Rosa María Casado, directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Sevilla

“El patriarcado es un virus y la sociedad reacciona contra él”

Rosa María Casado

Rosa María Casado / Juan Carlos Muñoz

–¿Falta educación en igualdad entre los jóvenes?

–Más que educación falta una formación que se interiorice no sólo desde lo racional, sino también desde lo emocional. Todos somos hijos del patriarcado y tenemos actitudes machistas de las que no somos conscientes.

–¿Qué carencias encuentra entre los universitarios?

–No tienen los valores en igualdad realmente interiorizados. Siguen creyendo en una serie de mitos y estereotipos en torno al amor romántico que son la semilla de la violencia. Existen muchas trampas que están interiorizadas y que hay que trabajar sobre ellas desde el campo de lo emocional.

–¿Y entre el profesorado?

–También hace falta formación. En la Universidad de Sevilla somos una comunidad de casi 80.000 personas, un colectivo muy grande en el que hay de todo, diferentes generaciones y diferentes formas de pensar. Incluso la gente más formada en igualdad, a veces, tienen actitudes machistas. Tengo una compañera que siempre dice ‘soy feminista por convicción y machista atávica’.

"Desde 2015 hemos recibido 10 denuncias por acoso, pero ninguna similar al caso de Santiago Romero”

–¿Cómo se aborda este tema en la Universidad?

–Casi todas las universidades cuentan con un Plan de Igualdad, que entre sus ejes principales está el de sensibilización y formación. Nosotros, por ejemplo, organizamos cursos, trabajamos mucho desde lo positivo y premiamos los mejores trabajos de fin de grado, fin de máster y tesis doctorales en materia de igualdad. En otoño, además, vamos a sacar una antología de poesía sobre la igualdad. Trabajamos desde lo emocional, ya que las relaciones de poder están muy arraigadas en nosotros y apenas se ven.

–¿Cómo se logra llegar a una comunidad de 80.000 personas?

–Una de las cosas más importantes que estamos desarrollando es una Red de Referentes para la Convivencia y el Buen Trato en la Universidad de Sevilla. En cada centro hay un profesor, un estudiante o alguien del personal de administración y servicio formado por nosotros, un referente al que poder acudir en caso de sufrir algún problema. Aún la red no está en marcha, estamos en mitad del proceso de formación.Nuestro objetivo es formar anualmente a unos 250 alumnos y a otras 60 personas entre profesorado y personal de administración y servicio.

–En los últimos tiempos han salido a la luz varias agresiones y violaciones en grupo por parte de jóvenes. ¿Estamos ante un retroceso en materia de género?

–Es cierto que parece que existe un retroceso, pero yo destacaría más la fuerte reacción que está protagonizando gran parte de la sociedad que está saliendo a la calle y se está manifestando. Hace poco escuché decir a la escritora Rosa Cobo que estamos ante una nueva ola feminista y una de sus características es la gente joven. Como yo vengo del ámbito de la salud utilizo mucho la metáfora de que el patriarcado es como un virus que cuando se le ataca muta, pero el cuerpo ejerce una resistencia, la sociedad reacciona contra él y se defiende de los posibles cambios, de la mutación.

–¿Existe el techo de cristal en la Universidad?

–Existe. Vamos mejorando, pero sigue existiendo en todas las universidades.En el caso de la Hispalense, hay una catedrática por cada cinco profesores titulares, y un catedrático por cada 2,6 titulares. Estos son datos de 2017, pero en el año 2000 la diferencia era de una catedrática por cada 11 titulares, y un catedrático por cada 2,4. La diferencia es cada vez menor pero aún hay mucho por hacer.En 1990, la brecha era de una catedrática por cada 18,5 titulares. En el campo de la investigación no es diferente. Apenas en el 2% de los proyectos de excelencia aparece una mujer como investigador principal.

–¿Qué se está haciendo desde la Unidad de Igualdad para cambiar esto?

–Estamos trabajando para que los grupos que se presenten a las convocatorias de investigación tengan más puntos si la presencia de hombres y mujeres es equilibrada o si el investigador principal es una mujer. Sé que no todos aceptan las políticas de discriminación positiva pero a veces ésta es la única manera de que realmente haya igualdad.

–La Universidad de Sevilla ha modificado recientemente su protocolo contra el acoso. ¿Qué aspectos se han querido mejorar?

–Hemos querido darle fundamentalmente una visión preventiva, sin caer en un tinte jurídico, que no es nuestra competencia. Además, se han incorporado nuevas formas de acoso que antes no se contemplaban, como el ciberacoso.Es cierto que esto no es nuevo, pero es ahora cuando se están viendo sus consecuencias y surgen estudios y expertos que hablan de herramientas para su prevención.

–La Hispalense decidió modificar su protocolo a raíz de la condena por abusos sexuales al catedrático Santiago Romero en 2017. ¿Qué le pareció la sentencia?

–Cuando salió pensé: menos mal que la Justicia ya se ha pronunciado.

–¿Conocía el caso?

–Sí, desde el principio.Un grupo de profesoras, entre ellas yo, estuvimos apoyando a las profesoras afectadas y viendo qué podíamos hacer y cómo actuar para que ambas partes pudieran seguir desarrollando su trabajo.Cuando ellas denunciaron, no existía un protocolo de actuación para estos casos, éste se aprobó en 2013.

–¿Cuántas denuncias de acoso han recibido?

–Desde 2015, 10, pero ninguna del mismo calibre que la del caso de Santiago Romero.

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