Jes Lavado | Escritora y profesora de Música

“Me encanta la adolescencia, luego no hay nada tan nuevo”

La escritora Jes Lavado, en la jerezana librería 'El Laberinto'.

La escritora Jes Lavado, en la jerezana librería 'El Laberinto'. / Manuel Aranda (Jerez)

-¿Cómo nacen ‘Los seres inéditos’?

-El título es parte de uno de los relatos del libro que se llama ‘Katia y los seres inéditos’, pero era muy largo y lo dejamos en ‘Los seres inéditos’ (Espuela de Plata). Aunque los relatos no están conectados entre sí, porque fueron escritos poco a poco a lo largo de los años, sí que hay en común en los personajes una pulsión a hacer algo que no son, alguien que podían haber sido y se les ha quedado dentro esa espinita clavada, o algo así. Son personajes que afrontan la realidad de una manera inédita, digamos, porque están decepcionados con la realidad o les cuesta encaramarse a ella y utilizar estrategias de todo tipo que a veces son hasta horripilantes. Es todo aquello que pudo ser y no fue, los desvíos que cogemos, los descartes, las posibilidades... son potencialidades.

-¿Ha tomado ideas de personajes reales o de usted misma?

-Bueno (risas), no sabría decir, pero sí que muchos de los relatos tienen un pie en la realidad, es decir, parten a veces de un suceso real que me ha ocurrido. Yo luego le doy ficción, pero no son autobiográficos. Y los personajes los ideo yo en mi cabeza y parto de cosas que me han pasado, no son gente que yo haya conocido.

-¿Qué tiene que ver Borges con Lola Flores?

-(Risas). Que aparecen en el libro en las dedicatorias. Es lo único. Son citas que me gustan y para reírme de mí misma y de esa pedantería de poner citas rimbombantes en las dedicatorias de los libros. Imagino que Lola Flores la diría, como todos la hemos dicho, pero me la inventé. Es una broma.

-Como los personajes de la obra, ¿se ha quitado usted también una espinita con este libro?

-Sí, he sacado muchas cosas de mi adolescencia, de mi infancia. Y, de hecho, esto que está ocurriendo sería una Jes inédita, que hace unos años ni sospechaba que iba a reunirme con un club de lectura, con gente que ha leído un libro mío. No sabía que tenía esa espinita.

-¿No le dolía mucho?

-Bueno, yo es que llevo escribiendo 10 años, no más. Y en serio, tres años. Pasó a ser una pasión. Por eso no sospechaba hace diez años que fuera a escribir un libro.

-Es profesora de Música en un instituto en Málaga. ¿Díganos algo bueno de cómo vive usted la adolescencia?

-Que, tarde o temprano, acaba (ríe). Soy madre de adolescentes también y tengo alumnos desde 12 a 16 así que la vivo en todas sus fases: pubertad, floración más violenta y la calma. Estoy especializada en eso. Pero lo que sí veo es que niños que eran intratables luego son unos soles. A mí me encanta la adolescencia, esa etapa de la vida en la que la persona se siente capaz de todo, está estrenando el mundo y el mundo es inédito para ellos, asombroso. Luego ya nos volvemos más cansados, ya no es nada tan nuevo.

-Por suerte la música amansa a las fieras...

-Pues... bueno, no siempre funciona, pero sí que los libera un poco, lo agradecen.

-¿Le llevan sus alumnos a su terreno musical? Hoy es un mundo con el trap y las redes sociales.

-Sí, sí, me llevan, de hecho han realizado hace poco un trabajo sobre estudios musicales y entre ellos estaba el trap..., y me empecé a enterar un poco de lo que era. Yo cada vez me siento más desconectada de su actualidad musical, y cuando les tengo que poner un ejemplo de una artista famoso paso apuros porque no saben tan siquiera quién es Madonna o Lady Gaga. Como no diga Rosalía no acierto.

-Y por curiosidad, ¿se ha puesto a escuchar trap en casa?

-Me han puesto algo mis alumnos, pero como soniquete sigue sin encandilarme. Prefiero que me pongan trap al raggaeton más grosero. Pero no, no me han convencido con el trap.

-¿Por qué estudio en el Conservatorio y no Filologia?

-Mis padres me apuntaron y como yo era muy obediente hacía lo que me decían. Estudié la carrera de piano y al final, pues me está dando de comer. Curiosamente mi vocación no era la de ser músico, me equivoqué, debería haber estudiado una Filología. Pero la vida es así. Estoy contenta. Y el río ha encontrado el mar.

-¡Espinas fuera!, ¿tiene algún proyecto a la vista?

-Concretos no tengo, ahora estoy como en barbecho después de esta publicación. Estoy viendo qué hacer ahora. Estoy empezando a notar ideas y quizás me apetece ya hacer algo más largo, una novela corta o así. Y siempre estoy atenta a ideas para relatos porque relatos siempre me gusta escribir.

-Usted ha tenido a Juan Bonilla como maestro.

-Si, es uno de mis escritores favoritos, y a la hora de escribir me identifico mucho con sus cuentos. Acudí en un taller suyo, y que creyera en mí, en mi talento, eso sí que fue inédito, que no parecía de la realidad sino de un relato. Y que él mismo haya querido editar mi libro, pues es un sueño, una maravilla.

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