España

El último rey Felipe, un 'animoso' que no lo fue tanto

  • El primero de los Borbones fue un Monarca depresivo y poco aficionado a las tareas de gobierno.

El todavía Príncipe de Asturias reinará en un futuro muy próximo con un nombre de arraigada tradición en la monarquía española: Felipe VI. Don Juan Carlos eligió este nombre para su único hijo varón y heredero en la Corona en un claro guiño al que fue el primer Borbón español, Felipe V (Versalles, 1683-Madrid, 1746), pero también a los muchos felipes que pueblan el listado de los Habsburgo hispánicos, en especial a Felipe II, uno de los grandes monarcas de todos los tiempos.

El primer Borbón español, nieto del legendario Luis XIV, fue un rey depresivo que se sintió toda su vida más francés que español, tanto que algún historiador ha apuntado que perdió la cabeza al ver cómo se alejaban sus pretensiones de alcanzar el trono galo. Sobrino nieto del último Austria español, Carlos II El hechizado (que murió sin descendencia), fue proclamado como Rey de España en 1700, pero para asentarse firmemente en el trono tuvo que afrontar una desgarradora guerra hasta 1713 frente al candidato austriaco.

Aunque, como señala el historiador Jaime García Bernal, la propaganda borbónica le puso el sobrenombre de El Animoso, lo cierto es que Felipe V no tuvo de animoso nada. Más bien fue una persona depresiva, melancólica como se decía en la época, poco aficionada a las labores de gobierno. Si de su reinado se guarda un recuerdo reformador e ilustrado se debe, principalmente, a ministros como José Campillo, José Patiño o el Marqués de la Ensenada, que realizaron una gran labor.

Sin embargo, Andalucía le debe a este Monarca de poblada peluca el haber ubicado en Sevilla su corte durante cinco años, el llamado Lustro Real, un hecho excepcional desde que Felipe II decidió fijar el centro del reino en Madrid.

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