España

Las polémicas avivan las tesis que colocan a Irene Montero como candidata de Podemos

Irene Montero, en el Congreso.

Irene Montero, en el Congreso. / J. C. Hidalgo, EFE

La posibilidad de que Podemos esté preparando la alfombra roja para que Irene Montero sea la candidata de los morados a las elecciones generales de 2023 si es que falla el plan A de sumar con Yolanda Díaz ha cobrado fuerza tras el mayor protagonismo de la ministra de Igualdad en las últimas semanas.

Envuelta en las recientes polémicas, Montero ha acaparado todos los focos por sus choques con Vox y con el PP a cuenta de la entrada en vigor de la ley del solo sí es sí y los efectos no deseados que está teniendo en algunos casos con la rebaja de penas a agresores sexuales.

La situación colocó a la ministra en la diana de los insultos de Vox –una diputada le dijo desde la tribuna que su único mérito era haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias–, pero después ella misma subía el nivel de sus ataques al PP acusando a los populares de promover la “cultura de la violación” en los carteles de algunos ayuntamientos con motivo del 25N que ponían, a su juicio, en las mujeres la responsabilidad de no ser agredidas.

En medio de esa gran polvareda, la número dos de Podemos ha ido afianzando su papel como posible candidata, aunque ya en la pasada Universidad de Otoño, uno de los principales foros ideológicos de la formación que se celebró en septiembre, se introdujo su perfil más electoralista, aprovechando el hueco que deja la ausencia de la secretaria general de la formación, Ione Belarra, de baja por maternidad.

De hecho, ha habido algunas agrupaciones territoriales que han llegado a referirse a Montero como “presidenta” en las redes sociales.

Sea premeditado o no, la titular de Igualdad va ganando relevancia dentro de los morados casi en la misma proporción en la que Belarra va perdiendo foco de cara a una eventual candidatura electoral, algo que se hizo patente durante el acto feminista de su partido el pasado sábado para cerrar filas en torno a Montero tras el choque con Vox.

Todo esto sucede en un momento de alta tensión entre Podemos y Yolanda Díaz. Si bien los morados insisten en que el objetivo es un acuerdo con la vicepresidenta, la distancia es palmaria.

Díaz continúa a su ritmo, con su proceso de escuchar a la sociedad civil, pero sin aclarar todavía si dará el paso definitivo, lo que inquieta a los de Podemos, que se ven ya inmersos en el nuevo ciclo electoral sin tener certidumbres.

Ha sido el ex líder de Podemos Pablo Iglesias el que ha vuelto a dar un golpe en la mesa exigiendo a Díaz que despeje ya la incógnita sobre sus planes electorales y respeto para los morados.

Si evidente es ahora el distanciamiento entre las dos partes, qué pasará cuando llegue –si es que llega– el momento de elaborar las listas, teniendo en cuenta que en la propuesta de Díaz no está hacer una suma de siglas.

Problemas también para el PSOE

Las tensiones dentro del espacio de confluencia de Unidas Podemos no solo preocupan a las formaciones que lo integran por la división del voto que esto provocaría; también podría hacer un roto a las aspiraciones del PSOE, ya que debilitaría la opción de mantener un Gobierno progresista en la Moncloa.

Para la parte socialista del Ejecutivo, Montero puede estar intentando ahora cobrar protagonismo –de ahí sus recientes intervenciones– para hacerse más fuerte de cara a las negociaciones que deberán tener más adelante Podemos y Yolanda Díaz sobre una eventual coalición.

De momento, los socialistas ven improbable que la titular de Igualdad acabe siendo cabeza de lista. Si sucediera, insisten, la llamada izquierda alternativa al PSOE lo pagaría en las urnas. En todo caso, si en algo tiene experiencia la izquierda es en dividirse.

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