El estallido de Paiporta sólo consigue bajar el tono
La declaración de la emergencia nacional ya es sólo una diatriba entre partidos, no aportaría nada más al operativo en estos momentos
Un juzgado de Valencia y la Guardia Civil abren una investigación por atentado para detener a los agresores de las autoridades en Paiporta
¿Qué administración es la competente en los desastres naturales?
Los Reyes regresarán a Chiva, la localidad valenciana a la que no pudieron ir el pasado domingo a causa del estallido de indignación popular en Paiporta. Con o sin activistas de extrema derecha, con o sin alborotadores conspiranóicos, y hubo de las dos raleas, la rabia expresada en las calles de Paiporta refleja el malestar sincero de los valencianos por una ayuda que no termina de llegar del todo cuando se va a cumplir una semana desde el desastre. El estallido ha sido un golpe de atención contra los políticos en general, pero sólo ha servido para bajar el tono. Poco más.
Nada más amanecer, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, culpaba a la Confederación Hidrográfica del Júcar de desactivar en tres ocasiones la alerta por el aumento del caudal del barranco del Poyo y a la Unidad Militar de Emergencias (UME) de demorarse en el despliegue.
El general jefe de la UME, Francisco Javier Marcos, desmontó toda la acusación de Mazón en una intervención en Moncloa, los primeros militares llegaron a Utiel minutos después de que fueran autorizados por el responsable de la Generalitat, él puede desplegarlos por todo el país, pero necesita el permiso de quien declara la emergencia y la emergencia corresponde a Mazón. Algo similar ocurrió con la supuesta alerta de la Confederación del Júcar.
Este organismo de cuenca, que pertenece al Ministerio de Transición Ecológica, no es el encargado de emitir las alertas a la población. Informó el martes a Emergencias de las subidas, bajadas y, posterior, subida del caudal del barranco del Poyo, pero la emisión masiva de la alerta correspondía la Generalitat. De los 10 correos electrónico que el Júcar envió a la Generalitat, el último es de las 18:55 horas, allí se informaba de que la estación de caudales había sido destruida por las aguas al alcanzar los 2.282 metros cúbicos por segundo.
Así que, después del estallido de Paiporta, España asiste a este rifirrafe entre la Generalitat y el Gobierno. Más sutil, claro, porque ni Pedro Sánchez ni el PSOE quisieron proseguir en la batalla dialéctica después de lo sucedido el domingo. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, también rebajó el tono, es consciente de que "habrá un antes y un después de todo esto", condenó las agresiones de Paiporta a los Reyes y a Pedro Sánchez, pero regresó al mantra: hay que declarar el estado de emergencia nacional, lo que llevaría al Ministerio del Interior a quitar el mando a su compañero Carlos Mazón para asumir toda la responsabilidad.
Ésta es una muestra de la inutilidad del debate político cuando se pierde en un bucle para resolver una cuestión que al día de hoy es secundaria. En Valencia estaban desplegados anoche 7.800 militares, el buque anfibio Galicia se encontraba atracado en el puerto de la capital, hay 5.223 guardias civiles de todas las comandancias del país, 4.256 policías nacionales y hasta agentes forales de Navarra. No es necesario que el Gobierno asuma el mando para enviar recursos y fuerzas militares y policiales de otras regiones a la zona siniestrada porque el nivel 2 lo permite, otra cosa es que Pedro Sánchez o Mazón hubiesen elevado el grado para que el Ejecutivo central tomase el control hace una semana. Ambos tenían instrumentos legales y protocolos para hacerlo, pero ninguno quiso, sólo Alberto Núñez Feijóo lo lleva solicitando desde el miércoles pasado, a pesar de que Mazón es compañero del partido y uno de sus barones territoriales.
Una semana después, esta declaración sólo es hoy una cuestión política. El general jefe de la UME lo explicó en su conferencia en Moncloa, es la devastación de las infraestructuras la que no ha permitido llegar con rapidez a las zonas afectadas. La intervención es extremadamente lenta. Varios periodistas lo han contado, Paiporta estaba este lunes como el viernes pasado, y el miércoles y el jueves fueron algunos de ellos los primeros que llegaron a las calles bloqueadas. Como los bomberos franceses. ¿Por qué?, se preguntan con toda razón los vecinos.
Felipe VI presidió en la mañana del lunes el Comité de seguimiento en la base de Torrejón. Junto a él, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, explicó que fue el equipo de seguridad del presidente el que decidió sacarlo de la comitiva de Paiporta por un riesgo real. Sánchez recibió un golpe y los coches de su comitiva fueron apaleados. El Rey se quedó y la Reina, que recibió bolazos de barro, le siguió, también Carlos Mazón, al que dos piedras llegaron a impactarle en la cabeza.
Un juzgado de Valencia y la Guardia Civil han abierto una investigación para aclarar lo sucedido y detener a los atacantes, fueron grabados, pero aún no se han decidido las detenciones, aunque las habrá. Los cargos son de atentado y desórdenes públicos. En Paiporta, Felipe VI les dijo a los indignados que también había mucha "intoxicación" para generar el "caos". Advertencia muy seria del jefe del Estado, hay propagadores de bulos para generar estallidos sin control.
Sí, hay quien, con nombre y apellidos y dos programas de televisión semanales en Cuatro, como Íker Jiménez, ha asegurado que en el aparcamiento subterráneo de Bonaire había decenas de cadáveres -una "tragedia inimaginable" que trataba de ser ocultada-, aunque de momento no se han encontrado cuerpos. Hay organizaciones de extrema derecha que estuvieron en las protestas de Ferraz y ahora se encuentran con grupos de seguidores en los municipios de Valencia. Y el trío del eurodiputado Luis Alvise, Vito Quiles y Javier Negre también están allí, tanto que este último publicó en la red X que Sánchez estaría en domingo en la zona. "Si os pilla cerca, ya sabéis. PD: el rey no tiene culpa", dejó escrito.
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