-¿Cómo nacen ‘Los seres inéditos’?
-El título es parte de uno de los relatos del libro que se llama ‘Katia y los seres inéditos’, pero era muy largo y lo dejamos en ‘Los seres inéditos’ (Espuela de Plata). Aunque los relatos no están conectados entre sí, porque fueron escritos poco a poco a lo largo de los años, sí que hay en común en los personajes una pulsión a hacer algo que no son, alguien que podían haber sido y se les ha quedado dentro esa espinita clavada, o algo así. Son personajes que afrontan la realidad de una manera inédita, digamos, porque están decepcionados con la realidad o les cuesta encaramarse a ella y utilizar estrategias de todo tipo que a veces son hasta horripilantes. Es todo aquello que pudo ser y no fue, los desvíos que cogemos, los descartes, las posibilidades... son potencialidades.
-¿Ha tomado ideas de personajes reales o de usted misma?
-Bueno (risas), no sabría decir, pero sí que muchos de los relatos tienen un pie en la realidad, es decir, parten a veces de un suceso real que me ha ocurrido. Yo luego le doy ficción, pero no son autobiográficos. Y los personajes los ideo yo en mi cabeza y parto de cosas que me han pasado, no son gente que yo haya conocido.
-¿Qué tiene que ver Borges con Lola Flores?
-(Risas). Que aparecen en el libro en las dedicatorias. Es lo único. Son citas que me gustan y para reírme de mí misma y de esa pedantería de poner citas rimbombantes en las dedicatorias de los libros. Imagino que Lola Flores la diría, como todos la hemos dicho, pero me la inventé. Es una broma.
-Como los personajes de la obra, ¿se ha quitado usted también una espinita con este libro?
-Sí, he sacado muchas cosas de mi adolescencia, de mi infancia. Y, de hecho, esto que está ocurriendo sería una Jes inédita, que hace unos años ni sospechaba que iba a reunirme con un club de lectura, con gente que ha leído un libro mío. No sabía que tenía esa espinita.
-¿No le dolía mucho?
-Bueno, yo es que llevo escribiendo 10 años, no más. Y en serio, tres años. Pasó a ser una pasión. Por eso no sospechaba hace diez años que fuera a escribir un libro.
-Es profesora de Música en un instituto en Málaga. ¿Díganos algo bueno de cómo vive usted la adolescencia?
-Que, tarde o temprano, acaba (ríe). Soy madre de adolescentes también y tengo alumnos desde 12 a 16 así que la vivo en todas sus fases: pubertad, floración más violenta y la calma. Estoy especializada en eso. Pero lo que sí veo es que niños que eran intratables luego son unos soles. A mí me encanta la adolescencia, esa etapa de la vida en la que la persona se siente capaz de todo, está estrenando el mundo y el mundo es inédito para ellos, asombroso. Luego ya nos volvemos más cansados, ya no es nada tan nuevo.
-Por suerte la música amansa a las fieras...
-Pues... bueno, no siempre funciona, pero sí que los libera un poco, lo agradecen.
-¿Le llevan sus alumnos a su terreno musical? Hoy es un mundo con el trap y las redes sociales.
-Sí, sí, me llevan, de hecho han realizado hace poco un trabajo sobre estudios musicales y entre ellos estaba el trap..., y me empecé a enterar un poco de lo que era. Yo cada vez me siento más desconectada de su actualidad musical, y cuando les tengo que poner un ejemplo de una artista famoso paso apuros porque no saben tan siquiera quién es Madonna o Lady Gaga. Como no diga Rosalía no acierto.
-Y por curiosidad, ¿se ha puesto a escuchar trap en casa?
-Me han puesto algo mis alumnos, pero como soniquete sigue sin encandilarme. Prefiero que me pongan trap al raggaeton más grosero. Pero no, no me han convencido con el trap.
-¿Por qué estudio en el Conservatorio y no Filologia?
-Mis padres me apuntaron y como yo era muy obediente hacía lo que me decían. Estudié la carrera de piano y al final, pues me está dando de comer. Curiosamente mi vocación no era la de ser músico, me equivoqué, debería haber estudiado una Filología. Pero la vida es así. Estoy contenta. Y el río ha encontrado el mar.
-¡Espinas fuera!, ¿tiene algún proyecto a la vista?
-Concretos no tengo, ahora estoy como en barbecho después de esta publicación. Estoy viendo qué hacer ahora. Estoy empezando a notar ideas y quizás me apetece ya hacer algo más largo, una novela corta o así. Y siempre estoy atenta a ideas para relatos porque relatos siempre me gusta escribir.
-Usted ha tenido a Juan Bonilla como maestro.
-Si, es uno de mis escritores favoritos, y a la hora de escribir me identifico mucho con sus cuentos. Acudí en un taller suyo, y que creyera en mí, en mi talento, eso sí que fue inédito, que no parecía de la realidad sino de un relato. Y que él mismo haya querido editar mi libro, pues es un sueño, una maravilla.
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