Perfil José Antonio Alonso, próximo portavoz del Grupo Socialista en el Congreso

Un político que sabe cómo caer bien

  • Aunque no domina los entresijos del Congreso, Zapatero confía al 100% en su amigo Alonso para desempeñar un cargo de mucho desgaste en el que querrá hacer valer sus correctas relaciones con el PP

José Antonio Alonso, leonés como Zapatero, compañero de colegio y uno de sus amigos de infancia y juventud, será el nuevo portavoz parlamentario del PSOE. Un cargo de la máxima responsabilidad para el que el presidente ha elegido a una persona de su máxima confianza. Ése es el crédito con que Alonso suple su nula experiencia parlamentaria, la única razón por la que dudó cuando, hace unos días, Zapatero le adelantó sus intenciones.

El jefe del Ejecutivo no le dio importancia al hecho de que Alonso no conociera bien el reglamento de las Cortes, el funcionamiento interno del Congreso o las entretelas de las relaciones entre los distintos portavoces. Lo que primó fue su convicción de que Alonso está suficientemente preparado para aprender rápido y que lo hará con el sentido de Estado que ha demostrado como ministro del Interior primero y de Defensa después.

Alonso siempre ha ocupado destinos muy distintos a los esperados. En el primer Gobierno de Zapatero se le daba como seguro ministro de Justicia y sin embargo el presidente le ofreció Interior. Tampoco asumió Justicia cuando López Aguilar fue designado candidato a la Presidencia del Gobierno canario; y, al pedirle Zapatero a Rubalcaba que dejara la Portavocía parlamentaria para ocupar una cartera, Alonso se ocupó de Defensa.

Nacido en 1969 y licenciado en Derecho por la Universidad de León en 1982, Alonso debutó dos años después en la carrera judicial, ocupando destinos en Cantabria, Pamplona, Las Palmas y Madrid como juez de lo Penal y como magistrado de la Audiencia Provincial. Tuvo gran protagonismo cuando en 1994 fue elegido portavoz de la Asociación Jueces para la Democracia, cargo que ocupó durante cuatro años, y en 2001 fue nombrado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a propuesta del PSOE.

Tras aceptar el encargo de Zapatero de encabezar la lista socialista por León, Alonso pidió una excedencia, abandonó el CGPJ y logró un escaño en el Parlamento de la VIII Legislatura. Su amigo le ofreció el puesto más difícil de su primer Gobierno, el Ministerio del Interior, en el que tuvo que demostrar mucha sangre fría para ocuparse de la lucha contra el terrorismo islamista inmediatamente después del atentado del 11-M sin dejar de lado a ETA.

Alonso ha mantenido en Defensa -donde sustituyó a un Bono molesto con la política territorial de Zapatero- muy buenas relaciones personales con la familia militar y demostró permanentemente su cercanía a las tropas destinadas en Afganistán, Líbano y Kosovo, enclaves que ha visitado con frecuencia y donde ofrecido siempre todo su apoyo. Se ha ocupado de la modernización de las Fuerzas Armadas y de potenciar el papel de nuestros ejércitos en las misiones de la OTAN. En Interior ejecutó una importante reestructuración policial con el incremento de las unidades contra el terrorismo islamista y la creación del Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) y del Comité Ejecutivo para el Mando Único (CEMU), ejes de su gran apuesta por la coordinación policial. También de su gestión nacen los grandes golpes a la corrupción en la Costa del Sol, entre ellos las operaciones Ballena Blanca y Malaya. En la faceta social de su mandato destaca el reforzamiento del sistema de radares (SIVE) contra la inmigración ilegal y los planes especiales contra las bandas juveniles y el menudeo de drogas en colegios e institutos.

Es hombre de trato afable y abierto que dejó un gran recuerdo entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado a su paso por Interior y, después, entre los militares a los que trató en Defensa. No se lleva mal con los responsables del Partido Popular, que le tienen por persona de sentido común, aunque al principio de su mandato en Interior provocó un gran malestar en el equipo de Rajoy cuando les acusó de no haber trabajado suficientemente durante el periodo de José María Aznar en la lucha contra el terrorismo islamista.

No obstante, con el transcurso del tiempo ha conseguido ganarse el respeto de la dirección del PP y también de la ciudadanía, pues en estos cuatro años siempre se ha situado entre los ministros mejor valorados del Gobierno de Zapatero, tanto en su época de Interior como en la de Defensa.

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