A diestra y siniestra

ignacio martínez

Anomalías españolas

Sánchez dice que es una anomalía hacer dos debates seguidos. Pero la anomalía es el pánico a los debates

Ha dicho Pedro Sánchez que hacer dos debates seguidos es una anomalía. Lo ha indicado después de que las circunstancias le hayan obligado a aceptar esos dos debates cuando su estado mayor no quería ninguno. Ninguno en el que faltase Vox. Y ahora celebrará dos, lunes y martes, sin la muleta de la extrema derecha para exhibir el riesgo de los radicales frente a la "moderación" que propone el presidente. Fue la estrategia de Rajoy en 2015 y 2016 con Podemos, y funcionó. Así que ante esta doble contrariedad, el presidente imparte doctrina y dice con voz de oráculo que estamos ante una anomalía.

Pero la anomalía no es que estén tan próximos los debates, sino el pánico que todavía genera la confrontación directa de ideas, programas y estrategias en el seno de todos los partidos. Todos traban estos encuentros acotando los temas, los tiempos o los turnos y evitando preguntas libres de periodistas independientes. El miedo a debates abiertos y en cantidad es la única de las tres anomalías españolas que sigue viva. Las otras dos quedaron superadas por las elecciones andaluzas: que la ultraderecha estuviese fuera de las instituciones y que un solo partido gobernase ininterrumpidamente una autonomía. El 2 de diciembre Sevilla dejó esa exclusiva a la CSU en Munich y a los herederos del PCI en Bolonia.

Lo cierto es que mañana, con el primer debate, empieza la campaña en serio. Corta, pero intensa; como una de esas etapas de las vueltas ciclistas de pocos kilómetros, pero con tres puertos de primera y dos de categoría especial. Es una pena que el marketing se haya impuesto hasta ahora a las ideologías. Ha desgraciado la campaña de Rivera, convirtiéndole en un intransigente, y está estropeando la de Sánchez, haciéndole aparecer como un cobardón. El mismo gurú que ayudó a Albiol a ganar en Badalona y a Monago en Extremadura, maneja los mandos de la campaña presidencial desde La Moncloa y Ferraz. Algo falla. Otra anomalía.

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