-acaba de publicar un ensayo monográfico jurídico sobre La maternidad subrogada a la luz del Derecho español (Dilex) o lo que es lo mismo, sobre los vientres de alquiler.

-Desde que se empezaron a dictar sentencias sobre la maternidad subrogada es un tema que siempre me ha interesado. Este estudio se presentará, además, en Málaga, en marzo, durante unas jornadas sobre este asunto que organiza la catedrática María Luisa Balaguer.

-Recientemente se han dado varios casos de parejas que han sido detenidas por alquilar un vientre. En España es ilegal, pero en numerosos países del extranjero no.

-La nueva Ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida de 2006 lo prohíbe en su artículo número 10. Pero lo que hace doctrina son las sentencias, la jurisprudencia. La maternidad subrogada se inició por la infertilidad de determinadas parejas, a las que les siguieron otras que quisieron tenerlos biológicamente, pero a través de una maternidad por encargo. Y en España se prohíbe porque hay doctrinas que dicen que así se está de acuerdo con la ética y los postulados del Derecho español. Yo pienso que no, porque la pareja que opta por este método firma un contrato con la madre gestante en el que renuncia a su patria potestad. Y, en segundo lugar, tenemos que pensar en las consecuencias de esa maternidad subrogada, que puede tener graves problemas.

-¿Por ejemplo?

-Cuando la madre da a luz y no entrega a su hijo, algo que hemos visto en muchas películas.

-¿Tiene las de perder?

-Sí. Hay un contrato y perdería ella.

-¿Qué consecuencias tiene para el bebé ser hijo de un vientre de alquiler?

-Ese hijo es objeto de un litigio nada más nacer, de un comercio. Un bebé es una persona, no una cosa. Pensemos en ese conflicto y en el conflicto subyacente cuando ese niño sea mayor y pregunte por sus padres. Nunca conocerá a su madre biológica, pierde su derecho de identidad genética, un derecho que para mí es fundamental.

-Pero hay parejas que regresan con su hijo por encargo de esos otros países y parece que en España encuentran un resquicio legal para que sea reconocido.

-El resquicio lo ha dado el propio Tribunal Supremo de nuestro país, algo que no ha hecho por capricho, sino por proteger el bienestar del hijo, lo que yo llamo el bien del hijo. Está el caso de una pareja española que inscribió a su hijo recién nacido en California. Llegaron a España con esta certificación literal y lo que pretendían es que aquí se reconociese que era su hijo. Si no era así se daba lugar a que ese niño no tuviera padres en España, pero sí en California, y que fuera un apátrida. Fue una sentencia de 2014. Estaba por encima su bienestar.

-¿Qué futuro tiene esta legislación en España?

-De aquí a unos años no creo que cambie la legislación. Si varía el Gobierno, sí se legislará, porque hay una parte de la sociedad que lo está pidiendo. Este tipo de maternidad tiene reconocida las prestaciones de la Seguridad Social, ya que no tiene nada que ver con el Derecho de Familia y cómo se ha tenido ese hijo. De todas formas, al Derecho de Familia le repugna todo lo que sea la mercantilización de un menor.

-¿Cómo es la legislación al respecto en EEUU?

-Es una legislación más permisiva en relación al menor, que lo que hace es dar pasos para que las personas que no puedan tener hijos sí los tengan, pero finalmente se mercantiliza el contrato. Incluso hay parejas que encargan sus hijos para evitar las molestias del embarazo. En España evidentemente hay fraude de ley, porque por una vía que no es la recta se da pie a algo que está prohibido aquí.

-¿Qué tipo de condena o multa reciben aquí?

-Ninguna.

-¿Qué le recomienda usted a estas parejas españolas que piensan en la maternidad subrogada?

-Pues que piensen en la adopción.

-Muy costosa y con muchos trámites.

-Sí, y el niño tampoco conocerá a sus padres biológicos si no le dejan. Pero en el otro caso hay mercantilismo, se paga por un ser humano. La maternidad subrogada no dejará de ser nunca, diga quien lo diga, una maternidad por encargo.

-Personalmente, a usted le afecta toda esta cuestión de maternidad subrogada.

-Sí, he trabajado mucho sobre identidad genética y el derecho del hijo a conocer a sus padres, a su madre, que es la cosa más grande que hay en este mundo.