Kany García | Cantante

"Siempre supe que iba a ser músico no artista"

La cantante Kany García

La cantante Kany García

Ganadora de seis Grammy Latinos, la cantautora puertorriqueña Kany García posee una voz única con la que cuenta las historias de las mujeres del siglo XXI que escribe desde hace 15 años. Así, con su séptimo disco de estudio, El amor que merecemos, que ha sido considerado uno de los 22 álbumes latinos más relevantes del 2022 por la revista Billboard, se embarca en una gira europea que tiene cuatro paradas en España y que comienza en Sevilla el próximo 16 de octubre. En Madrid, Tenerife y Barcelona ya ha agotado las entradas para el directo de este trabajo que es una oda a la autoestima.

-El amor que nos merecemos, dice, ¿qué tiene que tener para que esté a nuestra altura?

-Pues tiene que ser saludable, un amor que arranque por una misma, que arranque desde la autoestima, desde todo lo que tiene que ver con quererse, con mirarse dentro antes de mirar alrededor para ver quién quieres que te acompañe.

-Pero es difícil alcanzar esa reflexión cuando todo lo externo nos dicen que tenemos que estar al servicio del amor

-Claro, no es cosa fácil, hay que desprenderse de innumerables cosas que nos han enseñado desde la casa. El desenseñarse toma años y, de hecho, creo que uno nunca acaba con ese proceso . También vivimos en unos tiempos donde tenemos mucha información que nos hace ir cambiando de idea de lo que creíamos que era el amor propio y nuestro propio conocimiento. Uno nunca para en ese proceso de conocerse.

-¿Qué le llevo a plasmar esta concepción del amor en su nuevo trabajo?

-Pues un montón de cosas... En el primer sencillo, que se llama de Pxta madre, volqué algo muy personal pues en ese momento tenía a alguien muy, muy, cercano en mi vida, que no fue hasta que le alejé, que las cosas en el camino empezaron a voltearse de manera positiva. Es que no falla cuando uno pone un fruto podrido al lado de unos sanos, el resto se pudren automáticamente... También influyó que yo tenía ganas de hacer un álbum, no digo menos romántico, pero sí que me dieran más ganas de disfrutar la vida y cambiando un poco el estado del que veníamos de la pandemia.

-Ha contado con nuestro Alejandro Sanz y con Rozalén, ¿qué le han dado?

-Le han dado mucha nutrición al álbum pero también a mi persona. En el caso de Rozalén es que cada vez que nos vemos nos reímos mucho por la cantidad de cosas que tenemos en común, desde que los dos papás nuestros fueron antes sacerdotes por diez años y lo dejaron porque se enamoraron de nuestras mamás, a personalmente que nos importan las mismas cantidades de causas. Y cuando eso ocurre es que es sencillo proponerle cualquier canción que tenga que ver con cualquiera de esas banderas que nos afectan. Además es que Rozalén siempre aporta. Y en el caso de Alejandro Sanz es que es un maestro con todas las letras. Aunque antes de mostrarle la canción me dijo que no.

-¿En serio?

-Sí, pero yo lo sabía porque estaba sumergido haciendo su álbum y no iba a tener cabeza para salir de su obra. Pero poco después de pedírselo me escribió diciéndome que al final no le había enviado la canción, que tenía curiosidad por escucharla. Se la envíe y cuando la escuchó me dijo que sí, pero que primero necesitaba salir de su álbum. Fue perfecto, yo no tenía prisa.

-¿Ha cambiado mucho con respecto a la Kany García de 2007?

-Me reconozco tan poquitito... A ver, la esencia de una está pero qué bueno que me siento distante de esa de 2007 porque si no el camino hubiera sido en vano. Todavía me río pensando en que me pelearía con ella por algunas cosas que decía... Creo que el mundo ha cambiado mucho en estos años, a mí, a nivel personal, también me han pasado muchas cosas, y todo eso me tiene que afectar. Hay cosas que siguen siendo las mismas como las razones por las que hago música, las cosas que me producen orgullo, ilusión... Me ilusiona llegar a nuevos territorios con mi música, como España.

-¿Siempre supo que la música era su camino?

-Desde pequeña sabía que iba a ser músico pero no que iba a ser artista. Mi mamá llegaba todos los días de dar clases de música, a mi papá le encantaba tocar el acordeón, y ambos se encargaron de poner la música en el camino pero mi timidez jugó el papel que, a veces, juegan los miedos, el de limitarnos. La timidez hacía que me pusiera un escudo, en mi caso un violonchelo, así que prefería tocar un instrumento y ser parte de una orquesta. Ahí me sentía tan protegida y tan a gusto que pensaba que ese era mi camino. Pero la vida y el deseo que una tiene adentro de explorarse me fue impulsando a cantar canciones. Y tendría como 11 ó 12 años cuando le dije a mis papás que quería estudiar guitarra porque quería cantar. Así fue que empecé a tocar la guitarra y a cantar canciones de gente, a escribir cosas y ahí la timidez se empezó a quedar más pequeña porque pesó más mi deseo de decir cosas.

-¿Le costó mucho hacer pública su relación con la que hoy es su esposa?

-Me costó demasiado... Es que hablar de un 2016, aun siendo el año en el que legalizaron el matrimonio igualitario en Estados Unidos, a la realidad a partir de 2020, es que no tiene nada que ver. En 2016 no había ninguna mujer, figura pública, en Latinoamérica que verbalizara que era parte de la comunidad LGTBIQ+ y que estaba en una relación sólida. Entonces me di cuenta que, aunque sabíamos que iba a ser complejo, era necesario hacerlo también para esas nuevas generaciones que tenían muy difícil crecer sin tener roles a seguir. Pero nosotras teníamos un factor que ayudó mucho, teníamos una relación muy abierta con nuestros familiares y amigos y cuando tú tienes un sustento de gente que te ama, que te apoya, que están ahí para ti, una familia que te apoya desde niño, es muy diferente que dar pasos solos. Y desde el día después de hacerlo público, lo que me sumó a mí, que era la que daba la cara al frente, fue un montón de credibilidad y de público adicional que, quizás, no me seguían por mis canciones y ahora me seguían por mis posturas, y eso me parece igual de lindo y de importante.

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