Pere estupinyà | Comunicador científico y escritor, autor de 'La ciencia del sexo'

"Mejorar la vida sexual pasa por abrir la mente y experimentar"

El bioquímico y divulgador científico Pere Estupinyà.

El bioquímico y divulgador científico Pere Estupinyà. / G. J.

Pere Estupinyà es bioquímico, pero su labor más conocida es la de comunicador científico a través de libros de divulgación, conferencias y programas televisivos como El cazador de cerebros. Un congreso de neurociencia le despertó su inquietud de analizar el sexo desde una perspectiva científica y descubrió que era un campo en el que mucho aún estaba por tratar. "Estudios de tonterías encuentras un montón, pero el análisis más académico y empírico no se había hecho. Vi una oportunidad en un tema que interesa a todo el mundo, incluido a mí, y me lancé", dice.

-¿Cree que la gente no tiene idea de sexualidad a pesar del interés?

-A veces digo que no tienen ni idea por provocar un poco. Obviamente, la gente sabe, pero no todo lo que podrían saber si tuvieran acceso a más y mejor información. Esto significa documentarte sobre otros temas sobre los que no sientas especial interés o no conoces y hacerlo mejor.

"Quien no tenga buena información sobre sexualidad ahora es porque no se ha preocupado de buscarla"

-¿Las fuentes de información no son buenas?

-Una es el porno, y está claro que es una distorsión de la realidad. Otra es nuestra propia experiencia, que es muy limitada, más cuando estás con una misma pareja mucho tiempo. Tus respuestas, tus reacciones físicas y tus orgasmos son de una manera y no tienen por qué ser la de los demás. Y eso sin prácticas no lo sabes. También hay muchos mitos que condicionan demasiado.

-¿Hay un problema educacional?

-Obviamente, falta educación en las escuelas a unas edades tempranas para contrarrestar el efecto del porno y las redes sociales. Ya en los adultos, cada uno debe de asumir la responsabilidad de informarse. Ya está bien de echar culpas fuera. Quien no tenga buena información sobre sexualidad es porque no se ha preocupado de buscarla, porque información buena hay.

-¿Por qué el sexo sigue siendo un tabú?

-Ahora es un tabú más colectivo que individual. Para nuestros abuelos era algo más personal, ahora parece que los miedos son más a las consecuencias sociales que pueda tener. Por ejemplo, un profesor a lo mejor no se atreve con la educación sexual no por tabú suyo, sino por temor a lo que piensen los padres. Es un tema muy sensible y unos por otros generamos un tabú colectivo.

-¿Están cambiando las prácticas sexuales?

-Sí. Hay más acceso a pornografía, con más tipos de escenas, la gente lo ve y lo prueba. También es verdad que las jóvenes no tienen los complejos que tenían sus madres y quieren explorar más. Hay muchas más experiencias de bisexualidad para probar. La gente está rompiendo un poco el tabú y explorando más prácticas, más relaciones abiertas.

-¿La inhibición en la mujer sigue siendo mucho mayor?

-Sí. Antes se decía que los hombres tenían más deseo que las mujeres, pero no es así. En cuanto a deseo no hay tantas diferencias. Pero en motivos por los que frenar, sí. Hay mucho que es cultural, piensan en el riesgo ante lo desconocido cuando un hombre no lo haría. Los estereotipos también fastidian, está la presión del qué dirán. Pero luego también hay una parte del freno casi instintivo que a la mujer le aparece y al hombre no tanto. Es algo profundo, codificado evolutivamente.

-¿Qué han traído de positivo y de negativo para las relaciones aplicaciones como Tinder?

-Lo positivo, conectar personas que no tenían otros métodos fáciles. Gente de mayor edad, de gustos diferentes, con más vergüenza. Ha favorecido el encuentro, no tanto el romanticismo o la sexualidad en sí, pero sí ha mejorado mucho la fase inicial de conocimiento. Lo negativo es quizás la sensación de tener tantas opciones que finalmente no te gusta nadie.

-¿El sexo está en el cerebro o en los genitales?

-En ambos. El cerebro es el que le da el contexto e interpreta, pero los genitales tienen una función fundamental; la comunicación es constante. El erotismo y la sensualidad están en el cerebro, pero el sexo como acto tiene parte genital.

-¿Cuáles serían las claves para tener una vida sexual plena?

-Lo primero sería eliminar traumas, una especie de limpieza psicológica. Hay personas que en algún momento les ha ocurrido algo que les condiciona a nivel psicológico. Lo segundo es la buena salud. Estar en forma mejora bastante la respuesta sexual. Si un hombre pierde el aliento subiendo unas escaleras las erecciones serán peores. Como tercer punto está el conocerse a sí mismo, entender cómo funciona el organismo y hacer una cierta reflexión de analizar tus respuestas, tu instinto... Ya con esto se podría tener una vida sexual satisfactoria.

-¿Y qué hace falta para nota?

-Mejorar pasa por abrir tu mente y experimentar, probar cosas, aunque no sepas si te gustan o te atraen. Clubs de intercambio, cambios de rol, juegos... probando se descubre.

-¿Cuánto hay que trabajar todavía para que la diversidad se acepte?

-Sin pretender ser conformista, creo que se ha avanzado mucho. Pero los cambios sociales no pueden ser de un día para otro. Los grupos más homófobos cada vez están más desacreditados. Es importante la labor de los activistas. Son los colectivos los que tienen que reivindicar qué cosas quieren y nosotros, como sociedad, tenemos que aceptar la diferencia.

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