El resultado electoral en la Comunidad de Madrid, una región que es desde hace muchos años un bastión del bloque de centroderecha, deja datos para la historia. Por primera vez desde 1986, el PSOE gana los comicios generales en la Comunidad y lo hace de forma relativamente holgada, con 11 escaños, y sumando cinco más de los que obtuvo en la cita de 2016. No es el mejor resultado socialista, que en tiempos de Zapatero había llegado a tener 16, pero la fragmentación del voto hace que ostente el liderazgo después de más de tres décadas, 34 años.

La segunda gran noticia -casi al mismo nivel que la primera- es que Ciudadanos supera en número de votos al PP y es la segunda fuerza política. Tras décadas repitiendo invariablemente como la primera fuerza en la comunidad, de pronto el partido Pablo Casado pasa a la tercera posición, tras ceder más de la mitad de sus escaños (de 15 a 7) y más de 600.000 votos. Ciudadanos se aprovecha, lógicamente, de ese descalabro, y gana dos, de seis a ocho, con algo más del 20% de los votos. Pero quien más botín recoge del hundimiento popular es Vox, que aporta cinco escaños por Madrid al Congreso.

Unidas Podemos, por su lado, deja de ser la primera fuerza de la izquierda (lo fue en las elecciones de 2016) y queda relegado al cuarto puesto, tras pasar de ocho a seis escaños. Esta es la principal causa de que la casi inédita posición del PSOE como primera fuerza no sea suficiente para que la el bloque de izquierdas supere en votos y escaños al de la derecha. PP, Ciudadanos y Vox obtienen juntos en Madrid 20 escaños mientras que la suma de PSOE y Unidas Podemos es de 17. Eso sí, se observa un cierto avance de la izquierda respecto a los anteriores comicios.