Antonio Rodríguez | Alcalde de Mérida y presidente del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad

“Es fundamental que los vecinos puedan vivir en los cascos históricos”

Antonio Rodríguez, alcalde de Mérida y presidente del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España

Antonio Rodríguez, alcalde de Mérida y presidente del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España / M. G.

España es el tercer país con un mayor número de lugares declarados Patrimonio Mundial por la Unesco, con 48 enclaves. Dentro de ese grupo, hay 15 ciudades privilegiadas porque su casco histórico cuenta con esta distinción. Son Alcalá de Henares, Ávila, Baeza, Cáceres, Córdoba, Cuenca, Ibiza, Salamanca, San Cristóbal de La Laguna, Santiago de Compostela, Segovia, Tarragona, Toledo, Úbeda y Mérida, cuyo alcalde, Antonio Rodríguez preside el grupo Ciudades Patrimonio, que celebra su asamblea en Sevilla este 19 de abril.

–¿Cómo le sienta a una ciudad como Mérida un año sin turistas desde que estalló la pandemia de Covid-19?

–Como al resto de ciudades patrimonio, muy negativamente. Parte importante de su producto interior bruto viene del turismo y, por ello, venimos trabajando en las decisiones que vamos a tomar una vez que pase la pandemia.

–¿Qué medidas son?

–Tenemos una estrategia de turismo post Covid. No va a haber la movilidad de 2019, pero el turista será de más calidad, tendrá más gasto. Va a ser un turista de experiencia, que busque cultura, patrimonio, gastronomía y espacios naturales. Todo eso lo tienen las 15 ciudades Patrimonio de la Humanidad.

–¿Qué aprendizajes sacan de la pandemia?

–El turismo de masificación no siempre es de calidad. Debemos apostar, trabajando en la mejora de las ciudades, por un turismo de más calidad y más gasto.

–¿Cómo pueden evitarse los problemas de la masificación?

–Hay que restringir el tráfico a los centros de las ciudades, limitar los aforos en hostelería, pero también en las calles, que deben ser más peatonales que comerciales. Eso nos va a hacer más atractivo para el turista que de verdad interesa, que es el que hace más gasto y viene a disfrutar de las ciudades patrimoniales.

–Los vecinos y asociaciones conservacionistas se quejan de los problemas que provoca esta llegada masiva de turistas.

–Es un problema. La masificación del turismo y la no regulación de los apartamentos turísticos son un problema para todas las ciudades. Es verdad que, algunas veces, sirve para rehabilitar cascos históricos que en muchas ocasiones están muertos, como ocurre en ciudades de tamaño mediano. Estos cascos históricos luchan por el sostenimiento de sus vecinos, de sus residentes y para ello hace falta complementar la actividad turística que permita que esos barrios se conserven y mantengan. Hay una dualidad entre la masificación y el abandono de los cascos históricos.

–¿Este problema de abandono de los cascos históricos existe en ciudades con este patrimonio?

–No es un abandono literal. Hay viviendas muy antiguas que necesitan una conservación. Es básico y fundamental que los vecinos puedan seguir viviendo en los cascos históricos, pero es importantísimo que las viviendas que no puedan sostenerse y deban rehabilitarse puedan dar paso a un crecimiento económico sostenible y turístico. Este problema no existe en Ibiza, Santiago de Compostela o Córdoba, las ciudades con más turismo. Las más pequeñas, con cascos históricos más constreñidos, reciben un efecto beneficioso de esta sostenibilidad turística. No se trata de convertir el centro en un apartamento turístico ni de eliminar todos los que haya, sino de encontrar un equilibrio. En Ibiza tienen un problema enorme. Ni siquiera los trabajadores públicos, los policías locales, maestros y médicos encuentran viviendas para ejercer su profesión porque el coste se ha disparado desde que los apartamientos han copado la oferta.

–En muchas ciudades, la pandemia ha llevado a los vecinos, después de muchos años, a visitar los monumentos que hace unos meses estaban abarrotados de turistas.

–La pandemia nos ha permitido redescubrir, volver a visitar los monumentos y valorarlos, mirarlos con otros ojos. Ha aparecido un cierto orgullo de pertenencia de los vecinos a las ciudades. La pandemia también ha permitido que los vecinos de las áreas cercanas a estas ciudades patrimonio conozcan mejor sus conjuntos históricos artísticos.

–En las 15 ciudades patrimonio hay alcaldes del PSOE, como usted, pero también del PP o de ERC. ¿Hay tanta crispación en sus reuniones como la que se ve en el Congreso?

–Absolutamente nada. Somos un grupo modelo, privilegiado y un ejemplo de cómo se gestiona la política con un único interés común, la conservación del patrimonio de nuestras ciudades y la difusión de los valores que nos hacen únicos. Hay un interés común y la muestra es que no recuerdo en ninguna reunión que se haya tenido que votar nada. Todo se ha acordado por consenso. Somos un ejemplo de lo que se espera de la política.

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