Tamara Esteve. Psicóloga y coordinadora de la Fundación Secretariado gitano en Málaga

"La mujer gitana es el motor de cambio dentro de las casas"

Tamara Esteve

Tamara Esteve / Javier Albiñana

-¿Por qué ha centrado su trabajo en la comunidad gitana?

-He convivido desde niña con la comunidad gitana y nunca me planteé la palabra gitano hasta que llegué aquí. Formaban parte de mi día a día y no había hecho esas distinciones. Cuando vine, lo que me gustó fue el proyecto de la entidad y la gente, con la que sigo aprendiendo cada día. La comunidad gitana te hace sentir muy pronto de su familia, te protege y ese arraigo no lo veo en otras comunidades.

-¿La discriminación hacia esta etnia sigue siendo significativa?

-Sí y ahora es casi peor, se llama el racismo líquido. Somos progres y modernos, y está muy mal visto ser racista, por lo que estas actitudes están camufladas. Aunque también es verdad que cada vez hay mayor colaboración por parte de las empresas y administraciones y se hacen menos distinciones, pero todavía existe ese racismo. Aún se observa en el tratamiento de las noticias, por ejemplo. A veces es por interés mediático y otras por desconocimiento, pero sigue reforzándose el estereotipo.

-¿Cómo se lucha frente al estereotipo?

-Desde nuestro ámbito hacemos campañas muy potentes de sensibilización. Partir de Cero es una de las últimas y cuenta la historia de una niña gitana, Samara, que quiere tener las mismas oportunidades que cualquiera. Se ha presentado a los ayuntamientos y algunos plenos, como el de Málaga, se han declarado Ciudad Cero con un decálogo contra los prejuicios y a favor de la igualdad. Aún es necesario hacer este tipo de cosas porque existe discriminación. Los poderes públicos tienen que apostar por la igualdad y las empresas tienen que valorar a los candidatos por sus competencias, no por su etnia. Lanzamos mensajes que hagan pensar a la sociedad civil, que muestre la realidad. Intentamos que estas personas partan de cero, como todos. Sería lo lógico, pero algunos no pueden simplemente por el color de su piel.

-¿Teme el gitano perder su bagaje cultural en esta sociedad globalizada?

-Esto tiene mucho de mito. Cada uno es gitano como quiere en su casa y la comunidad gitana es tan diversa como otra cualquiera, lo malo es que volvemos al estereotipo. Se puede preservar la identidad cultural y avanzar en una sociedad global al mismo tiempo. Tenemos que seguir trabajando en muchas cosas -por que no se abandone el colegio, por ejemplo-, pero hay un avance muy grande en esta población.

-¿Hay mejoras en el ámbito educativo?

-Sí. Te encuentras a padres y madres que llevan toda su vida en la venta ambulante y quieren para sus hijos otro futuro porque, aunque este comercio sea muy digno, saben que hay otras posibilidades para ellos. Sin embargo, desgraciadamente, sigue habiendo un porcentaje muy alto de población gitana en colegios gueto. La segregación escolar está vigente y esto no se puede permitir, la ONU ya ha tirado de las orejas por esto al Gobierno español.

-Hay que erradicar los colegios gueto, pero también esos barrios en los que aún viven en condiciones de marginalidad ¿no?

-Éste es un reto aún mayor, la erradicación del chabolismo.

-¿Qué papel tiene que jugar hoy la mujer gitana?

-Hay que acabar con la doble discriminación que sufre, por ser mujer y por ser gitana. El empoderamiento se tiene que hacer desde dentro de la comunidad y desde fuera. Desde dentro de la familia hay que propiciar que las niñas tengan la trayectoria que deseen, que se favorezca la igualdad de oportunidades con recursos e información. La educación es el futuro para que seas lo que quieras. Si desde pequeño me estás cortando las alas porque no hay políticas inclusivas, en un futuro no podré aspirar al puesto de trabajo que quiera ni a la formación académica. De inicio estoy diferenciada, en un colegio gueto.

-¿Todavía las chicas de 15 años se van del colegio para casarse?

-Sí, y eso lo trabajamos en la fundación. Somos muy respetuosos con la cultura y la idiosincracia, pero es cierto que el programa Promociona está por algo, necesitan un acompañamiento de Primaria a Secundaria para que titulen. Nos cuesta más que las chicas continúen en el itinerario formativo, pero con ellas tenemos más probabilidad de fin. Siempre hemos trabajado de manera transversal con mujeres, tienen un gran protagonismo en todos los programas.

-¿Qué es el programa Calí?

-Nació en 2016 y se trata de la intervención directa con la mujer gitana. Hay 26 técnicas en toda España que trabajan el empoderamiento de la mujer, que lleguen a donde quieran llegar. Son pequeños grandes retos que eran y son muy necesarios. La mujer gitana ha avanzado más lentamente que el resto, pero está claro que es el motor de cambio dentro de las casas.

-¿Hay aún muchos delitos de odio?

-Los hay, pero no se denuncian; tienen asimilado ese trato discriminatorio, ese rechazo, y no van a la Policía por vergüenza o miedo.

-¿Cuál ha sido el principal legado de su familia?

-La educación en valores tan grande que me han dado. Siempre me han dicho que fuese respetuosa con los demás, que ayudara a las personas y que para crecer no le pisara la cabeza a nadie. Mi padre empezó a trabajar con 10 años de botones, fue autodidacta y mi madre, también. Se formaron ellos solos y tuvieron que luchar mucho, ellos siempre han querido para nosotras que tuviéramos una formación, en lo que quisiésemos, pero que nos esforzásemos en ser buenas profesionales porque nada nos venía dado en la vida. Nos enseñaron a no ser soberbias, nos mostraron la humildad.

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