Marina Bernal | Periodista y escritora

“Nadie educa para las redes sociales, aprendemos sobre la marcha”

  • Acaba de salir al mercado 'Anónimos Infinitos 2', la segunda parte de su exitoso libro

Marina Bernal, en la Plaza de San Lorenzo.

Marina Bernal, en la Plaza de San Lorenzo. / José Ángel García

Marina Bernal acaba de salir de Canal Sur Radio, donde cada miércoles participa en la sección La vie en rose, en el programa La Mañana de Andalucía, que presenta Jesús Vigorra. En su recorrido por San Lorenzo, son numerosos los vecinos que la saludan tras una larga temporada en Chipiona, su segunda patria. En el bolso porta Anónimos Infinitos 2, un libro editado por Sevilla Press que nace tras el éxito del primer volumen, que tuvo cinco ediciones. Una obra que cuenta hasta con banda sonora, compuesta por Bruno Marvizón.

–¿Nunca es tarde para ponerse a escribir?

–Llevo escribiendo desde los siete años. En la primera comunión mis padres me regalaron un diario, que aún conservo, para ejercitar la escritura. En mi familia era la que contaba los cuentos. Cuando me hice mayor y me dediqué al periodismo, por vocación, lo que me apasionaba era narrar historias y contárselas a los demás.

–¿Algún antecedente en ser juglar de la calle?

–Ninguno. Yo soy hija de maestros y mis padres querían que me dedicara a la enseñanza, siguiendo la tradición familiar. Pero siempre he sido un poco rebelde y he hecho las cosas porque me han gustado. Mi pasión es estar en la calle, escuchar y contar.

–Usted es una apasionada del andar y el contar, como dijo Chaves Nogales...

–Totalmente. Me encanta caminar. Me recorro a diario diez kilómetros de Sevilla sin darme cuenta. Me gusta pasear el centro y los barrios, mientras voy atendiendo a lo que charla la gente en la barra de los bares, lo que te cuenta el taxista o de lo que se habla en la cola del supermercado. El periodismo es eso, contar lo que le interesa a las personas de la calle, para lo que debe tenerse gran capacidad de escucha.

"Para hacer periodismo hay que tener una gran capacidad de escucha"

–Los relatos de su libro, Anónimos Infinitos, fragmentan una vida entera...

–Lo que describo en él es la vida, lo que nos pasa en distintas etapas. La prueba es que llega a públicos muy diferentes. No era consciente cuando lo escribí que sería capaz de despertar la atención en distintas generaciones. A los niños les interesan estas historias, de hecho, del primer libro me llamaron cuatro colegios porque lo usan de iniciación a la lectura. He estado con alumnos de edades diversas, atraídos por el lenguaje sencillo que uso y por la temática de sentimientos y emociones que narran los relatos.

–También ha llegado a quienes peinan canas...

–Y a extranjeros que lo han usado como manual para aprender español. Aluciné con ello. Luego están las personas mayores que no practican la lectura y que en algunos casos el primer libro que se han leído es Anónimos Infinitos. De hecho, uno de los relatos de la segunda parte lo protagoniza una mujer de 95 años que, por circunstancias de la vida, nunca había leído un libro y que se ha estrenado con éste.

–No es usted supersticiosa. Son 13 los periodistas que escriben el prólogo...

–(Risas) Eso ha sido una sorpresa. No lo sabía. Es un minilibro dentro del libro. Son todos compañeros de profesión con los que tengo, además, un vínculo personal. No es un prólogo al uso, aunque he de decir que son excesivamente generosos conmigo, porque me ven desde una óptica que parece que soy maravillosa. Y yo soy normal.

–¿Cuál es el secreto para que mantenga siempre la sonrisa?

–No la tengo que mantener, me sale aunque no quiera. El sentido del humor es primordial en la vida, te va a ayudar en todo. Incluso dentro de las cosas malas hay algo positivo, que es con lo que siempre me quedo.Y en este oficio, que tiene tanto desgaste personal, intento, al menos, pasármelo bien y ganar amigos en el trabajo. Es el patrimonio que tengo después de tantos años en el periodismo.

"Escribir es una forma de reflexionar, lo que más necesita esta sociedad de la rapidez"

–Este libro se debe, en parte, al uso que ha hecho de las redes sociales. Una excepción, teniendo en cuenta lo que se lee por aquellos lares...

–Yo creo que el fin de las redes sociales es ése, la comunicación y el intercambio con personas que conoces y que no. Mi libro nace a partir de las redes y crece gracias a ellas. Dentro de las cosas negativas que tienen, son más las positivas que, a mi entender, poseen. El problema es que no hay una educación sobre las redes, sino que estamos aprendiendo sobre la marcha. Es importante que esa enseñanza se la comuniquemos a la gente joven, porque es como si hablaran ante un inmenso público. No debe publicarse nada que no seamos capaz de decir en directo, cara a cara, con las personas.

–Un libro que también sirve de autoayuda...

–Una asistente social de Málaga me dijo que lo usaban en terapias, porque ayudaba a verbalizar los problemas que sufren quienes atiende. Siempre digo que en la palabra lo tenemos todo. Por eso, cuando he ido a colegios a hablar del libro, siempre he animado a escribir, porque es una forma de reflexionar, que es lo que más necesitamos en esta sociedad de la rapidez.

–Y de portada, Chipiona...

–Muchos relatos están escritos allí, junto al mar. La portada la protagonizan unos niños saltando frente a la puesta del sol, que como fotógrafa es un instante que me gusta captar, pues representa que siempre hay una oportunidad en la vida para empezar de nuevo, porque los objetivos no sólo se logran por la línea recta. También por las curvas se llega.

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