La ministra de defensa en el CNI

Robles visita el CNI para "dar un espaldarazo" a los servicios secretos

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y el director general del CNI, Félix Sanz Roldán

La ministra de Defensa, Margarita Robles, y el director general del CNI, Félix Sanz Roldán / Efe

La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha visitado el Centro Nacional de Información (CNI), que ahora depende de su Ministerio, para "dar un espaldarazo" y reconocer la labor que realizan los hombres y mujeres del servicio secreto, que "trabajan por la paz y la seguridad de España y los españoles".

Robles ha realizado la visita acompañada de periodistas para "dar a conocer un trabajo que no se reconoce, porque no se conoce", y para despejar cualquier duda que pueda haber sobre el supuesto "uso político o partidista" de los servicios secretos españoles.

Para llegar al CNI, antes es preciso entregar el teléfono móvil apagado para, a continuación, dar varias vueltas en autobús por las afueras de Madrid para acabar llegando al lugar por donde se ha pasado un rato antes, un lugar ajardinado con varios edificios de oficinas y con un gran cartel en la entrada que identifica las instalaciones.

En el centro del complejo, un gran edificio redondo de acero y cristal cuyo corazón lo forma el Centro de Seguimiento, una enorme sala redonda, con una mesa ovalada para la cúpula directiva y decenas de puestos de trabajo mirando a una gigantesca pantalla, en la que, al menos esta mañana, ondea una inmensa bandera de España.

En una de las paredes, ocho relojes digitales marcan las horas de Washington y Moscú y otros seis puntos en los que están destacadas tropas españolas, como Bagdad, Kabul o Gao (Mali).

En otro tramo de la pared figuran fotos de españoles secuestrados en distintos puntos del mundo y que han sido rescatados gracias a la labor de los servicios secretos: periodistas españoles en Siria, en 2013; cooperantes de Médicos Sin Fronteras en Kenia, en 2001; un empresario catalán en Nigeria en 2009; o el barco pesquero Vega 5 en Somalia en 2011.

Entre medias, un gran contenedor de metal verde con un cartel que especifica "papel para triturar".

"Están ustedes en un lugar donde muy pocas personas han entrado", da la bienvenida Sanz Roldán. Director del CNI desde 2009, Roldán explica que el objetivo de las 3.000 personas que aquí trabajan es "aportar elementos para que el Gobierno pueda tomar decisiones sobre seguridad física, digital y económica".

El director da paso a un vídeo que narra cómo el trabajo del CNI está "muy reglado" por la ley de 2002 y consiste en recabar información de los temas que proponga el Gobierno a principios de año en la "directiva de inteligencia", que recoge todos aquellos asuntos en los que el Gobierno cree que el CNI "puede ayudar". El listado se analiza para fijar objetivos y definir prioridades.

"La directiva es secreta", precisa el director, "pero están todos las inquietudes que nos atenazan a los españoles", y cita algunas obvias, como el yihadismo, la ciberseguridad y el tráfico de personas.

Los agentes del CNI recaban información que se analiza y coteja para finalmente elaborar "notas informativas", unas 7.000 sólo en 2017, detalla Sanz Roldán, quien asegura que su "principal cliente" es el Ministerio de Asuntos Exteriores, seguido de Interior y Presidencia, que los usan para "tomar decisiones estratégicas para la seguridad y la paz".

Además, el vídeo recomienda "a lo españoles que se sientan orgullosos" de sus servicios secretos y "a los que sirven a España en el CNI, que estén seguros de que han elegido una profesión digna y la ejercen con eficiencia", pese a que "sus mayores éxitos son invisibles para la sociedad".

El CNI tiene personal destacado en más de 70 países y su plantilla está compuesta por unas 3.500 hombres y mujeres: un 66 por ciento civiles, un 24 por ciento militares y un 8 por ciento miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, además de un pequeño grupo de personal operativo y de análisis.

Tras las explicaciones, la ministra y el director, acompañados por los periodistas, han salido al exterior para rendir homenaje a los miembros del CNI muertos en acto de servicio: ocho recordados por sus nombres y "aquellos otros que nunca serán recordados por sus nombres".

A su alrededor, y para evitar grabaciones indiscretas, todos los coches aparcados lucen las matrículas cubiertas con hojas de papel.

Allí también un monumento, obra de Alberto Corazón, luce siete placas con los nombres de los militares españoles del CNI que murieron en una emboscada en Latifiya (Iraq), en 2003, y otra más por el militar asesinado en la puerta de su domicilio, en Bagdad, en 2003. Otra placa recuerda "a todos cuantos dieron su vida, en secreto, al servicio de España".

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