de conducta (agresividad, conductas delictivas, consumo de drogas), lo que ocasiona también muchos problemas sociales a los adolescentes, quebrando un adecuado desarrollo social e interpersonal. Y no se puede olvidar tampoco que la depresión es uno de los principales factores de riesgo de suicidio en los adolescentes, siendo ésta su consecuencia más grave.

- ¿Hay diferencias por sexos?

Diversos estudios avalan que a medida que aumenta la edad, aumenta la probabilidad de sufrir depresión. No obstante, cuanto más pequeños son los niños, es más difícil hacer una buena evaluación, por lo que es difícil saber realmente cuál puede ser la prevalencia en los niños más pequeños. Igualmente, parece que las adolescentes tienen más probabilidad de sufrir depresión que los chicos, mientras que en las edades más tempranas no afectaría la variable género.

- ¿Cuáles son los síntomas que pueden intuir un cuadro depresivo o ansioso en niños y adolescentes?

Normalmente los síntomas varían de acuerdo a la personalidad del niño y a la etapa de desarrollo en la que se encuentra. Además de la irritabilidad persistente y/o el descontrol conductual grave, hay que tener presente una serie de síntomas que nos pueden indicar la presencia de algún problema depresivo. Los hay relacionados con trastornos del sueño, como dormir excesivamente o todo lo contrario; mostrar un cansancio continuo; aumento o disminución considerable de peso, al tener mucho más apetito o por lo contrario, haberlo perdido; perder el interés y el placer por aquellas actividades que antes le gustaban; mostrar una baja autoestima, con verbalizaciones de no gustarse a sí mismo, de no gustar a los demás, buscar un aislamiento social. En su fase más grave, verbalizar incluso ideas de hacerse daño, desaparecer o incluso de desear la muerte o intentar cometer un suicidio. Por supuesto también una gran labilidad emocional, con llantos frecuentes y dificultades para concentrarse, estando distraído la mayor parte del tiempo.

- ¿Qué papel juegan los padres?

Los padres pueden jugar un papel fundamental a la hora de poder darse cuenta de la existencia del problema, en la búsqueda de ayuda profesional y también al ser un factor interviniente en la solución del mismo. Es muy importante desestigmatizar el acudir al psicólogo y ese es uno de nuestros retos. Los padres pueden aprender herramientas sugeridas por los profesionales para aplicar en la gestión diaria de las situaciones con sus hijos, cómo manejar los refuerzos positivos en el día a día, controlar el tipo de mensajes que pueden darles ante los sentimientos de culpabilidad o qué factores del entorno familiar pueden controlarse para favorecer la mejora de sus hijos. Es muy importante lograr su implicación.

- Han aumentado los trastornos psicológicos en edades muy tempranas, ¿cómo les ha afectado la pandemia y el confinamiento?

La pandemia está influyendo negativamente en la salud mental de muchas personas, tanto en las que nunca habían tenido problemas de este tipo como en aquellas que ya sufrían alguna problemática específica. Los niños y adolescentes han visto como, al principio, tuvieron que, abruptamente, dejar el colegio, las actividades extraescolares, los deportes, etc., y confinarse en casa. Después del confinamiento, las medidas para poder garantizar cierta seguridad sanitaria, son contrarias a realizar actividades en grupo, a estar en grupos de no convivientes. Y no olvidemos que para un adolescente, lo más importante es el grupo de iguales, con el que se identifica y con el que lleva a cabo el proceso de diferenciación con sus padres, para ir consiguiendo su identidad individual. Además, los grupos permiten apoyarse unos a otros, desarrollar habilidades sociales, mejorar la autoestima y poder pasarlo bien. Todo esto se ha visto muy restringido con la pandemia, generando muchas dificultades emocionales que se han traducido en un aumento de los trastornos de salud mental, incluido por supuesto la depresión.

- ¿Qué le diría a aquellos padres que lean esta entrevista y hayan detectado una sintomatología en sus hijos?

Primero que hablen con ellos. Que intenten saber qué les ocurre, comunicándose con ellos. Si están preocupados por algo e intentar saber qué es. Hacerlo desde la cercanía, sin juzgar, haciéndoles ver que queremos ayudarles. Y desde ahí, si es un problema que escapa a la posibilidad de solución de los padres, buscar un profesional que pueda ayudar, primero evaluando la dificultad y después, si es necesario, iniciando un tratamiento.

- ¿Por qué ahora la campaña Una mente sana empieza en la infancia?

Precisamente porque este año celebramos nuestro décimo aniversario y queríamos reflejar y exponer el trabajo que realizamos, así como todo lo aprendido durante esta década. Además, están colaborando grandes expertos de la salud mental de todo el país, con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de mantener una salud mental sana desde la infancia, ya que este es el mejor factor de protección para tener una buena salud mental de adulto. Si conseguimos que nuestros niños y adolescentes aprendan a gestionar sus emociones, pensamientos y comportamientos, así como a intervenir y buscar ayuda profesional cuando esto no ocurre, estaremos dando grandes pasos para fortalecerlos de cara al futuro, disminuyendo las probabilidades de desarrollar un trastorno mental en la etapa adulta.

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