ANTONIO LÓPEZ, PINTOR Y ESCULTOR

"La originalidad no hay que buscarla, sino que fluya de manera natural"

El pintor y escultor Antonio López./PABLO IBÁÑEZ GARCÍA

El pintor y escultor Antonio López./PABLO IBÁÑEZ GARCÍA

-¿Qué le ha ofrecido Almería en general y Olula del Río en particular para establecer un vínculo que ya dura seis años?

-Son cosas del destino, no que busques. Todo empieza con el conocimiento de Andrés García Ibáñez. Me visitaron hace unos cuantos años para que colaborase con ellos en una exposición, de la que hicieron un libro que se llamaba La Gallina Ciega. Todo empezó así, yo no me podía imaginar lo que iba a venir después, no son cosas que puedas programar. Con Andrés me llevo muy bien y trabajo muy bien. Surgió lo del taller y eso me hizo venir. Unas cosas se fueron uniendo a otras, pero todo viene de su conocimiento.

-¿Qué opinión le merece la labora cultural que Andrés Ibáñez viene desarrollando en el ámbito andaluz?

-No conozco ningún caso así. Hay gente generosa en nuestro mundo, pero alguien con esa determinación y energía en la pintura para poder hacer su trabajo y añadir la responsabilidad de hacer una tarea social que le puede servir a grupos amplios de gente, me parece dificilísimo. Yo desde luego no lo he hecho. Él lo hace con aparente facilidad y a una edad sorprendente porque los pintores suelen estar volcados en su vida personal y profesional. Además está creciendo mucho y rápido. No sabe cómo va a acabar, pero todo esto empieza a tener un significado muy amplio que puede rebasar los límites de esta zona y ser un ejemplo de comportamiento, no sólo para los pintores, sino también para el mundo de los gobernantes. Estas cosas son difíciles, pero se pueden hacer, porque de lo contrario no se hubiera hecho. Eso le va a abrir los ojos a mucha gente y la va a hacer mejor.

-Le he escuchado que la grandeza de la pintura radica en que varios artistas puedan esbozar de distinta forma a una misma modelo...

-Cuando se habla de la dificultad de la originalidad pienso que no hay que buscarla. Todos tenemos un rostro distinto, una nariz distinta y un temperamento distinto. Hay que dejar que todo eso fluya de una manera natural.

-¿En qué modo le ilusiona el proyecto de La Mujer del Almanzora, su primera escultura a escala monumental en mármol blanco de Macael?

-Soy un pintor que trabaja la escultura en una escala que no rebasa el tamaño natural. Hace muy poco tiempo ha dado un vuelco todo eso a través de los encargos. El de las cabezas de Atocha me hizo trabajar a una escala que nunca había imaginado. El colocarlo en un espacio público es algo nuevo, algo donde el arte trabajó durante miles de años y al final de mi vida me encuentro que todo eso ocurre en mi trabajo. Es un premio de muchísimo valor. Esta cabeza, en este tamaño, con el sentido que tiene en relación a un espacio cultural [la Ciudad de la Cultura de Olula del Río], en un lugar que no es Nueva York ni París, tiene sentido y me parece necesario. Es reconfortante, un regalo de la vida, que te regala cosas feas y otras veces muy hermosas.

-A modo de curiosidad, ¿quedó plenamente satisfecho con el retrato de la Familia Real?

-No sé si estoy satisfecho de lo que me ha salido, pero sí muy satisfecho de haberlo hecho, que es distinto. Lo volvería a hacer poco más o menos igual. Ha sido una experiencia muy válida. Luego ya el resultado me importa menos. Me importa el proceso del trabajo y lo que ha significado en tu vida. Hay que hablarlo así, son meses y años de mi vida viendo a estas personas, teniendo ese cuadro en la cabeza, pensando en él y en esas personas unidas a mi trabajo. Lo he vivido con mucha pasión. Me entrego mucho al trabajo y en este caso me costó mucho dar con el tono estético y ético del cuadro. Lo hice de fotografía por encargo [de Patrimonio Nacional] de unos personajes que conoce todo el mundo y eso te crea mucha zozobra. Da la sensación de que es difícil actuar con libertad y creo que lo conseguí, llevándolo completamente a mi espacio, hasta cierto punto. Eso no es fácil. Sacrifiqué muchas cosas para hacer un cuadro que no pareciera de encargo. Si procediese de la Casa Real los hubiera llamado con frecuencia para que me hubieran guiado. Al no ser ellos, no les consulté. A veces pensaba que estaría bien llamar al Rey, a la Reina o a todos para que me guiaran, pero al final no lo hice.

-¿Cómo cree que valorará su legado la historia del arte?

-Eso no lo pienso. No pienso en la muerte en principio, sino que voy a seguir trabajando mucho tiempo. Tengo muchas cosas empezadas y esa idea en la cabeza de seguir ampliando mi obra hacia zonas como estas cosas que están ocurriendo. ¿Quién me iba a decir que iba a generar este tipo de trabajos en esta escala y con este carácter? Ni lo había soñado.

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