Juan Manuel Marqués Perales | Periodista y subdirector del Grupo Joly

“Es injusto culpar sólo a Susana Díaz”

Juan Manuel Marqués Perales posa en la redacción de 'Diario de Sevilla'.

Juan Manuel Marqués Perales posa en la redacción de 'Diario de Sevilla'. / Juan Carlos Muñoz

Licenciado en Químicas y máster de Periodismo de El País, Juan Manuel Marqués Perales (Cádiz, 1966) comenzó su carrera como periodista en Diario de Jerez en 1991. Ha sido director de El Día de Córdoba, director adjunto de Diario de Cádiz y es subdirector del Grupo Joly en la redacción de Diario de Sevilla, especialmente encargado de la información parlamentaria. Su experiencia en este tiempo tan convulso le ha llevado a publicar un libro en el ofrece las razones de la derrota socialista: El cambio andaluz. Cómo perdió el poder el PSOE de Susana Díaz (Almuzara). 

–¿En qué lado de la entrevista está más cómodo?

–Frente al entrevistador.

–¿No se ha equivocado?

–No, qué va, enfrente.

–Pues venga. ¿Está el PSOE andaluz en su particular crisis de los 40?

–El PSOE andaluz ha pasado por muchas crisis desde la Transición, pero ésta es la peor, porque ha perdido la Junta después de cuatro décadas ininterrumpidas de poder. Es cierto que la oposición repitió mucho lo de los 40 años, que es una alusión a la dictadura franquista. Andalucía era una singularidad en Europa occidental, no una anomalía.

–¿Era necesario ese relevo en la Junta para la sociedad andaluza?

–Los relevos son buenos en sí, pero será la opinión pública quien juzgue dentro de unos años si el cambio ha llegado acompañado de otras mejoras.

–¿Zapatero cambia la historia del PSOE-A al precipitar el relevo de Chaves, ya programado?

–Es cierto que Zapatero precipita esa salida de Manuel Chaves. Pero no se puede olvidar que el propio Chaves puso en marcha su relevo antes, que señaló a personas como Mar Moreno que fueron rechazadas por la parte más conservadora del PSOE andaluz.

–¿Griñán no comprendió nunca al partido?

–Digamos que fue un outsider de la organización de la que formaba parte; sí, creo que nunca compartió los mecanismos propios de los partidos.

–¿El cambio andaluz. Cómo perdió el poder el PSOE de Susana Díaz no es un libro contra la ex presidenta, sino una interpretación de los hechos?

–Claro, Susana Díaz no es, ni mucho menos, la única responsable de la pérdida del poder. El PSOE debía perderlo de modo natural, al ir agotando su razón de ser, que era eliminar las tremendas diferencias que había entre los andaluces y entre Andalucía y el resto de España en la década de los años 80 del siglo pasado. Es una historia de éxito.

–¿El deterioro de la sanidad y la educación es la causa de la derrota?

–Diría que la principal. El deterioro es fruto de la crisis económica y los recortes presupuestarios posteriores. Si se fija bien, Manuel Chaves también estuvo a punto de perder la Junta después de la crisis de 1993, que fue más corta pero muy profunda.

–Habla en su libro de una abstención activa de los militantes socialistas. ¿Dejó de gustarles el partido?

–Del electorado. Creo que la abstención de una parte del electorado socialista no fue por descuido o por confianza, sino a conciencia.

–¿Es Susana Díaz una buena estratega?

–Los hechos demuestran que es una mala estratega, aunque aparente lo contrario. Sacó en sus primeras elecciones el mismo resultado que Griñán, perdió las primarias en su partido y el resultado de sus segundas fue tan malo que perdió la Junta.

–¿Se cegó con su salto a Madrid?

–Creo que a Susana Díaz la cegaron desde Madrid. Hay que comprenderla: sin Rubalcaba, con un Rajoy que no gustaba a la nata del país y con lo que venía desde Cataluña, muchos pensaron que era la mejor opción para España.

–¿La imagen que ofreció en octubre de 2016 en Ferraz fue el principio de su caída?

–Se expuso mucho.

–Afirma que a los socialistas andaluces les vendría bien un cambio de liderazgo. ¿Cuándo?

–Lo deben decidir los militantes y sus dirigentes, y hacerlo en un congreso y en unas elecciones primarias. Ahora bien, creo que serán las encuestas las que marquen el paso.

"Una generación entera de socialistas fue barrida por la instrucción que hizo Alaya de los ERE”

–¿Quién puede tomar el mando? Ya no vale con presentar a una cabra, como decía Alfonso Guerra.

–El tiempo de las cabras se ha acabado. Una generación entera de socialistas andaluces, cuadros formados en muchos años de gobiernos de la Junta, fue barrida por la instrucción que hizo Alaya con el caso ERE, pero aun así hay nombres: Juan Espadas, Montero...

–¿El caso de los ERE ha despojado al partido de capital humano?

–Sí, pensemos en Martín Soler, Zarrías, Francisco Vallejo, Mar Moreno, Antonio Ávila, Lozano, Carmen Martínez Aguayo... ¿Sigo?

–¿Es injusto señalar a Susana Díaz como la causa de los problemas que deberá afrontar el partido?

–Es injusto decir que sólo ella es la culpable.

–¿De qué manera influyó el asunto catalán en el resultado del 2 de diciembre?

–Sinceramente, creo que en unos pocos escaños de Vox, pero el PSOE no ha perdido la Junta por eso.

–El periodismo parlamentario andaluz tiene un nivel muy alto, ¿pero por qué se le escapó calibrar el ascenso de Vox?

–He aprendido mucho de las periodistas que vienen haciendo política en Andalucía; curiosamente, casi todas son mujeres, personas que podían escribir magníficamente la crónica nacional. Es verdad que no vimos a Vox, suponíamos que podrían entrar en la Cámara, pero no con esa fuerza; al final, aunque sea por el roce, nos terminamos mimetizando con los políticos.

–¿Juanma Moreno no creía que podía ser presidente?

–Él dice que sí. Si Moreno, con ese resultado del PP, no es presidente de la Junta, habría sido relevado.

–Por cierto, el PP ya se ha olvidado del discurso de la red clientelar de votos.

–Nunca hubo un régimen clientelar de votos.

–¿Se atreve a dar un pronóstico sobre la sentencia de los ERE?

–No, pero creo que nunca existió ni una conspiración del Gobierno ni un complot de varias consejerías para delinquir, para dar ayudas a cambio de favores. Es más, creo que la legalidad de las ayudas se debía haber visto en un juzgado de lo contencioso, no por lo penal.

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